Durante la misa vespertina de la Cena del Señor, este Jueves Santo, el Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, llamó a la feligresía a demostrar su fe con acciones de servicio.
Al encabezar la celebración eucarística, expresó que Dios pide a las personas ponerse al servicio de los demás con una actitud de humildad en favor de la humanidad, para sanarla y restaurarla, pues la intención es darle sentido profundo al mundo a través de los gestos, de los detalles, de la cercanía, de la compasión y de la misericordia.
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Desde la Catedral de Nuestra señora de la Asunción, la tarde-noche de este jueves cuando es recordado el lavatorio de los pies, instó a las personas a seguir el mensaje de Jesús que habla de cómo enfrentar este mundo difícil y adverso por dos años de pandemia, y cómo reaccionar desde la fe que pide servicio.
Ahí, explicó que la fe no es algo que se guarda en la mente, en conceptos, en ideas o en algunos ritos o expresiones de piedad popular, pues sí bien son necesarios, destacó que la fe debe que manifestarse con las manos al servicio de los demás como lo hizo Jesús cuando se inclinó y lavó los pies, cuando perdonó a los pecadores, cuando curó a los enfermos, cuando acariciaba a los niños, y cuando predicaba y anunciaba la buena nueva.
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Sostuvo que la fe se expresa en actitudes, en detalles, en servicio, y como ejemplo puso a las personas que durante la pandemia vivieron la fe en Jesús y dieron testimonio del Evangelio haciendo presencia, teniendo cercanías, acompañando, dando una medicina, ayudando con un tanque de oxígeno, con una despensa y con tantas manifestaciones de la fe y de servicio.
Este es el estilo de la vida de fe, este es el estilo que Jesús quiere que nosotros vivamos, porque el siendo Dios se ha bajado a nosotros, se despojó de su condición divina para asumir nuestra naturaleza humana y enseñarnos, expresó.
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Añadió que el lavado de los pies es la explicación que hace Jesús en la Cruz, que se pone al servicio de todos y que entrega la vida por todos, porque entiende que en los procesos de vida de las personas hay dolor, sufrimiento, enfermedad, soledad y muchos aspectos que llegan a nuestro corazón, pero aclaró que es posible darle un sentido fuerte y profundo cuando se unen al sufrimiento de Jesús.
El jerarca consideró que las cosas han mejorado en las comunidades, pero habló de la necesidad de que las personas se acerquen a la palabra de Dios, pues dijo que todos experimentan esa necesidad para reconstruir a las comunidades y a las familias de tantos aspectos y velaciones desde la fe.
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Las manos tienen las signos del servicio y el servicio es lo que da el signo profundo a la vida, porque cuando Jesús resucita lo primero que enseña a sus apóstoles son las manos y les dice: aquí están mis manos, las cicatrices de los clavos, manos que manifestaron, ante todo, el amor por ustedes, compartió.
Finalmente, indicó que la Pascua no solamente es una celebración externa o un acontecimiento que sucedió hace más de dos mil años, sino que es el llamado de Dios a la vida para transformar a las familias y comunidades a través de servicio y de los valores evangélicos.
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