Hace unos días, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició con los trabajos de restauración de la capilla de San Diego de Alcalá, ubicada en el municipio de Tlaxcala, y que en 2017 sufrió daños en su estructura a consecuencia del sismo.
Ubicada frente a la Plaza Bicentenario, la capilla de San Dieguito, como es conocida, fue uno de los 134 templos dañados por los movimientos telúricos de septiembre de 2017, y cuya restauración había sido postergada varios años.
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Tal como lo anunció José Vicente de la Rosa Herrera, director del Centro INAH en Tlaxcala, este año el gobierno federal liberó el recurso de 34 millones de pesos para la reparación de 12 inmuebles de la entidad en esa situación, y en donde fui incluida la capilla de San Diego de Alcalá.
Por el momento, algunas partes del templo permanecen apuntaladas, el retablo sigue cubierto con algunos hules y los trabajadores resanan las fisuras que hay en las paredes y techo.
La iglesia fue edificada hace más de 200 años, por lo que antes del sismo ya presentaba un deterioro propio de las inclemencias del tiempo y del clima, pero que se agravaron por ese movimiento telúrico que causó afectaciones estructurales en prácticamente todo el inmueble, básicamente en su techo, en la cúpula, en la linternilla, en la sacristía y que provocó fisuras y agrietamiento en las paredes.
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Desde septiembre de 2017 las puertas del templo fueron cerradas a los fieles, quedó acordonado para salvaguardar la integridad física de las personas, y fue colocada una lona para protegerlo un poco de las inclemencias del tiempo.
Los antiguos cuadros, las imágenes y todos los instrumentos y herramientas usadas para celebrar las eucaristías las llevaron al exconvento de San Francisco catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción para evitar su deterioro y posible robo.
Antes del sismo San Dieguito ya tenía algunos daños, pues una parte del techo de la sacristía se vino abajo por el deterioro de uno de los polines que se cayó.
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El temblor de 2017 ocasionó fisuras graves en la escalera que conduce a la torre de la capilla; la misma torre tiene una grieta que la divide a la mitad, la linternilla y la cúpula se derrumbaron y la edificación que la sostiene registró una serie de fisuras y cuarteaduras.
A eso se suman los desprendimientos de molduras, y las evidentes fisuras en las paredes, en el techo, en pequeños escalones que están sobre el piso y en la fachada de la capilla.
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