A poco más de 24 horas de ingerir por error en el interior de su domicilio un pan impregnado con veneno para roedores, la salud de Elías N., evoluciona satisfactoriamente en el Hospital Juárez de México, en la capital del país.
El Sol de Tlaxcala acudió al nosocomio y ahí sus abuelos maternos, Anastasio Polvo y Rocío Durán indicaron que su nieto ha respondido al tratamiento médico que le suministraron especialistas del Centro Toxicológico en el que fue ingresado la tarde de ayer.
Aunque no habla, durante el día el infante logró reconocer a sus padres, Mónica N., y Luis Fernando N., quienes no se han separado de él en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital. Incluso, ya fue "desentubado" y ahora solo tiene un respirador artificial que lo ayuda a su evolución física, además de que le fueron practicados estudios de todo tipo para descartar los daños a sus diferentes órganos.
Los abuelos de Elías N., aprovecharon para pedir a la sociedad tlaxcalteca su solidaridad debido a que carecen de recursos económicos para comer y poder pagar un lugar para dormir; la noche de ayer se quedaron en la calle.
El número de cuenta es: 4910896085392068, de la tienda de conveniencia Oxxo. Se espera que transcurran las 72 horas marcadas por los médicos para que el niño originario de la Primera Sección de Poxtla, en el municipio de Tlaltelulco, sea declarado como fuera de peligro.
El Diario de los Tlaxcaltecas dio puntual seguimiento a este hecho que conmocionó a gran parte de la población al enterarse que el infante de tres años ingirió por error un raticida.
Al darse cuenta su familia, fue trasladado a un médico particular y posteriormente al Hospital General de la Secretaría de Salud, donde médicos determinaron que requería atención especializada y fue así que lo trasladaron vía aérea de la capital tlaxcalteca al Hospital Juárez de la Ciudad de México, con apoyo de un helicóptero-ambulancia de la vecina entidad poblana.
El raticida fue colocado por la abuela paterna de Elías N., veneno que no está permitido para su venta en el país y en Tlaxcala no hay antídoto para contrarrestar sus efectos.