Como hay medicina tradicional en los pueblos indígenas, también existen los llamados hueseros tradicionales.
Muy cerca del templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en Tlachco, vive Cirilo Bautista Cocoletzi, él es el huesero del pueblo, que cura todo tipo de luxaciones, fracturas, dolor de articulaciones, esguinces y torceduras.
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A diferencia de la curandera Ángela Copalcua Flores, quien comenta que su don está en las palmas de sus manos, en Cirilo son las yemas de los dedos los que tienen “la gracia divina” de encontrar el malestar en los pacientes, explicó.
Confía el pueblo en su poder de sanación
Durante la visita a su vivienda, la entrevista fue interrumpida cuando llegó una madre de familia con un menor lesionado de su pie izquierdo y requirió la atención del huesero.
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En menos de 15 minutos, la contusión fue sanada, el infante se paró y brincó para sentir si su molestia había pasado, y así fue.
De esta forma, los hueseros también forman parte de las comunidades indígenas, habilidad de sanar heredada por sus ancestros y cuentan con el respeto y confianza del pueblo.
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Finalmente, los miembros de los pueblos originarios esperan que el eco de su voz se escuche hoy en las conmemoraciones del Día de los Pueblos Indígenas, cuando signen sendos convenios el Gobierno del Estado con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y la Secretaría de Educación Pública, en Teolocholco y Centro de Convenciones de la capital, respectivamente.
- Cirilo Bautista Cocoletzi es el huesero del pueblo, que cura todo tipo de luxaciones, fracturas, dolor de articulaciones, esguinces y torceduras.
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