/ lunes 26 de febrero de 2024

Lastimoso estado de jacarandas ribereñas en la capital del estado

Presentan excesiva presencia de heno motita, deterioro y hasta ejemplares muertos en la Ribereña del Zahuapan

Árboles deteriorados, sin follaje, secos y algunos sin vida por causa aparente de la infestación del heno motita, es el aspecto que ofrecen las jacarandas ubicadas en la Ribereña del Zahuapan, en Tlaxcala.

El aspecto que presentan los ejemplares no es nuevo, al menos durante los últimos 10 años cuentan con elevada presencia de heno motita, una planta hospedera de fácil propagación y que acaba lentamente con las jacarandas, una especie protagonista de miles de fotografías durante la floración debido a su particular color lila.

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No obstante, la afectación parece invisible para las autoridades por no implementar acciones eficaces para atender el estado de los árboles que cada día tienen mayor presencia de la planta que perturba el follaje, crecimiento y floración, con la amenaza de extinguirlos.

Las jacarandas no son especies endémicas de Tlaxcala, tienen su origen en América del Sur, específicamente en Brasil, Argentina y Paraguay. Fueron traídas a la entidad por Joaquín Cisneros Fernández, durante su cargo de presidente municipal de Tlaxcala, de 1980 a 1983, con el objetivo de embellecer la zona y los ejemplares se adaptaron a las condiciones climáticas locales.

Al igual que otros árboles, producen oxígeno, captan nitrógeno y purifican el aire, sus flores y hojas al caer enriquecen el suelo; pero los ejemplares pasan por una crisis debido a los altos índices de heno motita, denominado así por su forma redondeada, también es conocido como “gallitos”, “magueyitos” o paxtle de bola.

No dejes de leer: ➡️ ¿Tú también amas las jacarandas? Conoce lo bueno y malo de esta invasión violeta

HENO MOTITA, DIFÍCIL DE ERRADICAR

Diversas jacarandas de la entidad tienen excesiva presencia de heno motita, una problemática que será difícil de erradicar por sus particularidades, indicó Vidal Guerra de la Cruz, investigador forestal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), delegación Tlaxcala.

Explicó que el heno motita es llamado así por su forma circular similar a una mota, la planta no es parásita y pertenece a la clasificación de epífita (especies que usan las ramas del árbol como soporte u hospedera), tiene la capacidad de alimentarse por sí misma, posee metabolismo propio, son capaces de fotosintetizar al tomar nutrientes y agua del ambiente.

Te recomendamos: ➡️ Grave, el problema en jacarandas de la capital: especialistas

El especialista detalló que la problemática en los árboles es la acumulación excesiva del heno motita, una especie del género Tillandsia, que provoca humedad en las ramas que conllevan a la pudrición, quitan área fotosintética, debilitan al árbol, lo hace susceptible a enfermedades y los llevan a la muerte.

Indicó que las plantas no parásitas, como el heno, producen semilla y se proliferan para infestar el mismo árbol y los cercanos para aumentar su población, esto al grado de disminuir la capacidad de la jacaranda para poder sintetizar y en un lapso de cinco años podrían morir, pues al no tener el vigor son vulnerables.

En 2021, jóvenes voluntarios y, más tarde, el ayuntamiento de Tlaxcala, efectuaron acciones para retirar manualmente el heno de los árboles, pero el investigador forestal reconoció que esa acción aunque es útil resulta ser poco eficaz, esto porque es difícil “limpiar” totalmente el ejemplar afectado y los residuos que permanecen producen semilla y nuevamente se proliferan, entonces será imposible que la mano humana sea más eficiente que el proceso de la planta.

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Indicó que las podas ayudan, pero tampoco son efectivas. “Una solución rápida es cortar una parte del árbol infestada por el heno motita, pero puede ser infestado nuevamente por un árbol vecino, además, podar el árbol les deja una “herida” por la que pueden ingresar hongos y bacterias que causan daño biológico a la especie”.

Respecto a la floración, reconoció un ligero adelanto, pues en primaveras aparece el característico color lila, pero aun es invierno y ya se visualizan flores en los árboles, aclaró que la alteración no se debe a la presencia del heno motita, más bien se trata de cambios climáticos, pero no solo ocurre en las jacarandas, también en otras plantas que captan mayor luz y temperatura para modificar los procesos fisiológicos de las especies.

Por lo tanto, es necesario un programa de control bien estructurado, que incluya personal capacitado, recursos económicos, equipo, poda y químicos no tan agresivos, como la aspersión de bicarbonato de sodio para cambiar el PH de la planta y eso evitaría que sean excesivas. Descartó el uso de herbicidas, pues al ser contaminantes contribuirá a aumentar la polución en el río Zahuapan.

Lee también: ➡️ Se unen para limpiar hongo de jacarandas de la capital

Insistió en que será difícil erradicar el problema al 100 % y las acciones implementadas solo lograrán controlar la infestación para que no cause tantas afectaciones, pero dijo que vale la pena salvar a las jacarandas por el atractivo visual y su aporte ecológico, de ahí que es necesario registrar y analizar cuáles tienen posibilidades y cuáles deben ser retiradas.

No obstante, lamentó que no exista un censo o inventario del número de árboles, el grado de afectación y los que ya están muertos, aunque la mayoría presenta algún nivel de infestación por la falta de interés de las autoridades municipales o estatales, según les corresponda, para implementar un trabajo adecuado y determinar al personal necesario y el costo del tratamiento.

Externó que la tarea para ayudar a los árboles es amplia, no solo para las jacarandas de la ciudad de Tlaxcala, también otros árboles de la entidad que presentan algún daño o afectación, pues el estado es de los pocos lugares con gran cantidad de ejemplares, pero con demasiado descuido.

Más información: ➡️ Inicia rescate de jacarandas de la capital

PLANTA NO ES CAUSANTE DEL DETERIORO

En contraste, el biólogo José Luis Martínez y Pérez, descartó que el heno motita presente en las jacarandas sea el culpable del deterioro y muerte de las especies.

Sustentó su argumento en que la planta no es parásita y no debe ser considerada como una plaga, entonces por no obtener agua o nutrientes del árbol, no tiene la capacidad de afectarlo, como ocurre con el muérdago que sí penetra el tejido y succiona las propiedades.

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José Luis Martínez, también académico de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) adscrito al Centro de Investigación en Genética y Ambiente, evidenció que el heno motita por ser una planta que solo requiere un soporte para sobrevivir, también se aloja sobre los cables de la Comisión Federal de Electricidad, pues al contar con las condiciones para germinar (un poco de polvo), la semilla es capaz de alojarse y mantenerse viva, lo cual comprueba que no requiere de un ser vivo (árbol).

Así que, mencionó que el daño en los ejemplares solo es mecánico por la cantidad de individuos que se encuentran en las ramas delgadas o secas, lo que no provocará alguna enfermedad y tampoco mataría a la especie.

Indicó que las jacarandas pueden vivir entre 100 a 150 años y son árboles grandes de 10 a 12 metros de altura, entonces el heno motita no tiene la capacidad de interferir en su proceso de fotosíntesis. “Los árboles ubicados sobre el bulevar Mariano Sánchez también tienen la planta, la mayoría se encuentra en los troncos, los cuales florecen y no se aprecian debilitados”.

Lee más: ➡️ Plaga acaba con la vida de jacarandas, en la capital

Por lo tanto, el especialista de la UATx dijo que es necesario identificar la verdadera causa del problema en los ejemplares de la Ribereña, que puede ir desde la contaminación del río, cambio climático, edad de los árboles, no contar con espacio adecuado para vivir o falta de nutrientes, entre otras.

¿A QUÉ SE DEBE LA INFESTACIÓN EN LA RIBEREÑA?

Las jacarandas ubicadas en la Ribereña son las que presentan mayor infestación de heno motita, situación que no está presente en los ejemplares ubicados en bulevar Mariano Sánchez y en calle del Vecino, en el municipio de Tlaxcala.

Entérate: ➡️ Lo que no sabías de las jacarandas

José Luis Martínez, también especializado en investigación de plantas en punto de vista de clasificación taxonómica, expuso que la infestación en las jacarandas junto al río Zahuapan se debe a que la semilla se aloja sobre la corteza agrietada del árbol, que es un ambiente apropiado para desarrollarse.

Aseveró que esa situación no ocurre con los eucaliptos porque tienen una corteza lisa y en ciertas épocas del año eliminan esa parte externa, situación que puede comprobarse en los ejemplares ubicados en el parque La Ocotera, en Metepec, en el municipio de Tlaxcala.

Detalló que esa infestación en ejemplares de la Ribereña también podría deberse a la dispersión de la semilla a través del aire, pues al ser un lugar despejado existe mayor corriente del viento y las semillas se quedaron en esos árboles, así que no pudieron llegar a zonas más céntricas, pues los edificios y casas interrumpieron el trayecto.

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Para el especialista se debe analizar qué tan necesario es retirar la planta, pues van a matar 100 ejemplares para defender un árbol. Precisó que el heno motita también tiene beneficios ecológicos al proveer de oxígeno, producen flores, llegan polinizadores, retienen humedad y son reguladores de temperatura, incluso, han desarrollado estrategias para sobrevivir en ambientes húmedos junto al río y sobre cables, entonces no compiten con las jacarandas y tampoco las perjudican.

VOLUNTARIOS TOMARON INICIATIVA DE RETIRAR HENO

En 2021, jóvenes que integran la asociación Heilen Tlaxcala tomaron la iniciativa de retirar manualmente el heno motita de las jacarandas, pues se percataron del deterioro y afectación.

Los detalles: ➡️ Jacarandas, especie en deterioro en la capital; urge rescatarlas

En solo un mes, los integrantes en conjunto con voluntarios de la zona y diversos municipios, limpiaron 97 árboles ubicados en la Ribereña, del trayecto del estadio Tlahuicole hasta el puente de Tizatlán.

Tres años después de esa acción, Florentino Domínguez, Eloísa Quijano y Tomás Valeriano, compartieron que actualmente existen menos ejemplares en la zona, pero no tienen un registro de la cantidad que aminoró; lamentaron que los árboles existentes nuevamente están infestados de heno motita porque en ese lapso no hubo más acciones para limpiarlos.

Detallaron que no recorrieron más zonas para retirar el heno porque el ayuntamiento de Tlaxcala intervino y contrató una empresa con personal capacitado para limpiar los árboles, lo cual resultó favorable porque ellos (los jóvenes) retiraron el heno con herramientas improvisadas y corrieron riesgos de sufrir caídas por la falta de equipo.

Continúa leyendo: ➡️ Se tiñe de violeta la ciudad capital

Aclararon que las autoridades municipales de ese momento no tuvieron acercamiento con ellos y tampoco trabajaron juntos, de ahí que optaron por retirarse de la labor para dejar todo en manos de los expertos.

No obstante, hasta el momento desconocen si existe algún censo o registro de los árboles afectados; tampoco hubo seguimiento de esa labor y las jacarandas nuevamente están en deterioro e infestadas de heno motita, de ahí que exhortaron a las autoridades a retomar esas acciones de limpieza.

RAÍCES

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Las jacarandas son árboles frondosos que requieren raíces grandes para mantener el equilibrio, de ahí que cuentan con una raíz de anclaje, pero al no contar con puntos de apoyo (como las del río) sus extremidades buscan ese soporte, por eso levantan las banquetas y el pavimento.

Las jacarandas tienen origen en América del Sur, llegan a medir hasta 20 metros de altura, en su ambiente tropical florecen y mantienen sus hojas, en México pierden sus hojas durante la floración como una forma de adaptación al clima templado, explicó el especialista de la UATx.

  • 1980 año en que Joaquín Cisneros Fernández, en su calidad de munícipe, trajo las jacarandas a la Capital.


Árboles deteriorados, sin follaje, secos y algunos sin vida por causa aparente de la infestación del heno motita, es el aspecto que ofrecen las jacarandas ubicadas en la Ribereña del Zahuapan, en Tlaxcala.

El aspecto que presentan los ejemplares no es nuevo, al menos durante los últimos 10 años cuentan con elevada presencia de heno motita, una planta hospedera de fácil propagación y que acaba lentamente con las jacarandas, una especie protagonista de miles de fotografías durante la floración debido a su particular color lila.

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No obstante, la afectación parece invisible para las autoridades por no implementar acciones eficaces para atender el estado de los árboles que cada día tienen mayor presencia de la planta que perturba el follaje, crecimiento y floración, con la amenaza de extinguirlos.

Las jacarandas no son especies endémicas de Tlaxcala, tienen su origen en América del Sur, específicamente en Brasil, Argentina y Paraguay. Fueron traídas a la entidad por Joaquín Cisneros Fernández, durante su cargo de presidente municipal de Tlaxcala, de 1980 a 1983, con el objetivo de embellecer la zona y los ejemplares se adaptaron a las condiciones climáticas locales.

Al igual que otros árboles, producen oxígeno, captan nitrógeno y purifican el aire, sus flores y hojas al caer enriquecen el suelo; pero los ejemplares pasan por una crisis debido a los altos índices de heno motita, denominado así por su forma redondeada, también es conocido como “gallitos”, “magueyitos” o paxtle de bola.

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HENO MOTITA, DIFÍCIL DE ERRADICAR

Diversas jacarandas de la entidad tienen excesiva presencia de heno motita, una problemática que será difícil de erradicar por sus particularidades, indicó Vidal Guerra de la Cruz, investigador forestal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), delegación Tlaxcala.

Explicó que el heno motita es llamado así por su forma circular similar a una mota, la planta no es parásita y pertenece a la clasificación de epífita (especies que usan las ramas del árbol como soporte u hospedera), tiene la capacidad de alimentarse por sí misma, posee metabolismo propio, son capaces de fotosintetizar al tomar nutrientes y agua del ambiente.

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Indicó que las plantas no parásitas, como el heno, producen semilla y se proliferan para infestar el mismo árbol y los cercanos para aumentar su población, esto al grado de disminuir la capacidad de la jacaranda para poder sintetizar y en un lapso de cinco años podrían morir, pues al no tener el vigor son vulnerables.

En 2021, jóvenes voluntarios y, más tarde, el ayuntamiento de Tlaxcala, efectuaron acciones para retirar manualmente el heno de los árboles, pero el investigador forestal reconoció que esa acción aunque es útil resulta ser poco eficaz, esto porque es difícil “limpiar” totalmente el ejemplar afectado y los residuos que permanecen producen semilla y nuevamente se proliferan, entonces será imposible que la mano humana sea más eficiente que el proceso de la planta.

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Respecto a la floración, reconoció un ligero adelanto, pues en primaveras aparece el característico color lila, pero aun es invierno y ya se visualizan flores en los árboles, aclaró que la alteración no se debe a la presencia del heno motita, más bien se trata de cambios climáticos, pero no solo ocurre en las jacarandas, también en otras plantas que captan mayor luz y temperatura para modificar los procesos fisiológicos de las especies.

Por lo tanto, es necesario un programa de control bien estructurado, que incluya personal capacitado, recursos económicos, equipo, poda y químicos no tan agresivos, como la aspersión de bicarbonato de sodio para cambiar el PH de la planta y eso evitaría que sean excesivas. Descartó el uso de herbicidas, pues al ser contaminantes contribuirá a aumentar la polución en el río Zahuapan.

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Insistió en que será difícil erradicar el problema al 100 % y las acciones implementadas solo lograrán controlar la infestación para que no cause tantas afectaciones, pero dijo que vale la pena salvar a las jacarandas por el atractivo visual y su aporte ecológico, de ahí que es necesario registrar y analizar cuáles tienen posibilidades y cuáles deben ser retiradas.

No obstante, lamentó que no exista un censo o inventario del número de árboles, el grado de afectación y los que ya están muertos, aunque la mayoría presenta algún nivel de infestación por la falta de interés de las autoridades municipales o estatales, según les corresponda, para implementar un trabajo adecuado y determinar al personal necesario y el costo del tratamiento.

Externó que la tarea para ayudar a los árboles es amplia, no solo para las jacarandas de la ciudad de Tlaxcala, también otros árboles de la entidad que presentan algún daño o afectación, pues el estado es de los pocos lugares con gran cantidad de ejemplares, pero con demasiado descuido.

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PLANTA NO ES CAUSANTE DEL DETERIORO

En contraste, el biólogo José Luis Martínez y Pérez, descartó que el heno motita presente en las jacarandas sea el culpable del deterioro y muerte de las especies.

Sustentó su argumento en que la planta no es parásita y no debe ser considerada como una plaga, entonces por no obtener agua o nutrientes del árbol, no tiene la capacidad de afectarlo, como ocurre con el muérdago que sí penetra el tejido y succiona las propiedades.

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José Luis Martínez, también académico de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) adscrito al Centro de Investigación en Genética y Ambiente, evidenció que el heno motita por ser una planta que solo requiere un soporte para sobrevivir, también se aloja sobre los cables de la Comisión Federal de Electricidad, pues al contar con las condiciones para germinar (un poco de polvo), la semilla es capaz de alojarse y mantenerse viva, lo cual comprueba que no requiere de un ser vivo (árbol).

Así que, mencionó que el daño en los ejemplares solo es mecánico por la cantidad de individuos que se encuentran en las ramas delgadas o secas, lo que no provocará alguna enfermedad y tampoco mataría a la especie.

Indicó que las jacarandas pueden vivir entre 100 a 150 años y son árboles grandes de 10 a 12 metros de altura, entonces el heno motita no tiene la capacidad de interferir en su proceso de fotosíntesis. “Los árboles ubicados sobre el bulevar Mariano Sánchez también tienen la planta, la mayoría se encuentra en los troncos, los cuales florecen y no se aprecian debilitados”.

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Por lo tanto, el especialista de la UATx dijo que es necesario identificar la verdadera causa del problema en los ejemplares de la Ribereña, que puede ir desde la contaminación del río, cambio climático, edad de los árboles, no contar con espacio adecuado para vivir o falta de nutrientes, entre otras.

¿A QUÉ SE DEBE LA INFESTACIÓN EN LA RIBEREÑA?

Las jacarandas ubicadas en la Ribereña son las que presentan mayor infestación de heno motita, situación que no está presente en los ejemplares ubicados en bulevar Mariano Sánchez y en calle del Vecino, en el municipio de Tlaxcala.

Entérate: ➡️ Lo que no sabías de las jacarandas

José Luis Martínez, también especializado en investigación de plantas en punto de vista de clasificación taxonómica, expuso que la infestación en las jacarandas junto al río Zahuapan se debe a que la semilla se aloja sobre la corteza agrietada del árbol, que es un ambiente apropiado para desarrollarse.

Aseveró que esa situación no ocurre con los eucaliptos porque tienen una corteza lisa y en ciertas épocas del año eliminan esa parte externa, situación que puede comprobarse en los ejemplares ubicados en el parque La Ocotera, en Metepec, en el municipio de Tlaxcala.

Detalló que esa infestación en ejemplares de la Ribereña también podría deberse a la dispersión de la semilla a través del aire, pues al ser un lugar despejado existe mayor corriente del viento y las semillas se quedaron en esos árboles, así que no pudieron llegar a zonas más céntricas, pues los edificios y casas interrumpieron el trayecto.

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En 2021, jóvenes que integran la asociación Heilen Tlaxcala tomaron la iniciativa de retirar manualmente el heno motita de las jacarandas, pues se percataron del deterioro y afectación.

Los detalles: ➡️ Jacarandas, especie en deterioro en la capital; urge rescatarlas

En solo un mes, los integrantes en conjunto con voluntarios de la zona y diversos municipios, limpiaron 97 árboles ubicados en la Ribereña, del trayecto del estadio Tlahuicole hasta el puente de Tizatlán.

Tres años después de esa acción, Florentino Domínguez, Eloísa Quijano y Tomás Valeriano, compartieron que actualmente existen menos ejemplares en la zona, pero no tienen un registro de la cantidad que aminoró; lamentaron que los árboles existentes nuevamente están infestados de heno motita porque en ese lapso no hubo más acciones para limpiarlos.

Detallaron que no recorrieron más zonas para retirar el heno porque el ayuntamiento de Tlaxcala intervino y contrató una empresa con personal capacitado para limpiar los árboles, lo cual resultó favorable porque ellos (los jóvenes) retiraron el heno con herramientas improvisadas y corrieron riesgos de sufrir caídas por la falta de equipo.

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Aclararon que las autoridades municipales de ese momento no tuvieron acercamiento con ellos y tampoco trabajaron juntos, de ahí que optaron por retirarse de la labor para dejar todo en manos de los expertos.

No obstante, hasta el momento desconocen si existe algún censo o registro de los árboles afectados; tampoco hubo seguimiento de esa labor y las jacarandas nuevamente están en deterioro e infestadas de heno motita, de ahí que exhortaron a las autoridades a retomar esas acciones de limpieza.

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Las jacarandas son árboles frondosos que requieren raíces grandes para mantener el equilibrio, de ahí que cuentan con una raíz de anclaje, pero al no contar con puntos de apoyo (como las del río) sus extremidades buscan ese soporte, por eso levantan las banquetas y el pavimento.

Las jacarandas tienen origen en América del Sur, llegan a medir hasta 20 metros de altura, en su ambiente tropical florecen y mantienen sus hojas, en México pierden sus hojas durante la floración como una forma de adaptación al clima templado, explicó el especialista de la UATx.

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