Han pasado 48 años del descubrimiento de Cacaxtla, el principal sitio arqueológico de la entidad tlaxcalteca, ubicado en el municipio de Nativitas, y cada uno de sus espacios continúa maravillando a sus visitantes como desde el primer día.
Investigadores que participaron en su descubrimiento coinciden en que esta zona es una de las más importantes no solo de la arqueología de Tlaxcala, pues su esplendor se compara con las joyas arqueológicas de otras partes del mundo.
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Cada 13 de septiembre -desde 1975- se conmemora el aniversario del majestuoso descubrimiento de este complejo que, a lo largo de los años, ha acaparado la atracción de especialistas y amantes de la historia de los pueblos prehispánicos.
La investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Rosalba Delgadillo Torres, quien participó en las excavaciones de la zona a mediados de los años setenta, rememoró este suceso ampliamente difundido en aquel entonces por El Sol de Tlaxcala.
“LOS MURALES DE CACAXTLA SON INIGUALABLES”
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La experta en zonas arqueológicas aseguró que los murales que se encuentran en Cacaxtla son inigualables debido a algunas de sus características, entre ellas la proporción anatómica de las figuras humanas y la nitidez de sus colores al momento de su descubrimiento.
Hay pintura mural en muchas partes de Mesoamérica; desde Cholula, donde es mucho más temprana, hasta Teotihuacán, donde son metros y metros de murales, pero los de Cacaxtla se caracterizan por la proporción anatómica de los personajes.
Los de Teotihuacán -explicó- parecen caricaturas de niños, son muy simplificados, muy sencillos en cuanto a la representación humana, aunque en su mensaje mítico-religioso son muy complejos, pero los de Cacaxtla son los más hermosos que he visto en toda mi vida
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Estos murales son los del “Templo de Venus”, que presenta a dos figuras: un sacerdote y una sacerdotisa, ambos de piel azul y se encuentran de pie en un fondo rojo y sobre una cenefa decorada con motivos acuáticos.
El mural “Hombre-pájaro y Hombre-jaguar” en el que se plasmaron dos personajes; uno de ellos lleva piel de jaguar y sostiene lanzas de las que brota agua, y el otro se encuentra ataviado con plumas y porta un atado del cual brota sangre, ambos se encuentran de pie sobre una serpiente.
El “Mural del Templo Rojo” refleja una escena en la que un anciano viste un atuendo que lo hace parecer un jaguar y sostiene un caparazón de tortuga; además, en la escena también vemos plantas de maíz cuyas mazorcas tienen rostro humano.
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Mientras que el “Mural de la Batalla” es el más sobresaliente de todos por su gran dimensión. En él se puede observar a dos grupos en aparente enfrentamiento. El grupo dominante, relacionado con los antiguos habitantes del Altiplano Central, lleva lanzas y porta pieles de jaguar, mientras que el grupo vencido muestra a sus integrantes heridos y con mutilaciones y es aparentemente de origen maya.
Varias fuentes, como el propio INAH, refieren que las pinturas de este sitio sorprendieron al momento de su descubrimiento debido al buen estado en el que se encontraban. “Cuando encontramos los murales los colores eran muy nítidos, desafortunadamente, principalmente el de La Batalla ya no se ve, se han perdido totalmente los pigmentos, las figuras y los glifos ya prácticamente están borrados, porque cuando se encontraron eran como si se acabaran de pintar”, resaltó.
¿MAYAS EN CACAXTLA?
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De acuerdo con los especialistas, la cultura maya tuvo presencia, principalmente en la actual zona sur de México, en los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco, así como en los actuales territorios de Belice, Honduras y El Salvador; es por ello que los elementos mayas encontrados en las pinturas de Cacaxtla resultan un misterio para los estudiosos.
Cuando se descubrió Cacaxtla fue un shock para los investigadores, para los arqueólogos y principalmente para la gente que se dedicaba a la cultura maya, porque no podemos negar una serie de elementos en las pinturas que se asocian a dicha cultura. Esto fue un impacto ¿Qué hacían los mayas en Tlaxcala? Hay una serie de hipótesis que no se han podido comprobar. Cacaxtla nos sigue manteniendo con muchas preguntas a pesar de 48 años de investigación, comentó la arqueóloga.
Refirió que una de las hipótesis de la presencia de la cultura maya en Cacaxtla es que dado que sus habitantes fueron comerciantes, intercambiaban productos con la zona maya y son estos objetos los que se observan en los murales.
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Un ejemplo de los elementos mayas en las pinturas de Cacaxtla es la iconografía del “Mural del Templo Rojo”, pues las mazorcas con rostros humanos son consideradas como características de esta cultura.
SACRIFICIOS HUMANOS
Rosalba Delgadillo, quien participó en los trabajos del hallazgo de Cacaxtla en 1977 y posteriormente en 1984 como directora de los proyectos de arqueológicos, afirma que Cacaxtla fue un sitio con un alto número de sacrificios humanos a manera de rituales en honor a sus deidades.
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“Mucho se han puesto en tela de juicio los sacrificios humanos; mucha gente se niega a aceptarlos y dice que los españoles fueron exagerados, que trataban de desprestigiar a las culturas prehispánicas y de satanizar los rituales que ellos llevaban a cabo porque ante sus ojos católicos se mostraban como aberrantes. Sin embargo, yo puedo decirles que después de excavar en Cacaxtla, de haber estudiado los hallazgos arqueológicos, se comprueban estos sacrificios”
Rosalba Delgadillo, investigadora
La arqueóloga detalló a este Diario que la mayoría de sacrificios fueron de infantes y que la finalidad era ofrendarlos a sus dioses.
“Encontramos a niños que les faltaban las piernas, que les faltaba la cabeza; también encontramos puras cabezas. Estos desmembramientos nos hablan de que hay una acción humana donde les están retirando las piernas o la cabeza y luego los entierran. Encontramos a niños en posición fetal e incluso acompañados de perritos”.
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Precisa que estos sacrificios de infantes muy posiblemente estuvieron dirigidos al dios Tláloc, deidad prehispánica de la lluvia, y que el motivo pudo haber sido una sequía prolongada en la zona.
DETALLES QUE NO HAY EN NINGUNA ZONA DE MESOAMÉRICA
La celosía, elemento arquitectónico que consiste en barras en diagonal que se coloca para la separación de espacios, se encuentra en una de las habitaciones de Cacaxtla y es considerado como único en Mesoamérica, pues no ha sido encontrado algo similar en otra zona arqueológica.
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“La celosía que hay en Cacaxtla funciona como verdadera celosía, porque aquí está funcionando para cancelar el acceso de un cuarto que está hacia el poniente y que ya no va a permitir el paso; en lugar de hacer un muro corrido, como lo hicieron en muchos edificios de Cacaxtla, aquí hicieron la celosía”, explica.
La arqueóloga también nos detalló que este tipo entramado, construído con ramas y recubierto con cal y arena, se ha encontrado en las áreas de influencia maya pero con una utilidad ornamental. “En los edificios mayas es un motivo decorativo de las fachadas de muchos palacios; por lo que, en efecto, el de Cacaxtla es único”.
NO ES UNA PIRÁMIDE
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La construcción de Cacaxtla consiste en un sistema de capas en las que una edificación nueva cubre a la anterior, como si se tratase de la estructura de una cebolla, explica la página oficial del INAH, es por ello que no se trata de una pirámide.
Además, la última etapa constructiva estuvo destinada a albergar a la clase política y religiosa de ese momento en una especie de metrópoli que hoy conocemos como el Gran Basamento. “En Cacaxtla lo que estamos viendo es un gran palacio donde vivía la élite; no es una pirámide como estamos acostumbrados”, afirma Rosalba Delgadillo.
Cacaxtla ha maravillado a generaciones de investigadores, arqueólogos y visitantes que han podido conocer tan solo una parte de la grandeza de este complejo arquitectónico que tuvo su momento de mayor esplendor entre los años 650 a 900 D.C.
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Su esplendor ha inspirado obras de arte como las obras pictóricas del artista de gran trayectoria internacional, Federico Silva que hacen alusión al mural de “La Batalla”, hasta un texto del escritor, Premio Nobel, Octavio Paz quien describió a Cacaxtla: “Este santuario-fortaleza, enclavado muy lejos del área maya, me recuerda los castillos de los templarios en el cercano oriente: Edificios a un tiempo, militares y religiosos que son plazas de armas rodeadas de enemigos y palacios habitados por hermandades aristocráticas de guerreros-sacerdotes”.
El próximo domingo 17 de septiembre se llevará a cabo el tianguis cultural “Cacaxtla y las comunidades”, con gastronomía, talleres, danzas y artesanías que dan cuenta del entorno actual del sitio patrimonial.