Miriam Carrillo, tlaxcalteca que estuvo tres veces en la NASA, difunde las maravillas del universo

Astrónoma, museóloga y divulgadora del conocimiento es Miriam Carrillo Barragán, una tlaxcalteca que ha estado en tres ocasiones en la NASA, dirigió Universum de la UNAM y difunde las maravillas del universo.

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Actualmente es la encargada de coordinar del Departamento de Fomento del Conocimiento en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana, un espacio de reciente creación para compartir labor científica, generar proyectos y eventos informativos con impacto social.

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No obstante, la originaria de Chiautempan se vio obligada a frenar su labor en la ciencia por complicaciones en su salud, pero tiene planeado regresar a Tlaxcala para participar en un evento astronómico que permitirá visualizar de forma segura el eclipse del próximo ocho de abril.

La reconocida astrofísica tiene como objetivo inspirar a infancias y juventudes para que alcancen sus sueños, entiendan que se vale tropezar y reponerse las veces que sean necesarias, así como motivar a las personas para acercarse a la ciencia.

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La tlaxcalteca Miriam Carrillo ha tenido la oportunidad de estar tres veces en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), en Estados Unidos. La primera oportunidad para estar en esta agencia fue cuando eligió estudiar Astrofísica de Altas Energías, enfocada en analizar los destellos de rayos gama del universo, los cuales se generan por colisiones de hoyos negros o de estrellas masivas -neutrones-.

Indicó que para estudiar esa energía deben lanzar satélites con observatorios y naves espaciales para monitorearlos, su asesora le ofreció analizar esas explosiones del universo y la envió al Goddard Space Flight Center de la NASA, en Estados Unidos.

Pasó dos semanas en la reconocida agencia estadounidense para recolectar información; al regresar a México analizó esos datos que, más tarde, logró publicar en artículos, aprender inglés, programación y otros aspectos enriquecedores que le abrieron otras oportunidades.

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Con esta experiencia cumplió uno de sus objetivos plasmados en una lista que elaboró desde que cursó la preparatoria: estar en la NASA.

Meses después, el diagnóstico de una enfermedad autoinmune y los elevados niveles de estrés la obligaron a interrumpir su vida y regresó a Tlaxcala para darse un descanso que le impidió continuar sus estudios, pero una llamada la llevó a Universum para ocupar el cargo de jefa de la Sala del Universo.

Al estar al frente de la Sala del Universo en dicho museo, organizó eventos y actividades para compartir los conocimientos del universo, coordinó el área de físico-matemáticas y otras actividades. Incluso, estudió el posgrado en Museología en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

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En ese momento, tuvo otra experiencia en la NASA que la llevó a crear la Semana de la Luna, así la tlaxcalteca se convirtió en la primera en crear este evento de talla mundial en México, hecho que está plasmado en la página de la agencia espacial mexicana.

Al regresar por tercera vez a la NASA participó en un Taller de Ciencia, donde fue la única mexicana para aprender de la luna, las misiones espaciales y sobre el orbitador de conocimiento, con la finalidad de aprender y regresar a México para impulsar eventos astronómicos.

Posteriormente, en Universum de la UNAM organizó campamentos, noches de observación, música y estrellas en el museo, lo cual le dio la oportunidad de participar en un Programa Internacional de Liderazgo de la Embajada de Estados Unidos y el Departamento de Estado, donde se enfocó en la ciencia, tecnología y educación, lo que hoy es conocido como STEM.

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Debido a la experiencia en la Embajada de Estados Unidos tuvo la oportunidad de asistir a un Space Cam, donde recibió un entrenamiento espacial para aprender sobre la vida de un astronauta, ella no tiene esta profesión, pero estuvo en un entrenamiento que duró dos semanas y al graduarse obtuvo el famoso traje espacial de color azul, que -bromea- no tiene superpoderes, pero sirve de inspiración y lo usa para impartir pláticas a los jóvenes para que sigan sus sueños.

Otra experiencia significativa fue cuando ocupó el cargo de subdirectora de Vocaciones Científicas en el Conacyt (ahora Conahcyt), lo que permitió conocer el panorama nacional en ciencia, tecnología e Innovación en el país; así como impulsar programas para el fomento de las vocaciones científicas, las olimpiadas y ferias de ciencias en la niñez y juventud mexicana. Además, promover apoyos para mujeres indígenas y personas con discapacidad.

AMOR POR LA CIENCIA DESDE LA INFANCIA

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Desde niña, Miriam Carrillo Barragán sintió el amor por la ciencia, pues siempre se cuestionó por qué ocurrían los fenómenos naturales, como el rojo del atardecer y la luna llena.

Su primer acercamiento con la ciencia fue a través de un telescopio que le regaló un tío, el cual le permitió dedicar horas de su vida para observar las estrellas desde la azotea de su hogar, hecho que abrió una ventana al universo y la motivó a estudiar astronomía.

Debido a que en Tlaxcala no existía una licenciatura en astronomía -sigue sin existir-, se vio obligada a migrar de la entidad para cumplir sus sueños y llegó al Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), situado en Puebla.

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La chiautempense detalló que su estancia en el INAOE no fue sencilla, pero contó con la asesoría del doctorado tlaxcalteca César Álvarez, quien laboraba en este instituto de astrofísica y también se vio obligado a migrar.

Para sus estudios universitarios eligió a la UNAM como primera opción, pero no pasó el examen de admisión, hecho que la afectó emocionalmente. Fue hasta el segundo intento que aprobó y pudo ingresar a la máxima casa de estudios del país, donde enfrentó difíciles retos y reprobó una de las materias más importantes: cálculo.

Al tomar el ritmo universitario, logró reponerse y durante el periodo vacacional hizo estancias de investigación en Morelia, Ensenada, Baja California y el Estado de México. Además, surgieron oportunidades que le permitieron combinar tres etapas de su vida: estudiar la licenciatura, ser profesora de física de nivel secundaria en el Colegio Madrid y becaria en Universum de la UNAM, el museo de ciencia más importante del país.

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APASIONADA A LA DIVULGACIÓN

A pocos meses de concluir la licenciatura en la UNAM, Miriam Carrillo narró que vio un cártel en Universum para acercarse a la divulgación de la ciencia y obtuvo una beca para esta labor, la cual le permitió compartir conocimiento con niños, jóvenes, adultos, personas mayores o con discapacidad.

Ver la cara de emoción de las personas por aprender sobre ciencia fue sensacional, fue un orgasmo mental, esa experiencia fue de las mejores de mi vida y sigo compartiendo conocimiento

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Explicó que la divulgación de la ciencia no es sencilla, deben aprender a desarrollar habilidades para que las personas comprendan el tema. En la UNAM aprendió que es una tarea maravillosa que permite que la investigación ayude a las personas, su objetivo es motivar a más niñas y mujeres para estudiar o dedicarse a la ciencia.

Reconoció que las mujeres tienen un camino más difícil simplemente por el género, les cuesta más trabajo sobresalir, sufren violencia, pausan sus estudios o empleo por el embarazo, también influye la economía, el físico y situaciones de salud que deben enfrentar para conseguir sobresalir en la vida.

Por ello, pidió a los jóvenes ser constantes, organizar su día a día y no perder tiempo en las redes sociales, les sugirió aprender más y tomar clases de robótica, computación, inglés, pintura o lo que ayude a ser personas más preparadas.

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Finalmente, indicó que en menos de un mes regresará a Tlaxcala para participar en un evento para visualizar de manera segura el eclipse de sol que tendrá lugar el ocho de abril, la actividad tendrá sede en Amaxac de Guerrero y están invitados todos los asistentes.

• La tlaxcalteca Miriam Carrillo Barragán dedicó 10 años de su vida a los museos y mantiene su labor para divulgar ciencia entre las personas, capacitar a guías y anfitriones en museos.