Deseaba La Malinche edificar tres iglesias

Evangelina debía construir los templos religiosos con el oro que le obsequió una extraña mujer, proveniente del volcán

ARLED JARILLO | El Sol de Tlaxcala

  · martes 20 de agosto de 2019

La tercera iglesia que debía construirse en San Felipe Cuauhtenco no se llevó a cabo /ARLED JARILLO

Evangelina María, ama de casa y esposa de un leñador, tenía la encomienda de edificar tres capillas con el oro que le obsequió una extraña mujer, cuenta una antigua leyenda del poblado de San Felipe Cuauhtenco, en Contla.

Personas de la tercera edad son quienes aún recuerdan aquella anécdota en la que la popular mujer de nombre Evangelina se convirtió en una las habitantes más adineradas de la región, después de la trágica muerte de su esposo y de la supuesta aparición de La Malinche.

El cronista municipal, Jorge Cuamatzi, relata que una mañana, el leñador ascendió, como de costumbre, a la cima de la Matlalcueyetl, sin embargo, la tarde llegó y el hombre no regresó a casa.

Ante la preocupación, Evangelina decidió ir a buscar a su marido, pero en el trayecto, una extraña mujer apareció entre la maleza, la acompañaban dos perros, uno de color blanco y otro amarillo.

Sin dudarlo, la angustiada mujer le preguntó por el paradero de su esposo y la Malinche respondió que los animales que la acompañaban se lo habían comido.

No obstante, la recompensa por la muerte del leñador eran dos jarrones, uno de oro y otro de plata, solo debía encerrar a los perros en dos vasijas distintas para que, a la mañana siguiente, la fortuna se hiciera presente, aunque ésta tenía una encomienda: construir tres iglesias en su honor.

Pasado el tiempo, Evangelina cumplió cabalmente la instrucción de aquella mujer. Inició con la edificación de las iglesias de Guadalupe Tlachco y la de Tlacatecpa, hoy Cuba.

Pero, tentada por la avaricia, la tercera iglesia que debía construir en San Felipe Cuauhtenco no la llevó a cabo, por el contrario, el dinero lo destinó para sus necesidades personales y lujos, cuenta el cronista.

Cuamatzi detalla que con la gran fortuna que aún poseía mandó a hacer unos guaraches de oro con los que sorprendió a todos los habitantes de lugar, sin embargo, asegura, esa fue perdición, pues al no contar con más oro ni plata, la mujer quedó en ruinas.

Actualmente, existen vestigios de casa de Evangelina, cuyo edificio se encuentra justo detrás de la Presidencia de Comunidad. Los paredones están hechos, en su mayoría, de piedra y todavía se puede apreciar un horno de pan, en el patio de la morada.

Es importante señalar que el edificio de la presidencia también formó parte de la casona, el cual aún conserva el piso original hecho de ladrillo.

Con la ampliación de la calle Benito Juárez, la fachada de la casa fue destruida y sólo se conserva de ella el marco de la entrada principal que estaba hecha en piedra labrada.

Los habitantes comentan que, hasta hace algunos años, se podía observar en una pared de las ruinas el retrato de la ambiciosa mujer, pero con el paso de los años y el descuido, éste se perdió.

  • El edificio de la presidencia de San Felipe Cuauhtenco formó parte de la casona de Evangelina, el cual conserva el piso original, hecho de ladrillo

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