Con las manos y pies ampollados por cargar la pesada cruz, Diego N., de 21 años de edad, escenificó la pasión y muerte a Cristo en el pueblo de Ignacio Zaragoza, municipio de Huamantla.
Una vez en la cima del madero expresó: “todo está consumado” y tras su última exhalación del personaje bíblico, el pueblo también suspiró por la buena coordinación del Grupo Teatral Juvenil “Reflexión” que cumplió la misión. El cerro Soltepec volvió a ser por 47 año consecutivo el Monte Calvario para la crucifixión.
Para dar espacio a la fe, los jóvenes participantes cumplieron con su personaje. Obra teatral que de generación en generación se perfecciona.
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La procesión comenzó desde temprana hora en las calles de la población. Después del mediodía, vino la flagelación y más tarde, la crucifixión.
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