Con la llegada de la Semana Santa, cientos de familias tlaxcaltecas y de otras partes de la República mexicana aprovecharon la oportunidad para sumergirse en la riqueza natural de “El Ojito”, centro ecoturístico ubicado en la comunidad apizaquense de San Luis Apizquito, cuyo costo de acceso es de 10 pesos general, lo que lo convierte en el más económico de la entidad.
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Este espacio natural que deviene del manantial donde nace el agua de la ciudad rielera recibió poco más de tres mil asistentes entre Sábado y Domingo de Gloria, días en los que tradicionalmente los católicos buscan cuerpos de agua para sumergirse y confirmar simbólicamente el bautismo de su fe.
Quienes están al frente de este recinto refieren que únicamente 30 % de los visitantes son vecinos de la comunidad, pues el resto proviene de otros municipios de Tlaxcala, así como de los estados vecinos de Puebla e Hidalgo.
La preferencia del lugar, detallan los turistas, se debe a su precio y el libre paso con alimentos, lo cual es un aliciente para la economía familiar, en comparación con los balnearios más populares de la entidad.
Aunque aún se puede gozar el curso del líquido para refrescarse y convivir con los peces que ahí habitan, el agua solo se conserva limpia hasta ese punto. A medida que avanza por el canal, el líquido pierde su transparencia. Una vez que el agua llega a la represa ya no es apta para nadar.
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SIN HUELLA ECOLÓGICA
Durante esta temporada vacacional los protocolos de limpieza del centro ecoturístico incluyeron el levantamiento de basura al final de cada jornada, por lo que el cuerpo de agua no se vio afectado con los desechos de los turistas.
Ya que “El Ojito” no está considerado como un balneario, sino un espacio ecoturístico adecuado en torno al cauce del manantial que va a dar hacia la laguna del mismo nombre, el agua fluye de manera constante y las instalaciones no están adecuadas a modo de albercas.
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Por lo anterior, el color turbio en el agua es consecuencia de la agitación de tierra y plantas acuáticas que se levantan desde el fondo del manantial ante los pasos y movimientos de los nadadores. La basura no se queda en el agua, comprobó este Diario a través de un recorrido por el lugar.
REACTIVA LA ECONOMÍA
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Tanto los vendedores de alimentos que se encuentran instalados de forma permanente al interior de este centro recreativo como vecinos que instalaron carpas para mercadear fuera del sitio y utilizaron sus terrenos como estacionamientos públicos se vieron favorecidos con la llegada de turistas durante ambas fechas.
Las aguas de Apizaquito reactivaron la economía de al menos 30 familias que aprovecharon este fin de semana para distribuir alimentos, bebidas y artículos acuáticos a precios bajos.
Para garantizar la seguridad de las familias, elementos de Protección Civil de Apizaco, así como la Policía municipal y estatal fueron puestos a disposición en esta zona para hacer recorridos.
