Con el estruendo de los cohetones a las cuatro de la mañana delmartes 18 de julio, comenzó la peregrinación para celebrar los 90 años de la imagen de Cristo Rey en la cima del cerro Cuatlapanga.
Esta vez, el clima favoreció a los creyentes en su peregrinar de casi dos kilómetros desde las faldas de la emblemática colina hasta su cúspide.
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La ausencia de lluvia en días anteriores permitió un sendero seco hacia la cumbre y que el paso del contingente, encabezado por el sacerdote Julio Edgar Jiménez Báez, caminara sin mayores problemas por el accidentado camino.
Como cada año, el punto de salida fue la cuasiparroquia de San Antonio Abad del municipio de Cuaxomulco, para caminar por la avenida Ruiz Cortines, luego seguir por calle Norte Baltazar Maldonado y entroncar con la vía Guadalupe, hasta llegar a la capilla de la Virgen de Guadalupe.
El paso obligado por el malogrado proyecto del Cuatlapanga Jurassic recordó los tiempos de gloria que vivió ese parque turístico de los dinosaurios por solo 19 días, que generó importante derrama económica en la región y, esta vez, nuevamente fue testigo mudo del paso de los peregrinos durante la oscuridad de la madrugada.
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Así, durante el ascenso, en cada una de las 14 capillas, la peregrinación hizo escala para rezar por unos minutos y luego seguir el camino.
Después de dos horas de caminata, desde el recinto religioso hasta la parte alta del Cuatlapanga, donde se localiza la capilla abierta a Cristo Rey, comenzó la misa.
Algunos feligreses subieron al cerro desde la tarde del lunes pasado y pernoctaron en casas de campaña para ser partícipes de la celebración religiosa.
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Eso sí, el frío del amanecer fue intenso, pero el calor de la fe cristiana fue superior.
Históricamente, a iniciativa del padre Marcial Águila González, en el año de 1933 se edificó el monumento a Cristo Rey para consagrar al Valle de Tlaxcala desde la cima del Cuatlapanga.
El monumento a Cristo Rey se ubica a dos mil 899 metros sobre el nivel del mar, en la cima del Cuatlapanga, donde cada 18 de julio se realiza una misa en su honor a las seis de la mañana.