La única finalidad que tiene la parroquia es la salvación de las almas, dijo el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, durante la promulgación de la parroquia de San Antonio Abad, en el municipio de Cuaxomulco.
Y es que tras un siglo desde la primera solicitud, el jefe de la grey católica en el estado decretó la nueva erección del recinto religioso, después de que fungió cinco años como cuasiparroquia.
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Asimismo, el Obispo nombró como párroco a Julio Edgar Jiménez Báez, quien en agosto pasado cumplió dos años como encargado del templo, que también venera a San Antonio de Padua.
De este modo, mediante celebración eucarística, la comunidad católica que vive al pie del cerro Cuatlapanga presenció la tan esperada erección.
El reluciente atrio, debido a los trabajos de mantenimiento, fue el escenario para recibir a 15 sacerdotes que acompañaron al obispo Julio César Salcedo durante la celebración religiosa.
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Ahí, se leyó el decreto que establece que, entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las parroquias.
Y es que según el documento que firmó el Obispo de Tlaxcala, son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tiene una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial.
Así, señala el decreto, “habiendo hecho las consultas necesarias que el derecho canónico y la práctica de la Iglesia me confieren, habiendo oído el parecer de la comisión responsable de analizar el establecimiento de nuevas parroquias… he decidido erigir canónicamente la parroquia de San Antonio Abad”.
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Además, el nuevo párroco recibió su nombramiento como pastor a semejanza de Jesucristo Buen Pastor, donde el Obispo lo exhortó a observar e interpretar los signos de los tiempos que desafían la misión y acción pastoral.
“Con la crisis global que nos está tocando vivir, ya no bastan los métodos pastorales tradicionales, por lo que será necesario afrontar la problemática actual, con creatividad, generosidad, audacia y valentía”, expuso Julio César Aquino en el nombramiento.
También, el Obispo instó a Julio Edgar Jiménez Báez a renovar su amor a la Iglesia, y que lleve a cabo su labor con verdadera caridad pastoral, entusiasmo e interés.
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En la encomienda que te hago hoy, que nuestra Señora de Ocotlán y los santos Niños Mártires de Tlaxcala intercedan por ti, finalizó.
Tras un un siglo desde la primera solicitud, el jefe de la grey católica en el estado decretó la nueva erección del recinto religioso.