Hasta hace una década, la elaboración artesanal de petates, aventadores de aire y canastas elaboradas a mano con palma y tule de la región, formaba parte del trabajo cotidiano de unas 10 familias en el municipio de Nopalucan.
Era el único trabajo que los veteranos tenían para subsistir y para mantenerse, se ayudaban con el subsidio que el gobierno de la República les entregaba a través del programa para Adultos Mayores de 70 y Más.
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TALLERES ABANDONADOS
Ahora, dos años y tres meses de la pandemia la Covid-19, los talleres de tule quedaron en el abandono, solo se aprecian moños de luto en los accesos de los domicilios.
En los fines de semana, se les veía cargar los petates que vendían en comunidades cercanas del municipios de Panotla. Antes, empleaban su tiempo en recolectar el tule, lo tejían entre semana.
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Como don Pedro Ahumada Ortega, originario de Nopalucan, quien flexiona el tule para elaborar aventadores de aire. Esa es la especialidad del hombre de 62 años de edad.
Así que, con los pies sostiene el tule mientras que con las manos lo entreteje para darle forma a la artesanía: un aventador de aire.
“Hace poco falleció mi padre quien era un artesano completo, de él aprendí desde que tenía cinco años de edad en la elaboración de canastas, aventadores y petates de palma de sotol y tule que hay en las barrancas del municipio”, externó.
Dijo que recientemente, ya solo cuentan con cinco artesanos que se dedican a este oficio en toda la jurisdicción.
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