El Centro Fray Julián Garcés vigilará que el Plan Integral de Atención y Prevención de Daños a la Salud en la Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental de la Cuenca del Alto Atoyac sea aplicado por el Gobierno del Estado, para atender las enfermedades que padece la población de diversos municipios de Tlaxcala por descargas de agua contaminada.
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El organismo indicó que la Secretaría de Salud y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología le presentaron a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros el primer informe estratégico para la comprensión de la problemática socioambiental de la región de emergencia sanitaria y ambiental de la cuenca del Alto Atoyac y recomendaciones para su atención integral.
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En este sentido, la asociación civil consideró que el Plan Integral, que coordinará la Secretaría de Salud federal, puede ser un paso importante siempre y cuando el proceso de intervención y atención sostenga la perspectiva que vincula las enfermedades a las condiciones ambientales, el cual hasta ahora no han querido reconocer a nivel estatal y, por tanto, la atención a la salud no se da desde esa óptica.
Además, denunció que se requiere destinar los recursos suficientes para atender el enorme déficit de infraestructura existente en el estado para la prevención y atención de las enfermedades crónicas no transmisibles, como son la insuficiencia renal y la leucemia, además de ser necesario incluir en este proceso otras enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares y del sistema nervioso que, de acuerdo con las investigaciones también realizadas por los proyectos apoyados por el Conahcyt, se presentan de manera creciente en adolescentes y jóvenes, así como malformaciones congénitas en infantes.
Otro elemento importante que debe incluirse en este Plan, manifestó, es una contraloría social y académica que permita observar y proponer mejoras a su implementación, de tal manera que no se pierda de vista que se está interviniendo en una región de emergencia sanitaria y ambiental, y lograr una atención de calidad para las personas que desafortunadamente hoy viven las consecuencias de décadas de industrialización no regulada.
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Sostuvo que si el gobierno estatal de verdad reconoce los derechos humanos a la salud y al medioambiente, como lo señaló en la presentación del informe y el Plan, deberá por fin atender los problemas de la Cuenca del Alto Atoyac de manera integral.
Por lo anterior, señaló que deberá construir una nueva política de industrialización que rompa con las prácticas neoliberales implementadas hasta ahora, en las que la prioridad es la atracción desregulada de la industria, pues es claro que esa desregulación profundizará los daños a la salud, cargando los costos de atención a la salud al Estado, por lo cual es necesario que las industrias adopten nuevas prácticas en el control de sus emisiones y descargas de tóxicos ya sea al aire, al agua o al suelo.
La presentación del informe y Plan -indicó- no es una casualidad ni advenedizo anuncio político, sino el resultado de más de dos décadas donde la sociedad civil, personas y comunidades afectadas en articulación con la academia, que han señalado y sustentado que la contaminación industrial es la responsable directa de las afectaciones a la salud y la vida.
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También, expuso, es resultado de diversos diálogos establecidos durante los últimos dos años entre la Coordinadora por un Atoyac con Vida, el Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C., un equipo interdisciplinario de investigadoras e investigadores que los acompañan, la Secretaría de Salud y el Conahcyt, en los que expusieron la problemática y las dificultades que hasta ahora han existido para la atención de las personas afectadas.
De igual forma, le advirtieron a la mandataria estatal que la justicia social y ambiental no es sólo una herramienta retórica para adornar su discurso ni una graciosa concesión, sino una obligación del Estado.
El centro Fray Julián resaltó que el Conahcyt reconoció que los tóxicos industriales vertidos y emitidos en la cuenca del Alto Atoyac provocan daños a la salud como enfermedad renal crónica y leucemias agudas en infantes y jóvenes.
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