La organización “México, ¿cómo vamos?” señala que la pobreza laboral “es una situación en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros”, razón por la cual se considera relevante en el contexto del estudio del crecimiento económico.
Este indicador, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), permite estimar la capacidad que la población general tiene para adquirir la canasta alimentaria para cada integrante de su familia, con base en todos los ingresos provenientes de las fuentes de empleo que les dan sustento.
Como se puede apreciar, los ingresos laborales son aquellos provenientes de la actividad laboral, es decir, de los sueldos, salarios u honorarios de las personas. Por eso es importante hacer la precisión, ya que pueden existir hogares en pobreza laboral cuyos integrantes logran alimentarse a partir de ingresos no laborales, como remesas, transferencias de recursos o acceso a programas sociales. Recientemente, a partir de la información publicada por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Coneval dio a conocer los resultados de pobreza laboral correspondiente al cuarto trimestre de 2023. Y en el caso del Estado de Tlaxcala, hay dos datos que conviene analizar.
El primero, es que la población en situación de pobreza laboral disminuyó 2.5 puntos porcentuales en la entidad, al pasar de 47.6% a 45.1%, entre el tercer y el cuarto trimestre de 2023. Para dimensionar esta variación, es preciso observar que se trata de la cuarta más significativa en dicho periodo, detrás de la de Tamaulipas (-3.9%), Sonora (-3.3%) y Jalisco (-2.6%), y equiparable a la de San Luis Potosí (-2.5%).
Y el segundo, es que los resultados del Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) del Coneval arrojaron que el ingreso laboral real per cápita en Tlaxcala, derivado de la actividad laboral de la población ocupada, aumentó 3.3% en el periodo de comparación. Se trata del sexto valor más alto en el país, después del de Morelos (5.1%), Nayarit (4.8%), Chiapas (4.7%), Estado de México (3.9%), y Sonora (3.4%).
En términos generales, esta diferencia muestra que más familias estuvieron en posibilidades de adquirir los productos de la canasta básica en el último trimestre del año pasado, como consecuencia de la mejora en las condiciones que incidieron en el ingreso de la población trabajadora.
En otras palabras, descendió la situación de precariedad que, eventualmente, pone a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad, lo que puede atribuirse a factores como el combate a la informalidad laboral y el fomento del empleo formal, para lograr que más personas accedan a los beneficios que brindan las prestaciones y la seguridad social.
Y en este tenor, cobran sentido también los saldos positivos de acciones como el fortalecimiento del salario contractual, la vinculación laboral, la atracción de nuevas empresas y la ampliación de las inversiones ya existentes.
Agrupaciones como “México, ¿cómo vamos?” coinciden en que la pobreza debe eliminarse para romper “el círculo vicioso en el que, por falta de recursos, los individuos no pueden acceder a alimentos, educación, transporte y, por tanto, no pueden generar recursos para salir de esta situación”. Y para ello es fundamental que la política laboral ponga en el centro al trabajador y al trabajo digno.
En tal sentido, resulta significativo que mediciones oficiales, como las del Coneval, revelen mejoras en materia laboral, especialmente, tras el complejo escenario que dejó la epidemia por Covid-19, pues estas expresan que la recuperación de la economía y el empleo avanzan en Tlaxcala y configuran condiciones de bienestar para su población.
Pueden existir hogares en pobreza laboral cuyos integrantes logran alimentarse a partir de ingresos no laborales