/ jueves 5 de diciembre de 2019

Espacio ITE | La democracia y la educación cívica

  • Denisse Hernández Blas*

El sábado 30 de noviembre del año en curso, el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones fue sede de un ejercicio democrático de deliberación entre estudiantes universitarios, dentro de un proyecto denominado “Ejercicio Democrático Universitario: Una experiencia de deliberación en redes sociales”.

Este proyecto es implementado a nivel nacional por la consultora “Gestión de Proyectos” con apoyo de los institutos electorales locales, en este caso el ITE, y por otra parte el Instituto Nacional Electoral. El ejercicio consistió en que las universidades participantes, a través de un grupo de alumnos y alumnas, propusieran estrategias para fomentar la educación cívica con la ayuda de las nuevas tecnologías de información, específicamente las redes sociales, para así promover el interés entre la ciudadanía joven la participación política.

Una de las propuestas que se analizaron en este ejercicio, fue la creación de una aplicación donde la ciudadanía desde la comodidad de su hogar y desde su celular pueda votar, interactuar con las autoridades electorales, tener información confiable y denunciar actos ilegales. La otra propuesta fue la de conocer la correcta elaboración de los hashtag para posicionar temas de interés.

Desde luego, dichas propuestas pueden complementarse mutuamente, y si bien es cierto, la población con acceso a internet y a las redes sociales debe ser un factor a considerarse, lo cierto es que la dinámica social nos está llevando a una participación ciudadana digital, lo cual no necesariamente debe sustituir a la participación hasta ahora tradicional.

  • Es indispensable tomar en cuenta las particularidades del público objetivo para llegar a cada sector de la población, de lo contrario, cualquier estrategia estará destinada -en el menor de los casos- a tener un mediano impacto o al rotundo fracaso.

En diversos foros se ha hablado de la elaboración de planes y estrategias que fomenten y promuevan la educación cívica y la participación ciudadana a nivel nacional para que sean más los ciudadanos y ciudadanas quienes se involucren en el debate político; sin embargo, considero que lo que se dice en la mayoría de estos foros no es acorde con lo que pasa en la realidad.

Esto es así, porque se parte de tres ideas –desde mi punto de vista- irreales. Primero: que toda la ciudadanía tiene un celular con acceso a internet y que este es el único medio para informarse; segundo: que les interesa lo mismo que a nosotros y nosotras, desde nuestra posición de autoridades, en la academia y/o como investigadores; y, finalmente, la tercera: que México es un país homogéneo.

Aquí, el federalismo tiene otro punto a favor: las autoridades locales tienen conocimiento real de las circunstancias de su población, por lo que la elaboración de estrategias de educación cívica y de participación ciudadana, dependerá de cada entidad de la república y tomando en consideración entre otros factores, la educación, el crecimiento económico, la desigualdad y la cultura.

Es indispensable tomar en cuenta las particularidades del público objetivo para llegar a cada sector de la población, de lo contrario, cualquier estrategia estará destinada -en el menor de los casos- a tener un mediano impacto o al rotundo fracaso.

Este es el reto que todas las autoridades, no solo las electorales, enfrentan. La actual generación de jóvenes y la niñez son núcleos de población que piensan en digital; pero tenemos también mujeres, adultos mayores, personas transexuales, personas con discapacidad, en que no es así y que tienen intereses diversos. Pensemos en todos y hagamos estrategias para ellos, tal vez, algún día, la democracia sea una forma de vida y no solo una vía para acceder al poder.

  • *Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones
  • Denisse Hernández Blas*

El sábado 30 de noviembre del año en curso, el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones fue sede de un ejercicio democrático de deliberación entre estudiantes universitarios, dentro de un proyecto denominado “Ejercicio Democrático Universitario: Una experiencia de deliberación en redes sociales”.

Este proyecto es implementado a nivel nacional por la consultora “Gestión de Proyectos” con apoyo de los institutos electorales locales, en este caso el ITE, y por otra parte el Instituto Nacional Electoral. El ejercicio consistió en que las universidades participantes, a través de un grupo de alumnos y alumnas, propusieran estrategias para fomentar la educación cívica con la ayuda de las nuevas tecnologías de información, específicamente las redes sociales, para así promover el interés entre la ciudadanía joven la participación política.

Una de las propuestas que se analizaron en este ejercicio, fue la creación de una aplicación donde la ciudadanía desde la comodidad de su hogar y desde su celular pueda votar, interactuar con las autoridades electorales, tener información confiable y denunciar actos ilegales. La otra propuesta fue la de conocer la correcta elaboración de los hashtag para posicionar temas de interés.

Desde luego, dichas propuestas pueden complementarse mutuamente, y si bien es cierto, la población con acceso a internet y a las redes sociales debe ser un factor a considerarse, lo cierto es que la dinámica social nos está llevando a una participación ciudadana digital, lo cual no necesariamente debe sustituir a la participación hasta ahora tradicional.

  • Es indispensable tomar en cuenta las particularidades del público objetivo para llegar a cada sector de la población, de lo contrario, cualquier estrategia estará destinada -en el menor de los casos- a tener un mediano impacto o al rotundo fracaso.

En diversos foros se ha hablado de la elaboración de planes y estrategias que fomenten y promuevan la educación cívica y la participación ciudadana a nivel nacional para que sean más los ciudadanos y ciudadanas quienes se involucren en el debate político; sin embargo, considero que lo que se dice en la mayoría de estos foros no es acorde con lo que pasa en la realidad.

Esto es así, porque se parte de tres ideas –desde mi punto de vista- irreales. Primero: que toda la ciudadanía tiene un celular con acceso a internet y que este es el único medio para informarse; segundo: que les interesa lo mismo que a nosotros y nosotras, desde nuestra posición de autoridades, en la academia y/o como investigadores; y, finalmente, la tercera: que México es un país homogéneo.

Aquí, el federalismo tiene otro punto a favor: las autoridades locales tienen conocimiento real de las circunstancias de su población, por lo que la elaboración de estrategias de educación cívica y de participación ciudadana, dependerá de cada entidad de la república y tomando en consideración entre otros factores, la educación, el crecimiento económico, la desigualdad y la cultura.

Es indispensable tomar en cuenta las particularidades del público objetivo para llegar a cada sector de la población, de lo contrario, cualquier estrategia estará destinada -en el menor de los casos- a tener un mediano impacto o al rotundo fracaso.

Este es el reto que todas las autoridades, no solo las electorales, enfrentan. La actual generación de jóvenes y la niñez son núcleos de población que piensan en digital; pero tenemos también mujeres, adultos mayores, personas transexuales, personas con discapacidad, en que no es así y que tienen intereses diversos. Pensemos en todos y hagamos estrategias para ellos, tal vez, algún día, la democracia sea una forma de vida y no solo una vía para acceder al poder.

  • *Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones