/ jueves 9 de abril de 2020

Espacio ITE | La participación social

  • Edgar Alfonso Aldave Aguilar*

En otras columnas he escrito sobre temas de participación política con el objetivo de difundir la necesidad de su implementación y, aunque suene utópico, de generar una cultura cívica en el Estado.

Ahora y dadas las circunstancias actuales en el país y en el mundo, como tema obligado, no escaparé a mencionar el de la pandemia, pero me permito escribir sobre la participación social o comunitaria, con el mismo objetivo de mis demás participaciones en este espacio, generar conciencia y cultura social.

La participación social, tiene ciertas ventajas sobre la política y enunciaré solo algunas para que se sostenga tal afirmación. Primero, ésta no es exclusiva para la ciudadanía, entendida como los situados en una edad de 18 años y más, y cumpliendo ciertos requisitos constitucionales y legales; así lo establece el artículo 35 de la Constitución Federal e incluso el 23 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, y se entiende como el único Derecho Humano con restricciones de este tipo (los derechos políticos electorales); en sí, cualquier persona integrante de una comunidad puede ser partícipe en lo social.

En esa idea, este tipo de participación no se reglamenta en preceptos legales abstractos y sus condicionantes son mas flexibles, al hecho de que su realización solo puede ser restringida por la transgresión a las normas o derechos fundamentales, es decir, no siguen un procedimiento riguroso, como si se establecen para los mecanismos de participación ciudadana o las elecciones constitucionales.

Por último, aunque insisto no son todos, la definición de lo social o comunitario va más allá de establecer divisiones territoriales, de ahí que la palabra comunidad de la idea de común, lo que es común entre varios; o comunión, participación de lo común. Por lo que podremos encontrar comunidades muy pequeñas como la familia, comunidades con intereses comunes como las asociaciones o sociedades civiles, comunidades concentradas por características comunes como la comunidad americana o europea; en fin, la comunidad dependerá de lo que tengamos en común y queramos participar. En relación a lo social, es lo perteneciente a una sociedad, que para no hacer más larga la lectura y sin meternos en teorías sociológicas ni políticas, diremos que es un sinónimo.

Para aterrizar en el tema que tenemos presente por el impacto que ha generado en nuestras vidas, más allá de una participación política que insistiré siempre será necesaria, requerimos de una participación social efectiva, y como ejemplo de participación social que inunda las redes sociales y se ha escrito bastante, es el tomar las medidas necesarias y posibles en cada uno de nuestros contextos para evitar una mayor propagación del virus COVID-19, realizándolo de la manera que esté a nuestro alcance pero siempre buscando el fin de cualquier comunidad, el interés general y el bien común.

Véalo así, la comunidad familiar y vecinal tendrá menor riesgo de contagio, la comunidad médica y de servicios de salud no saturarán sus capacidades; la comunidad económica local sufrirá menos tiempo los impactos negativos; evitemos comunicar información no confirmada, evitemos el pánico y revaloricemos nuestra forma de vida.

En caso contrario, esta invitación a la acción social y comunitaria se verá superada y se convertirán en políticas públicas de represión, mismas que ya se han llevado a cabo en otros países.

  • *Consejero Electoral
  • Edgar Alfonso Aldave Aguilar*

En otras columnas he escrito sobre temas de participación política con el objetivo de difundir la necesidad de su implementación y, aunque suene utópico, de generar una cultura cívica en el Estado.

Ahora y dadas las circunstancias actuales en el país y en el mundo, como tema obligado, no escaparé a mencionar el de la pandemia, pero me permito escribir sobre la participación social o comunitaria, con el mismo objetivo de mis demás participaciones en este espacio, generar conciencia y cultura social.

La participación social, tiene ciertas ventajas sobre la política y enunciaré solo algunas para que se sostenga tal afirmación. Primero, ésta no es exclusiva para la ciudadanía, entendida como los situados en una edad de 18 años y más, y cumpliendo ciertos requisitos constitucionales y legales; así lo establece el artículo 35 de la Constitución Federal e incluso el 23 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, y se entiende como el único Derecho Humano con restricciones de este tipo (los derechos políticos electorales); en sí, cualquier persona integrante de una comunidad puede ser partícipe en lo social.

En esa idea, este tipo de participación no se reglamenta en preceptos legales abstractos y sus condicionantes son mas flexibles, al hecho de que su realización solo puede ser restringida por la transgresión a las normas o derechos fundamentales, es decir, no siguen un procedimiento riguroso, como si se establecen para los mecanismos de participación ciudadana o las elecciones constitucionales.

Por último, aunque insisto no son todos, la definición de lo social o comunitario va más allá de establecer divisiones territoriales, de ahí que la palabra comunidad de la idea de común, lo que es común entre varios; o comunión, participación de lo común. Por lo que podremos encontrar comunidades muy pequeñas como la familia, comunidades con intereses comunes como las asociaciones o sociedades civiles, comunidades concentradas por características comunes como la comunidad americana o europea; en fin, la comunidad dependerá de lo que tengamos en común y queramos participar. En relación a lo social, es lo perteneciente a una sociedad, que para no hacer más larga la lectura y sin meternos en teorías sociológicas ni políticas, diremos que es un sinónimo.

Para aterrizar en el tema que tenemos presente por el impacto que ha generado en nuestras vidas, más allá de una participación política que insistiré siempre será necesaria, requerimos de una participación social efectiva, y como ejemplo de participación social que inunda las redes sociales y se ha escrito bastante, es el tomar las medidas necesarias y posibles en cada uno de nuestros contextos para evitar una mayor propagación del virus COVID-19, realizándolo de la manera que esté a nuestro alcance pero siempre buscando el fin de cualquier comunidad, el interés general y el bien común.

Véalo así, la comunidad familiar y vecinal tendrá menor riesgo de contagio, la comunidad médica y de servicios de salud no saturarán sus capacidades; la comunidad económica local sufrirá menos tiempo los impactos negativos; evitemos comunicar información no confirmada, evitemos el pánico y revaloricemos nuestra forma de vida.

En caso contrario, esta invitación a la acción social y comunitaria se verá superada y se convertirán en políticas públicas de represión, mismas que ya se han llevado a cabo en otros países.

  • *Consejero Electoral