/ martes 20 de febrero de 2024

Tlaxcala fue ejemplo de civilidad y firmeza para todo México

La marcha convocada por la sociedad civil organizada fue todo un éxito, no sólo en la capital del país, donde una vez más casi un millón de personas libres acudieron para defender a nuestras instituciones; este movimiento se replicó en por lo menos 112 ciudades de México, entre ellas Tlaxcala.

Los contingentes partieron de tres puntos distintos, yo me sumé al contingente que salió de las escalinatas de los héroes. Marchamos pacíficamente rumbo al zócalo de Tlaxcala, sin embargo, al llegar, el gobierno colocó vallas metálicas para tratar de impedir el paso al contingente.

Bastaron unos minutos para que con determinación abriéramos las rejas de la calle que había sido sitiada, por cierto, de forma muy torpe, por instrucciones de alguna “mente brillante” del Gobierno del Estado. Después de algunos empujones e intentos por provocar a quienes íbamos pacíficamente en el contingente, pasamos a la plancha del zócalo y nos colocamos a un costado de la Dirección de Gobernación, donde aguardaban por el presidente de México, que tendría un acto público en ese sitio, mismo que no se contraponía con la marcha por la democracia anunciada hace diez días.

De forma decidida y libre gritamos consignas contra del mal gobierno, exigimos que ambos sacaran las manos del proceso electoral y respetaran las instituciones y su autonomía, porque hacerlo fortalece a nuestra naciente democracia.

Después de cantar el Himno Nacional nos retiramos pacíficamente del zócalo. Destaco sin duda el extraordinario comportamiento de los contingentes ciudadanos, quienes de manera ejemplar mantuvieron la calma pese a la represión de la que fuimos objeto. La movilización realizada en Tlaxcala deja claro que la oposición es mucho más grande de lo que afirma el oficialismo en su narrativa, pero también dejó al descubierto que cada vez más personas están en contra de continuar con un gobierno kakistocrático que ha intentado en reiteradas ocasiones conducir al país hacia una política dictatorial donde la única voz que se escuche sea la del presidente.

De ahí la importancia de participar activamente para reencauzar el rumbo de México. Es necesario que todas y todos salgamos decididamente a defender nuestros derechos y libertades que han enmarcado la democracia.

Me quedo con lo que expresó durante la marcha una señora con un águila con alas abiertas bordada en una sábana blanca, que nos llamaba con determinación a no rendirnos, porque nuestra historia y legado nos impiden hacerlo. Tienen mi palabra de que seguiré dando la lucha por las instituciones, las leyes y la defensa de la democracia, porque es lo que México merece.


Agradezco el favor de su lectura.


*Senadora por el PAN



La marcha convocada por la sociedad civil organizada fue todo un éxito, no sólo en la capital del país, donde una vez más casi un millón de personas libres acudieron para defender a nuestras instituciones; este movimiento se replicó en por lo menos 112 ciudades de México, entre ellas Tlaxcala.

Los contingentes partieron de tres puntos distintos, yo me sumé al contingente que salió de las escalinatas de los héroes. Marchamos pacíficamente rumbo al zócalo de Tlaxcala, sin embargo, al llegar, el gobierno colocó vallas metálicas para tratar de impedir el paso al contingente.

Bastaron unos minutos para que con determinación abriéramos las rejas de la calle que había sido sitiada, por cierto, de forma muy torpe, por instrucciones de alguna “mente brillante” del Gobierno del Estado. Después de algunos empujones e intentos por provocar a quienes íbamos pacíficamente en el contingente, pasamos a la plancha del zócalo y nos colocamos a un costado de la Dirección de Gobernación, donde aguardaban por el presidente de México, que tendría un acto público en ese sitio, mismo que no se contraponía con la marcha por la democracia anunciada hace diez días.

De forma decidida y libre gritamos consignas contra del mal gobierno, exigimos que ambos sacaran las manos del proceso electoral y respetaran las instituciones y su autonomía, porque hacerlo fortalece a nuestra naciente democracia.

Después de cantar el Himno Nacional nos retiramos pacíficamente del zócalo. Destaco sin duda el extraordinario comportamiento de los contingentes ciudadanos, quienes de manera ejemplar mantuvieron la calma pese a la represión de la que fuimos objeto. La movilización realizada en Tlaxcala deja claro que la oposición es mucho más grande de lo que afirma el oficialismo en su narrativa, pero también dejó al descubierto que cada vez más personas están en contra de continuar con un gobierno kakistocrático que ha intentado en reiteradas ocasiones conducir al país hacia una política dictatorial donde la única voz que se escuche sea la del presidente.

De ahí la importancia de participar activamente para reencauzar el rumbo de México. Es necesario que todas y todos salgamos decididamente a defender nuestros derechos y libertades que han enmarcado la democracia.

Me quedo con lo que expresó durante la marcha una señora con un águila con alas abiertas bordada en una sábana blanca, que nos llamaba con determinación a no rendirnos, porque nuestra historia y legado nos impiden hacerlo. Tienen mi palabra de que seguiré dando la lucha por las instituciones, las leyes y la defensa de la democracia, porque es lo que México merece.


Agradezco el favor de su lectura.


*Senadora por el PAN