/ martes 19 de octubre de 2021

Una luz que se extingue o una que renace de cenizas II

Habrá que decirlo claro y con energía: la reforma eléctrica planteada por el Ejecutivo federal contiene claros obscuros, pero también aciertos. Sin embargo, lo que es innegable es que representa una oportunidad invaluable para evaluar, con ocho años de operación, una de las reformas constitucionales más relevantes en los últimos años, como lo fue la reforma energética de 2013 del presidente Peña Nieto.

Y ante eso, bien valdría la pena aquilatar las narrativas. La primera, que persiste en continuar con la apertura del mercado eléctrico a través de la modernización del sector energético con una mayor participación de la iniciativa privada, colocando a las energías renovables como las más afectadas en caso de dar marcha atrás a la apertura, además de obstruir a la inversión como palanca para la innovación y el uso de la tecnología de punta, ello en detrimento del medio ambiente.

En contra sentido al mercado libre, la propuesta del presidente López Obrador plantea reacomodar la reforma energética del 2013, poniendo un orden distinto en el despacho original de la generación de energía eléctrica y a la preponderancia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y con ello, dando origen a un sistema eléctrico donde el Estado “recupera” la conducción del sector a través de la CFE; esta narrativa acusa los excesos del mercado alegando que hay desequilibrios que ponen en riesgo la soberanía energética del país.

Está claro que ambas narrativas obedecen a razones y lógicas distintas, pero también lo es que del mismo modo ambas mienten “oportunamente” buscando confundir a una opinión pública que no logra distinguir entre lo técnico y lo político; siendo la polarización un velo que nos imposibilita sopesar por sí mismos los argumentos transversales desde los cuales se posicionan.

Dicho de otra manera, estamos ante un debate que nos dará la oportunidad de desmenuzar los beneficios y errores de la reforma energética de 2013 para ubicar la inoperancia de la CFE, así como los peligros del populismo, pero al mismo tiempo, de ubicar y corregir los “excesos del mercado”, las fallas provocadas por los contratos leoninos que favorecen a grupos específicos y la reingeniería administrativa que requiere la CFE.

Por motivos de espacio en la columna, en esta ocasión abordo algunas de las deficiencias y la inoperancia de la CFE, para en una segunda entrega, abordar los excesos del “mercado libre” en el cual nos encontramos.

En este sentido, por ejemplo, a la llegada del presidente López Obrador se decidió cumplir con una propuesta de campaña que había ofrecido a la ciudadanía de Tabasco durante sus tres campañas presidenciales: ello implicaba “eliminar” la deuda de miles de usuarios que por años se resistieron a pagar la energía eléctrica a CFE, usando la “resistencia civil” como protesta por las altas tarifas eléctricas.

Este compromiso de campaña se cumplió desde 2019 con el programa “Adiós a tu deuda”; un programa que formalizó eliminar la deuda de casi 500 mil usuarios en “resistencia civil”, algo así como un 70% del total de usuarios de CFE en Tabasco. Para decirlo más claro, el programa “Adiós a tu deuda” eliminó dos décadas de deudas acumuladas por un monto superior a los 10 mil millones de pesos (solicitud de información vía Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), folio 1816400340719).

Sin lugar a duda, realizar un “borrón y cuenta nueva” es un incentivo perverso que provoca la cultura del no pago, que es precisamente lo que sucedió en Tabasco, donde una tercera parte de los morosos accedieron a la firma del convenio “Adiós a tu deuda”, pero que al final, en una gran mayoría acabaron incumpliendo.

Pero esto no solo sucede como promesa de campaña o como un beneficio específico para una región, si uno observa más de cerca lo que sucede con el manejo político del “pago o no pago” de la energía eléctrica, es posible advertir que esta práctica también trasciende o es común en los gobiernos locales, así, por ejemplo, mediante la solicitud de información pública a la PNT, con folio 1816400179719, es posible confirmar que, en 2018, los municipios del país adeudaban a la CFE más de cinco mil quinientos millones de pesos.

  • *Analista Político

Habrá que decirlo claro y con energía: la reforma eléctrica planteada por el Ejecutivo federal contiene claros obscuros, pero también aciertos. Sin embargo, lo que es innegable es que representa una oportunidad invaluable para evaluar, con ocho años de operación, una de las reformas constitucionales más relevantes en los últimos años, como lo fue la reforma energética de 2013 del presidente Peña Nieto.

Y ante eso, bien valdría la pena aquilatar las narrativas. La primera, que persiste en continuar con la apertura del mercado eléctrico a través de la modernización del sector energético con una mayor participación de la iniciativa privada, colocando a las energías renovables como las más afectadas en caso de dar marcha atrás a la apertura, además de obstruir a la inversión como palanca para la innovación y el uso de la tecnología de punta, ello en detrimento del medio ambiente.

En contra sentido al mercado libre, la propuesta del presidente López Obrador plantea reacomodar la reforma energética del 2013, poniendo un orden distinto en el despacho original de la generación de energía eléctrica y a la preponderancia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y con ello, dando origen a un sistema eléctrico donde el Estado “recupera” la conducción del sector a través de la CFE; esta narrativa acusa los excesos del mercado alegando que hay desequilibrios que ponen en riesgo la soberanía energética del país.

Está claro que ambas narrativas obedecen a razones y lógicas distintas, pero también lo es que del mismo modo ambas mienten “oportunamente” buscando confundir a una opinión pública que no logra distinguir entre lo técnico y lo político; siendo la polarización un velo que nos imposibilita sopesar por sí mismos los argumentos transversales desde los cuales se posicionan.

Dicho de otra manera, estamos ante un debate que nos dará la oportunidad de desmenuzar los beneficios y errores de la reforma energética de 2013 para ubicar la inoperancia de la CFE, así como los peligros del populismo, pero al mismo tiempo, de ubicar y corregir los “excesos del mercado”, las fallas provocadas por los contratos leoninos que favorecen a grupos específicos y la reingeniería administrativa que requiere la CFE.

Por motivos de espacio en la columna, en esta ocasión abordo algunas de las deficiencias y la inoperancia de la CFE, para en una segunda entrega, abordar los excesos del “mercado libre” en el cual nos encontramos.

En este sentido, por ejemplo, a la llegada del presidente López Obrador se decidió cumplir con una propuesta de campaña que había ofrecido a la ciudadanía de Tabasco durante sus tres campañas presidenciales: ello implicaba “eliminar” la deuda de miles de usuarios que por años se resistieron a pagar la energía eléctrica a CFE, usando la “resistencia civil” como protesta por las altas tarifas eléctricas.

Este compromiso de campaña se cumplió desde 2019 con el programa “Adiós a tu deuda”; un programa que formalizó eliminar la deuda de casi 500 mil usuarios en “resistencia civil”, algo así como un 70% del total de usuarios de CFE en Tabasco. Para decirlo más claro, el programa “Adiós a tu deuda” eliminó dos décadas de deudas acumuladas por un monto superior a los 10 mil millones de pesos (solicitud de información vía Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), folio 1816400340719).

Sin lugar a duda, realizar un “borrón y cuenta nueva” es un incentivo perverso que provoca la cultura del no pago, que es precisamente lo que sucedió en Tabasco, donde una tercera parte de los morosos accedieron a la firma del convenio “Adiós a tu deuda”, pero que al final, en una gran mayoría acabaron incumpliendo.

Pero esto no solo sucede como promesa de campaña o como un beneficio específico para una región, si uno observa más de cerca lo que sucede con el manejo político del “pago o no pago” de la energía eléctrica, es posible advertir que esta práctica también trasciende o es común en los gobiernos locales, así, por ejemplo, mediante la solicitud de información pública a la PNT, con folio 1816400179719, es posible confirmar que, en 2018, los municipios del país adeudaban a la CFE más de cinco mil quinientos millones de pesos.

  • *Analista Político