La práctica del taekwondo estimula y desarrolla la elasticidad, la fuerza, la coordinación y la resistencia. También mejora sus reflejos, aumenta la capacidad pulmonar, la resistencia cardiovascular y potencia el conocimiento de su cuerpo, señaló Fernando Salas, entrenador de esta disciplina, integrante de la asociación estatal ITF.
Enfatizó que cuando se aprende este deporte arte marcial se trata de inculcar una serie de valores que van más allá de la defensa personal, los golpes y el contraataque hacia un adversario.
El entrenador apuntó que incentiva la concentración. “Este es un elemento fundamental para llevar a cabo cualquier actividad, ya sea académica o personal. Si el niño aprende a concentrarse mejor podrá –en el futuro– tomar mejores decisiones, aumentar su seguridad, confianza y autoestima”.
Añadió que trabaja el compañerismo. “Los niños trabajan en equipo en cada una de las clases, lo que fortalece la amistad y el sentido de pertenencia”.
Destacó que su deporte fomenta el respeto, la honradez, la humildad y la lealtad, que son “valores que tu hijo siempre tendrá en mente, lo que ayudará a fortalecer su personalidad”. Recalcó que promueve el conocimiento de otra cultura. “Cuando los niños aprenden otras costumbres y enseñanzas amplían su visión crítica de la vida”. Enfatizó Salas que la disciplina es el elemento más importante del taekwondo, ya que el compromiso es la clave para ser bueno en este deporte.
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