A las nueve de la mañana del 5 de mayo de 1862, un cañón mexicano anunció en Puebla el inicio de una de las jordanas más gloriosas que registran nuestra historia patria. No obstante, el triunfo del ejército nacional frente al francés no se hubiera concretado sin el valioso esfuerzo de combatientes vecinos como los tlaxcaltecas Antonio Carvajal y Doroteo León.
De acuerdo con el historiador Armando Díaz de la Mora, los tlaxcaltecas no lucharon en los fuertes de Loreto y Guadalupe el 5 de mayo, sino que protegieron los flancos norte y sur de Puebla un día antes por órdenes del general Ignacio Zaragoza.
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Antonio Carvajal
El general de caballería Antonio Carvajal Fernández fue enviado, junto con otros mil 594 elementos, para cubrir la retaguardia en el sur, en el entendido de que el ataque iniciaría por la región de Atlixco.
En la madrugada del 4 de mayo se hizo el enfrentamiento en las inmediaciones de una hacienda llamada 'La Trapera' que está ubicada en la entrada a Atlixco. Ahí, el ejército de Carvajal logró replegar al ejército mexicano comendado por Leonardo Márquez (que estaban traicionando al país al unirse a los franceses), explicó Díaz de la Mora a El Sol de Tlaxcala.
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Como estrategia militar, las tropas de Márquez no fueron perseguidas. Carvajal y su ejército permanecieron en Atlixco hasta el 5 de mayo por la noche, en alerta por otro posible ataque.
Como dato extra, la acción del tlaxcalteca fue reconocida siete meses después por el entonces presidente Benito Juárez con una medalla que lo acreditó como general en jefe durante la batalla en Atlixco.
Doroteo León de la Luz
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Mientras el flanco sur de Puebla estaba custodiado por Carvajal, el lado norte fue protegido por el coronel Doroteo León de la Luz, quien estuvo al mando de la brigada Tlaxcala. La batalla librada por este ejército de tlaxcaltecas ocurrió en los llanos de Coacoyunga, municipio Chignahuapan.
Según el historiador, el enfrentamiento fue con otras tropas traidoras a México encabezadas por Ignacio Gutiérrez”, pero a diferencia de los anteriores, “Doroteo y su ejército los persiguieron por la sierra y lograron quitarles armas, municiones y detuvieron a algunos jefes militares
León de la Luz permaneció en Puebla hasta el 11 de mayo para proteger el territorio comprendido entre Tlaxco y Chignahuapan.
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Finalmente, es importante destacar que las participaciones de los tlaxcaltecas no fueron forzadas. “Era gente que se alistaba a los batallones de manera voluntaria porque había una conciencia de defender a la patria en momentos difíciles”, señaló Para Díaz de la Mora; además, se trataba, en su mayor parte de campesinos: “Fueron personas que no sabían leer ni escribir, pero lucharon y se regresaron a trabajar sus tierras con la visión y el orgullo de haber defendido su tierra y a los suyos”.
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