En el mundo se diagnostican cada año aproximadamente 300 mil nuevos casos de tumores cerebrales, los cuales corresponden a 2.5 por ciento de mortalidad por cáncer, ocupando el sitio 19 entre las neoplasias y el décimo entre las más letales.
Aliesha González Arenas, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB), señala que comúnmente la mayor incidencia de estos tumores se da entre personas de 60 años, pero en México, la media es de 45 años, “un dato impactante”, dice la académica en un artículo de Gaceta UNAM.
Al respecto, añadió que se desconoce por qué estos canceres se diagnostican en el país con una diferencia de 15 años menos, respecto a la media a nivel mundial. Se estima que el promedio es de 3.5 por cada cien mil habitantes y representa la segunda y quinta causa de mortalidad por cáncer en grupos de 0 a 18 años y de 18 a 29 años, respectivamente, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Los cánceres cerebrales se dividen en dos categorías; malignos y no malignos. Los dos invaden tejido sano, pero los segundos pueden disecarse o retirarse mediante cirugía. En tanto, los malignos son altamente invasivos y crecen muy rápido.
La experta señala que los más comunes en el mundo son los meningiomas, los cuales, en su mayoría no son malignos. No obstante, agrega la especialista en Medicina Genómica, aún se desconocen los factores de riesgo para desarrollarlos, y el pronóstico de supervivencia de los pacientes depende de su edad, sexo, antecedentes familiares, y si son alcohólicos.
DAÑOS Y SÍNTOMAS
Los tumores cerebrales, que comúnmente son más frecuentes en la corteza frontal, pueden dañar la audición y la motricidad.
El primer síntoma es el dolor de cabeza por un periodo prolongado y que no se quita; otros son la midriasis (dilatación de pupila), caída del párpado y convulsiones.
Algunos son tan infiltrantes que llegan hasta el quiasma óptico y dejan sin visión, pero en la medida que avanzan afectan el resto de las capacidades neurológicas.
“Además, hay una mayor incidencia en hombres que en mujeres, en una relación de tres a dos”, subrayó la experta.
TRATAMIENTO
Este consiste en radioterapia y el suministro del fármaco Temozolamida, que inhibe la síntesis del ADN, por lo que ya no se pueden generar células nuevas. Este medicamento genera un metabolito activo capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, formada por células llamadas astrocitos que controlan el paso de sustancias tóxicas entre la circulación sanguínea y el fluido cerebral.
Por otra parte, científicos de la UNAM realizan diversos estudios sobre los glioblastomas, con la finalidad de encontrar una posible cura, pues aunque su incidencia no es tan alta como la del cáncer de mama o de pulmón, también cobran vidas, finalizo González Arenas.
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