Xicotencatl es un nombre personal masculino de origen náhuatl que significa "el que habita en la orilla de jicotera".
Considerando que ésta es un panal o conjunto de abejas, el término alude probablemente a un apicultor. La palabra también es empleada como apellido y su forma reverencial es Xicotencatzin, un sufijo que indica respeto, afecto o protección.
Con el paso del tiempo, se han creado variantes de escritura para esta designación, así que ¿cuál es su forma correcta?
De acuerdo con el Gran Diccionario Náhuatl, la grafía normalizada del nahuatlismo es Xicotencatl, sin “h” y sin tilde en la letra “e”, pues la paleografía del término así lo indica. No obstante, las variantes escritas de gran parte de los nahuatlismos se deben al hecho de que, al incorporarse al idioma español, se adaptaron a sus reglas ortográficas.
De acuerdo con el paleógrafo Joseph Aubin, fueron 22 vocales y 98 sílabas utilizadas por los nahuas en su escritura prehispánica. Sin embargo, a partir de la llegada de los españoles, los frailes franciscanos comenzaron a utilizar caracteres latinos para representar el náhuatl, entre ellos la “h”.
Por otro lado, el acento normal del náhuatl cae siempre en la penúltima sílaba, es decir, las palabras del náhuatl generalmente son graves sin necesidad de utilizar tilde. Pero hoy día, las formas acentuadas y no acentuadas de las palabras en náhuatl son adecuadas.
En conclusión, Xicotencatl es el término puro, pero Xicohténcatl es mayormente aceptado en nuestro español actual.
XICOHTÉNCATL COMO PERSONAJE HISTÓRICO
En Tlaxcala, Xicotencatl está invariablemente ligado con la historia de la entidad, pues uno de sus personajes más destacados respondió a ese nombre: Xicohténcatl Axayacatzin.
El héroe nació y creció en Tizatlán durante la etapa expansionista de los aztecas. Se consagró como militar en jefe y tuvo que cumplir un sometimiento destinado a nobles para aprender a conducir los asuntos del gobierno y de la guerra.
Ante la llegada de los españoles, el joven de treinta y cinco años, según aproxima Bernal Díaz del Castillo, intuía que su religión, costumbres y civilización estaban gravemente amenazados.
Luego de una serie de discursos frente a los guerreros, lo designaron para ir al frente del ejército tlaxcalteca y detener a los invasores en agosto de 1519. Luego de ser derrotado, tomó un descanso para reorganizarse y permitir la reorganización del ejército enemigo, enviándoles incluso alimento para que la victoria tlaxcalteca fuera atribuída más al valor de su ejército que a la debilidad del adversario, de acuerdo con el antropólogo José Eduardo Contreras Martínez.
Durante la llamada “noche triste”, el ejército español recibió una dura derrota por parte de los mexicas, quienes les sorprendieron huyendo de su ciudad y acabaron casi con ellos, lo que obligó a Cortés a ofrecer parte de los territorios conquistados con tal de ser recibido en Tlaxcala por Xicotencatl padre.
El historiador William Prescott rescata que hay mucho que admirar en la personalidad invencible y elevada del personaje, su grandeza y majestad sobre el escenario ruidoso que le rodeaba, pero, sobre todo, del esplendor que desprende su humanidad.
La ciudad de Tlaxcala, que durante los inicios de su fundación se llamó Tlaxcala de Nuestra Señora de la Asunción o Santa María de la Nueva Tlaxcala, actualmente lleva en su nombre a Xicohténcatl y fue fundada en el año de 1525 en el marco de la conquista y colonización del Nuevo Mundo.
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