Después de una década de trabajar para el sustento de las familias en San José Villarreal, municipio de Terrenate, pequeños productores y ejidatarios abandonaron la cosecha de ajo, toda vez que ya no tuvieron asistencia técnica.
El labriego Dionisio Gutiérrez Limón recordó que en 2010, el Instituto Nacional de Investigación Forestal, Agrícola y Pecuaria (Inifap) impulsó este cultivo cuyo ciclo es de 10 meses.
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Nos estaba yendo bien, con buen precio en el mercado, aquí es pequeña propiedad y no tenemos apoyos del Gobierno, pero la enfermedad pudrió las raíces y todo se acabó, señaló.
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Dejó de ser rentable
Dijo que inicialmente el cultivo era rentable pues como invertían parra adquirir semilla y fertilizante y control químico de plagas, el tubérculo (hembras), alcanzaba un precio de hasta los 80 mil pesos la tonelada.
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Sin embargo, expuso que hasta el año 2018 todavía colocaron la cosecha las Centrales de Abasto de la Ciudad de México y Puebla.
No obstante, ya que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural retiró apoyos a investigadores del Inifap a partir de este sexenio, dejaron de aportar la asistencia científica para controlar la enfermedad en este cultivo.
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