César Genaro Torres Espinoza mide arriba de dos metros y por eso es conocido como el gigante de Tlaxcala.
Quizá no sea el más alto del territorio estatal, lo único que sabe es que entre los 16 mil habitantes que viven en Cuapiaxtla no hay otro de más estatura.
Este hombre de 43 años calza del número 32, sus zapatos o huaraches los fabrican en una renovadora de calzado de Apizaco.
Sus pantalones son confeccionados por una costurera de la localidad, pero otras veces la adquiere de los lotes de ropa americana o bien, algunos amigos se la mandan desde Estados Unidos de América.
Es originario de Ignacio Allende, municipio de Cuapiaxtla, su padre era de Grajales, Puebla, y su madre de Tlaxcala.
Es el mayor de seis hermanos, de hecho, tiene otro hermano que mide 1.97 y una hermana de 1.82 metros.
Toda la familia esta alta pues lo heredan de su progenitora, quien mide 1.73 metros y tiene 65 años.
Sin embargo, desde los 18 años de edad enfrenta una discapacidad causada en un accidente automovilístico cuando regresaba de trabajar en Puebla.
Para el gigante de Tlaxcala el ser demasiado alto le ha traído complicaciones porque no hay ropa de su talla ni zapatos a su medida.
Como era incómodo viajar en el transporte público (combis, microbús y autobús) se compró una motocicleta para trasladarse.
Otro de los problemas que vivió durante su infancia y juventud fue el bullying de la gente, pues estaba por cumplir 15 años y ya contaba con una estatura de 1.75 metros.
César es padre soltero por lo que trabaja de velador en un taller mecánico ubicado en Cuapiaxtla.
Padre de Kimberly, de seis años de edad, se alterna con su progenitora para llevarla a la escuela primaria donde estudia el primer año. Explica que recibe una pensión del Instituto Mexicano del Seguro Social de dos mil 500 pesos mensuales, pues a los 35 años se jubiló de una empresa en Puebla por la lesión en su tobillo izquierdo.
El hombre también tiene problemas para dormir, lo hace en dos camas y cuando sale a la calle su cabeza choca los carteles publicitarios de las tiendas o las ramas de los árboles.
Tiene un perro que llama El Negro y es quien lo acompaña cuando regresa de trabajar por la mañana, su mamá aun cuando mide 1.72 metros no lo puede abrazar si no se sienta.
"Durante varios años de mi vida he enfrentado burlas de la gente, hubiera querido ser más bajito, pero por mi carácter mucha gente me respeta”, enfatiza. Dice que la vida se le comenzó a dificultar cuando no encontraba ropa a su medida.
LA CARTA
César Torres señala que envió una carta al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la que le pide apoyo para Kimberly, su hija, pues tiene la custodia pero lo que recibe de pensión no le alcanza.
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