Además de procurar a los animales de la calle, Saraí Rosas, quien es amante de la compañía canina y felina, cada año llevaba a bendecir a sus tres mascotas a la iglesia de La Soledad, ubicada en Chiautempan, pero este año es diferente, pues la pandemia de Covid-19 la obliga quedarse en casa.
Vive en Ocotlán, municipio de Tlaxcala, está casada y tiene un hijo, pero considera que el amor que le tiene a su “Max”, “Pelu” y “Güero” es tan grande que, incluso, los ve como si también fueran sus hijos, ya que cada uno ha jugado un papel importante en cada etapa de su vida.
Nació en Chiautempan y profesa la religión católica, por lo que sostiene que es importante que sus “animalitos” al igual que los seres humanos “reciban la gracia divina de Dios a través del agua bendita”, por ello, los llevaba a la ceremonia de cada 17 de enero.
En entrevista con El Sol de Tlaxcala, cuenta que “Pelu” sufre desde pequeño una enfermedad crónica, por lo que su vida corrió peligro en sus primeros meses, sin embargo, con fe le encomendó su salud a Dios y junto con un tratamiento médico ha salido adelante, ahora tiene siete años de vida.
Recuerda que de acuerdo a la Iglesia Católica, cada 17 de enero se celebra a San Antonio Abad, patrono de los animales y las mascotas, por lo que la tradición dicta que los fieles deben asistir a bendecirlos, pero este año será cancelada la ceremonia, pues la Diócesis ordenó eliminar las fiestas patronales, de alguna devoción o actividades de piedad popular.
No obstante, “Sarita”, como le dice su familia, reconoce que antes de la pandemia, eran muy pocos los fieles que asistían a bendecir a sus mascotas o animales, por lo que opina que esa tradición se ha ido perdiendo con el paso de los años.
- San Antonio Abad fue el primer santo considerado patrono de los animales y protector contra los de ponzoña.
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