Al recibir la primera dosis de la farmacéutica Pfizer contra Covid-19, Paola N. afirmó que quiere seguir viviendo para que cuando sea grande se convierta en una destacada enfermera.
En Tlaxcala, la delegación de la Secretaría del Bienestar tiene activa la vacunación para menores de edad con comorbilidades en coordinación con el sector salud.
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La niña Paola N. nació con el síndrome de la médula anclada, que es una malformación congénita que se caracteriza por un tejido cicatricial que fija la médula espinal a la duramadre, que es la membrana de tejido blando que rodea, impidiendo el flujo normal del fluido espinal alrededor de la médula.
Algunos de los síntomas de la médula anclada son dolor de espalda y piernas, dificultad para caminar y estar de pie, deformidad, debilidad o entumecimiento en los pies, incontinencia fecal y urinaria, cambios en el crecimiento de la columna o de los pies y empeoramiento de la escoliosis.
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Entrevistada por esta reportera, ‘Pao’ -como le dicen de cariño sus familiares- expresó que no le dolió la inyección de la vacuna que le aplicaron en el puesto de vacunación del Instituto Mexicano del Seguro Social, en la Clínica 8, en la ciudad capital.
Con el permiso de su padre, la menor de 13 años de edad afirmó que quiere seguir creciendo, jugar y estudiar para ser enfermera.
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Dice mi papá que me va a meter a estudiar enfermería, sí quiero eso. Quiero ser enfermera y ayudar a la gente... curarla, agregó.
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