En el municipio de Calpulalpan se conserva una singular tradición en los hornos familiares, cuyo origen se pierde en la historia y se vincula a la petición de mano.
El pan de pedida es una pieza artesanal semidulce de aproximadamente 30 centímetros de longitud y, como su nombre lo indica, es un obsequio que el hombre hace a la familia de la mujer con quien pretende casarse.
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LA TRADICIÓN DE LA PEDIDA
Aunque en todo el territorio tlaxcalteca es tradición pedir la mano con regalos para los futuros suegros, el pan de pedida es símbolo de municipios del norte de la entidad.
Yara Muñoz, quien pertenece a la cuarta generación de panaderos tradicionales de Calpulalpan, explicó en entrevista con este Diario que la receta fue traída del Estado de México y adoptada por las demarcaciones colindantes.
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“Aquí llegó la costumbre de que el novio va a la casa de la novia con el pan de pedida en chiquihuites. Si los padres están de acuerdo con el matrimonio, sacan el chocolate; pero si no, sacan el café y cada quien para su casa”.
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Actualmente, más de 50 piezas de pan se llegan a elaborar en los hornos de las viviendas o se mandan a hacer cuando una pareja pretende formalizar su noviazgo, según relata.
La ceremonia es conocida en otros municipios como “Tlaseseuil”, que metafóricamente toma el sentido de resignación para los padres de la novia y se efectúa en la madrugada del día de la boda religiosa. El acto consiste en obsequiar a los consuegros una canasta con frutas y otros alimentos, entre los que destaca el pan de la región.
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PAN DE PEDIDA, UNA PIEZA SINGULAR
La receta del pan de pedida es única. Su peculiaridad es que no contiene harina de trigo, sino que se elabora a base de maíz blanco y azul. Además, se emplea el pulque para elevar la masa y el aguamiel para endulzarlo.
“Es un producto vegano, pero no porque así se naciera la receta, sino porque antes no se utilizaban los ingredientes que hoy conocemos. La mejor forma de que el pan esponje es con pulque y el color dorado de la superficie se la da el aguamiel”, agregó Yara Muñoz.
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Aunque son pocos quienes siguen al pie de la letra la costumbre al momento de visitar a la novia, el pan de pedida es obligatorio en el horno de piedra de la familia Muñoz.
Cada fin de semana llevan el sabor de Tlaxcala al Complejo Cultural Los Pinos, donde lo ofertan junto al resto de productos artesanales basados en ingredientes locales, pues el sabor dulzón y aroma fermentado de estas piezas las convierten en un postre ideal para la mesa.
Actualmente, más de 50 piezas de pan se llegan a elaborar en los hornos de las viviendas o se mandan a hacer cuando una pareja pretende formalizar su noviazgo.
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