Reconoce Iglesia grandeza de la Virgen María

La Iglesia de Tlaxcala reconoce la grandeza de la Virgen María, porque fue la elegida de Dios para traer al mundo a Jesús, por eso se convirtió en reina del cielo y la tierra, aseveró el sacerdote de la Basílica de Ocotlán, Eloy Muñoz Hernández.

Ayer, durante la eucaristía para coronar a la Virgen de Ocotlán, resaltó que el acto de colocarle la corona es un gesto a su grandeza, ya que es considerada la Señora.

Ante decenas de fieles, que se dieron cita, expuso en su mensaje que para Dios no hay imposibles, por eso seleccionó a María para que en su vientre albergara al fruto de salvación: Jesús. “Bendito el fruto de vientre. Isabel bendice al Niño Jesús, que ya va en las purísimas entrañas de María Santísima”.

Abundó que cada mes de mayo, la Iglesia recuerda la historia de la Virgen María, con la celebración de los rosarios y el ofrecimiento de flores.

“Hay muchos momentos en los que perdura María, desde el Santo Rosario, hoy la coronación, la iglesia va recordando su transpersonalidad, en el papel, la misión, el trabajo de la Santa Iglesia. La más antigua tradición cristiana recuerda que la Santísima Virgen María se fue al cielo en cuerpo y alma, y goza eternamente de Dios y es coronada como reina del cielo y la tierra”.

Agregó que María nunca se cansará de acompañar a los cristianos en ofrecer su protección maternal.

Así, entre cantos, alabanzas y aplausos, este año, la niña Sofía Barranco, acompañada de su mamá Alejandra, coronó a la Virgen de Ocotlán, destacando su fe y entusiasmo por la Patrona de Tlaxcala.

En el altar lleno de flores, la Virgen lució su corona que cada 30 de mayo le colona una menor.

Al final, Sofía Barranco, acompañada de su familia, ofreció una ofrenda a la Basílica de Ocotlán.

• HOY LA ÚLTIMA PROCESIÓN DE LA VIRGEN Y BENDICIÓN DE VEHÍCULOS
  

Este jueves, por la mañana, la Virgen de Ocotlán realizará la última procesión por las calles de la población.

Asimismo, por el Día del chofer, habrá la bendición de vehículos, al igual que una celebración eucarística para la imposición de distintivos de todos los socios de los Caballeros de la Virgen de Ocotlán.