/ sábado 12 de agosto de 2017

Tlaxcaltecas visten a la Virgen de la Caridad

Isabel Aquino

Durante 140 años, cuatro generaciones de bordadoras se hanencargado de inmortalizar las técnicas y simbolismos de nuestrosantepasados en las vestiduras sagradas para la Virgen de laCaridad, que se venera hace más de tres siglos en Huamantla,Tlaxcala.

Con el paso del tiempo, estas ofrendas de devoción se hanconvertido en piezas de arte popular que forman parte esencial dela festividad católica de los huamantlecos y forma parte delpatrimonio cultural y artístico de la entidad.

Esta tradición fue iniciada y permanece viva en la familiaFarfán y Hernández. Según datos históricos, la primera enconfeccionar el vestido a la Virgen fue la señora María de JesúsFarfán (+) en 1878, el mismo que portaba unas magnolias o flor deyoloxóchitl, que los otomíes ofrendaban a la diosa Xochiquetzalliy formaba parte de la flora local.

Posteriormente sus hijas Carmen y María de la Luz HernándezFarfán continuaron con el legado hasta el año 1895.

En los años subsecuentes no se confeccionaron prendas debido aque fue derribado el antiguo santuario para construir la modernabasílica, tiempo en el que se extraviaron vestiduras, joyas yexvotos pertenecientes a la sagrada imagen, que fueron vendidospara reunir fondos para la construcción del templo.

Es hasta 1963 que Carolina Hernández Castillo (+),“Carito”, retoma esta tradición familiar que mantuvo vigentedurante 52 años ininterrumpidos, hasta su muerte en 2015, con lacolaboración de un grupo de alrededor de 50 bordadoras que ellamisma formó para hacer estos delicados y finos bordados, ademásde la colaboración de sus hermanos José y Alfonso HernándezCastillo, que contribuyeron en distintas labores como laconstrucción de los bastidores de madera y herramientas útilespara la fijación de las telas sobre las cuales se hace elbordado.

Como ella misma expresó en vida, su dedicación en el bordadodel vestido fue una muestra de gratitud por un milagro que ellaexperimentó al encomendar su salud a la Virgen de la Caridaddespués de que los médicos le aseguraban que no volvería acaminar, luego de sufrir una fractura de columna siendo muy joven.El prodigio de volver a caminar fue lo que hizo que Caritoprometiera a la Virgen bordar sus vestidos y lo cumplió hasta sumuerte a los 92 años.

Bordados de oro

Los bordados actuales del vestido y manto para la Virgen de laCaridad se distinguen por la técnica del bordado sevillano deEspaña, mundialmente admirado por seguir en sus figuras el estilodel Renacimiento a semejanza de las artes suntuarias con profusiónen el uso del hilo de oro o canutillo, que sirven para elaborar losrelieves del diseño.

Carito fue también quien introdujo la técnica del bordado conoro estilo sevillano a las vestiduras de la Virgen de la Caridad,con hilos, canutillo de oro y plata, perlas y piedras preciosas quefueron incorporando según el diseño y tema que se bordó en cadapieza.

Hasta hace seis décadas, la Virgen tenía un vestido de gala yel de diario, entonces invitó a algunas compañeras del jardín deniños donde trabajaba para que le ayudaran a hacer un nuevovestido en seda blanca y así transcurrió más de medio siglo, porlo que desde entonces triunfó la costumbre de vestir a la santapatrona con finos ropajes bordados con canutillo de oro, perlas ypiedras preciosas, sobre fina seda, que confecciona un grupo demujeres que año con año se han sumado a la delicada labor, queculmina con el cambio de atuendo en la víspera de la celebraciónde la Asunción del María.

Más allá de ser un arte sacro, el bordado del vestido y manto para la Virgen de la Caridad que se venera en Huamantla, es una manera de agradecer la intercesión celestial en la vida de cada persona

Esta muestra de devoción hizo que distintas familias empezarana regalar a la Virgen vestidos, mantos, mantillas, joyas, adornos,perfumes y hasta cabelleras, a modo de exvotos.

Cada vestido tiene un diseño diferente a elección de lafamilia o persona que lo dona, de ahí que son piezas únicas.

De acuerdo a la circunstancias es como también han elegido eltema para plasmarlo con el bordado hecho a mano, como el vestidodel año 2000, basado en el jubileo y en el lienzo que Carlos Ventregó en 1528 a los huamantlecos para trazar y fundar la ciudad;además se ha pintado y bordado al Papa Juan Pablo II,  el templode la Caridad con sus alfombras, así como diversos simbolismos quehacen que el trabajo sea original y con un mensaje alusivo al añoen que lo porta, como en 2017 que el vestido tendrá la imagen delos tres niños mártires de Tlaxcala, Cristóbal, Antonio y Juan,con motivo de su canonización, mientras que el manto contienediversas iconografías prehispánicas tlaxcaltecas.

Herederas de la tradición

Entre bastidores, hilos, canutillo de oro, agujas y dedal,Elvira “Vivi” Hernández Torres y Laura Hernández Torres,cuarta generación de bordadoras, herederas de la tradiciónfamiliar tras el fallecimiento de Carolina Hernández, comentaronque a pesar de haber participado desde su infancia en estaslabores, es a partir del año 2016 que llevan a cuestas este legadocon el apoyo de unas 70 mujeres que colaboran motivadas por losmilagros o en acción de gracias por los beneficios obtenidos porsu mediación.

Para cumplir a tiempo con esta ofrenda que hacen a la Virgen, elgrupo se dividió el trabajo en tres turnos para coser día y nochelas prendas, que deberán estar terminadas en la víspera de lafestividad para recorrerá la procesión en “La Noche que NadieDuerme”.

Hasta sus 92 años, Carolina Hernández Castillo (+) cumplió su promesa de bordar el vestido y manto a la Virgen de la Caridad

La participación de las mujeres en esta encomienda demandamucho tiempo, esfuerzo, dedicación y hasta dolor físico queexperimentan durante las largas jornadas que permanecen sentadas,agachadas y forzando la vista para detallar los diminutos detallesen las costuras, pero ese pesar lo ofrecen con alegría por sudevoción.

Los ropajes de la Virgen de la Caridad, como su fiesta enconjunto, han dado a Huamantla un reconocimiento internacional,dado que la confección de las prendas son obras de arte que prontoesperan exhibir en el Museo de la Fe, en construcción dentro de laBasílica de la Virgen de la Caridad.

La fiesta religiosa en honor a la Virgen de la Caridad enHuamantla tiene componentes que la hacen única y especial, con laparticipación y colaboración de miles de personas que colaboranen distintas comisiones que hacen de la celebración unacontecimiento digno de admirar.

Isabel Aquino

Durante 140 años, cuatro generaciones de bordadoras se hanencargado de inmortalizar las técnicas y simbolismos de nuestrosantepasados en las vestiduras sagradas para la Virgen de laCaridad, que se venera hace más de tres siglos en Huamantla,Tlaxcala.

Con el paso del tiempo, estas ofrendas de devoción se hanconvertido en piezas de arte popular que forman parte esencial dela festividad católica de los huamantlecos y forma parte delpatrimonio cultural y artístico de la entidad.

Esta tradición fue iniciada y permanece viva en la familiaFarfán y Hernández. Según datos históricos, la primera enconfeccionar el vestido a la Virgen fue la señora María de JesúsFarfán (+) en 1878, el mismo que portaba unas magnolias o flor deyoloxóchitl, que los otomíes ofrendaban a la diosa Xochiquetzalliy formaba parte de la flora local.

Posteriormente sus hijas Carmen y María de la Luz HernándezFarfán continuaron con el legado hasta el año 1895.

En los años subsecuentes no se confeccionaron prendas debido aque fue derribado el antiguo santuario para construir la modernabasílica, tiempo en el que se extraviaron vestiduras, joyas yexvotos pertenecientes a la sagrada imagen, que fueron vendidospara reunir fondos para la construcción del templo.

Es hasta 1963 que Carolina Hernández Castillo (+),“Carito”, retoma esta tradición familiar que mantuvo vigentedurante 52 años ininterrumpidos, hasta su muerte en 2015, con lacolaboración de un grupo de alrededor de 50 bordadoras que ellamisma formó para hacer estos delicados y finos bordados, ademásde la colaboración de sus hermanos José y Alfonso HernándezCastillo, que contribuyeron en distintas labores como laconstrucción de los bastidores de madera y herramientas útilespara la fijación de las telas sobre las cuales se hace elbordado.

Como ella misma expresó en vida, su dedicación en el bordadodel vestido fue una muestra de gratitud por un milagro que ellaexperimentó al encomendar su salud a la Virgen de la Caridaddespués de que los médicos le aseguraban que no volvería acaminar, luego de sufrir una fractura de columna siendo muy joven.El prodigio de volver a caminar fue lo que hizo que Caritoprometiera a la Virgen bordar sus vestidos y lo cumplió hasta sumuerte a los 92 años.

Bordados de oro

Los bordados actuales del vestido y manto para la Virgen de laCaridad se distinguen por la técnica del bordado sevillano deEspaña, mundialmente admirado por seguir en sus figuras el estilodel Renacimiento a semejanza de las artes suntuarias con profusiónen el uso del hilo de oro o canutillo, que sirven para elaborar losrelieves del diseño.

Carito fue también quien introdujo la técnica del bordado conoro estilo sevillano a las vestiduras de la Virgen de la Caridad,con hilos, canutillo de oro y plata, perlas y piedras preciosas quefueron incorporando según el diseño y tema que se bordó en cadapieza.

Hasta hace seis décadas, la Virgen tenía un vestido de gala yel de diario, entonces invitó a algunas compañeras del jardín deniños donde trabajaba para que le ayudaran a hacer un nuevovestido en seda blanca y así transcurrió más de medio siglo, porlo que desde entonces triunfó la costumbre de vestir a la santapatrona con finos ropajes bordados con canutillo de oro, perlas ypiedras preciosas, sobre fina seda, que confecciona un grupo demujeres que año con año se han sumado a la delicada labor, queculmina con el cambio de atuendo en la víspera de la celebraciónde la Asunción del María.

Más allá de ser un arte sacro, el bordado del vestido y manto para la Virgen de la Caridad que se venera en Huamantla, es una manera de agradecer la intercesión celestial en la vida de cada persona

Esta muestra de devoción hizo que distintas familias empezarana regalar a la Virgen vestidos, mantos, mantillas, joyas, adornos,perfumes y hasta cabelleras, a modo de exvotos.

Cada vestido tiene un diseño diferente a elección de lafamilia o persona que lo dona, de ahí que son piezas únicas.

De acuerdo a la circunstancias es como también han elegido eltema para plasmarlo con el bordado hecho a mano, como el vestidodel año 2000, basado en el jubileo y en el lienzo que Carlos Ventregó en 1528 a los huamantlecos para trazar y fundar la ciudad;además se ha pintado y bordado al Papa Juan Pablo II,  el templode la Caridad con sus alfombras, así como diversos simbolismos quehacen que el trabajo sea original y con un mensaje alusivo al añoen que lo porta, como en 2017 que el vestido tendrá la imagen delos tres niños mártires de Tlaxcala, Cristóbal, Antonio y Juan,con motivo de su canonización, mientras que el manto contienediversas iconografías prehispánicas tlaxcaltecas.

Herederas de la tradición

Entre bastidores, hilos, canutillo de oro, agujas y dedal,Elvira “Vivi” Hernández Torres y Laura Hernández Torres,cuarta generación de bordadoras, herederas de la tradiciónfamiliar tras el fallecimiento de Carolina Hernández, comentaronque a pesar de haber participado desde su infancia en estaslabores, es a partir del año 2016 que llevan a cuestas este legadocon el apoyo de unas 70 mujeres que colaboran motivadas por losmilagros o en acción de gracias por los beneficios obtenidos porsu mediación.

Para cumplir a tiempo con esta ofrenda que hacen a la Virgen, elgrupo se dividió el trabajo en tres turnos para coser día y nochelas prendas, que deberán estar terminadas en la víspera de lafestividad para recorrerá la procesión en “La Noche que NadieDuerme”.

Hasta sus 92 años, Carolina Hernández Castillo (+) cumplió su promesa de bordar el vestido y manto a la Virgen de la Caridad

La participación de las mujeres en esta encomienda demandamucho tiempo, esfuerzo, dedicación y hasta dolor físico queexperimentan durante las largas jornadas que permanecen sentadas,agachadas y forzando la vista para detallar los diminutos detallesen las costuras, pero ese pesar lo ofrecen con alegría por sudevoción.

Los ropajes de la Virgen de la Caridad, como su fiesta enconjunto, han dado a Huamantla un reconocimiento internacional,dado que la confección de las prendas son obras de arte que prontoesperan exhibir en el Museo de la Fe, en construcción dentro de laBasílica de la Virgen de la Caridad.

La fiesta religiosa en honor a la Virgen de la Caridad enHuamantla tiene componentes que la hacen única y especial, con laparticipación y colaboración de miles de personas que colaboranen distintas comisiones que hacen de la celebración unacontecimiento digno de admirar.

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