/ miércoles 28 de febrero de 2024

31 años defendiendo tus derechos humanos

En nuestro país, desde 1992 la constitución federal dispuso un sistema de protección de derechos humanos no jurisdiccional y, hoy, se cuenta con un robusto sistema conformado por una comisión nacional y 32 comisiones locales de derechos humanos, funcionando como instituciones garantes y autónomas, independientes entre sí y coincidentes en su quehacer.

Desempeñando un papel importante que ha sido no sólo en la defensa de los casos, sino en la orientación jurídica con perspectiva de derechos humanos, de género e interseccional, así como en las estrategias de promoción y difusión que han incidido en la transformación de la cultura social, política y jurídica en nuestro Estado.

Esa sólida base constitucional en derechos humanos ha favorecido que la atención que brindamos responda, tanto a un enfoque diferencial como interseccional, de proximidad, territorial y de justicia restaurativa, proteger los grupos de atención prioritaria, y en general, a todas las personas, es y será una labor impostergable que no admite retrasos, llegar a contar con esa base de exigibilidad, es producto del compromiso institucional y presencia constante; nos hemos preparado y también, hemos aprendido de grupos, organizaciones y academia para madurar institucionalmente.

En la actualidad, las atribuciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) no se agotan con la protección y defensa de los derechos reconocidos, ni tampoco en ser una institución que solo se enfoque en observar la actuación de las autoridades en nuestras recomendaciones; sino que, ahora, se nos exige trabajar en la implementación de medidas educativas y culturales que impliquen nuevas rutas que lleven a deconstruir roles, estereotipos, constructos sociales, estigmas, así como visibilizar la discriminación y exclusión que sufren los grupos de atención prioritaria, para entonces, enfocarnos en resignificar la igualdad, la libertad, el respeto y otros valores.

La implementación de estrategias institucionales tendentes a la profesionalización y sensibilización en derechos humanos a personas servidoras públicas, personal de seguridad, docentes, alumnado, y grupos de atención prioritaria como mujeres, niñas, niños y adolescentes, migrantes, personas con discapacidad, LGBTTTIQ+ y población indígena, es una realidad en todos los entes públicos.

En estos últimos dos años, la Comisión ha afianzado su papel para servir como puente, como intérprete y promotora, entre los escenarios concretos que involucran y lesionan los derechos humanos de las personas que los viven frente a las autoridades.

Ese papel mediador y conciliador ha sido la apuesta de esta administración, tarea en la que hemos avanzado por el compromiso y disposición de quienes representan los tres Poderes del Estado, quienes han aportado acciones que impulsan el respeto a los derechos humanos.

Los Mecanismos No Jurisdiccionales de Protección de Derechos Humanos tenemos el mandato y reto de dialogar constantemente -desde la clara autonomía- con los Poderes Legislativo, Judicial, Ejecutivo y otros entes autónomos, conocemos los grandes retos sociales, políticos y económicos que enfrenta el Estado, y por ello comprendemos que, para el cumplimiento de las obligaciones constitucionales, además del compromiso de las autoridades, se requiere de la participación de la sociedad civil.

Nuestro papel como un agente conciliador, es una de las vías para restituir los derechos violados en el menor tiempo posible, prever su comisión, investigar las violaciones con mayor efectividad para la protección de las víctimas y acompañarlas, hasta la efectiva Reparación Integral del daño.

Reconocemos que aun, frente a nosotros se encuentran importantes retos, uno de ellos, asegurar la atención integral a las personas con enfoque interseccional, así como atender otras agendas persistentes, como la violencia en todos los ámbitos y todas las formas, en especial la ejercida contra mujeres y niñas, o la erradicación de graves violaciones a derechos humanos, como la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Nuestra labor es ser interlocutores con las autoridades para la restitución inmediata de derechos de las personas, y nuestro modelo de colaboración parte de los propios estándares del contenido de los derechos humanos contextualizados, aquí y ahora.

Quiero compartir que ser una defensora de derechos humanos me ha enseñado a buscar alternativas para conciliar la paz y la tranquilidad, las cuales se han construido con el esfuerzo de quienes trabajan a mi lado, a las consejeras y consejeros consultivos, así como a las 48 mujeres y 34 hombres que colaboran en la comisión y a quienes, estoy segura, que ser parte de este organismo les ha impactado positivamente, más allá de lo profesional, me refiero en lo personal, pues siempre hay un antes y un después del trabajo en este organismo.

La tarea no es simple, somos un organismo que fue creado para observar el actuar del Estado, si bien, no ha sido una tarea fácil para los titulares, lo cierto es que estamos en un momento coyuntural.

La misma historia de la Comisión, es muestra de qué tan dinámicos y progresivos son los derechos humanos, destaco el desempeño de las personas que han integrado esta Comisión, desde su creación con el licenciado Roberto Rivera Castillo, y demás titulares que, en estas tres décadas, han dejado su experiencia en el organismo, por lo que hoy reconocemos la historia de una institución, valoramos su cimentación y trayectoria, así como a las personas que la han representado en su historia, en la que se han protegido y tutelado los derechos incluidos y reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico y en la última década los de corte internacional, hemos sido testigos de cómo los derechos humanos se posicionan por arriba de otros ordenamientos jurídicos.

La CEDH ha caminado estos 31 años con las organizaciones de la sociedad civil en la defensa de los derechos humanos desde el aporte, la participación, la crítica y la colaboración; así como a las instituciones de justicia y de la administración pública y a su personal que, en congruencia con sus deberes, colabora con este organismo para transformar la realidad.

Finalmente, quiero decir que la CEDH se renueva, se adapta y siempre existirá para todas las personas que habitan y transitan en el estado, quienes depositan su confianza en esta Comisión, pues son el motivo de nuestro actuar.


Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos


En nuestro país, desde 1992 la constitución federal dispuso un sistema de protección de derechos humanos no jurisdiccional y, hoy, se cuenta con un robusto sistema conformado por una comisión nacional y 32 comisiones locales de derechos humanos, funcionando como instituciones garantes y autónomas, independientes entre sí y coincidentes en su quehacer.

Desempeñando un papel importante que ha sido no sólo en la defensa de los casos, sino en la orientación jurídica con perspectiva de derechos humanos, de género e interseccional, así como en las estrategias de promoción y difusión que han incidido en la transformación de la cultura social, política y jurídica en nuestro Estado.

Esa sólida base constitucional en derechos humanos ha favorecido que la atención que brindamos responda, tanto a un enfoque diferencial como interseccional, de proximidad, territorial y de justicia restaurativa, proteger los grupos de atención prioritaria, y en general, a todas las personas, es y será una labor impostergable que no admite retrasos, llegar a contar con esa base de exigibilidad, es producto del compromiso institucional y presencia constante; nos hemos preparado y también, hemos aprendido de grupos, organizaciones y academia para madurar institucionalmente.

En la actualidad, las atribuciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) no se agotan con la protección y defensa de los derechos reconocidos, ni tampoco en ser una institución que solo se enfoque en observar la actuación de las autoridades en nuestras recomendaciones; sino que, ahora, se nos exige trabajar en la implementación de medidas educativas y culturales que impliquen nuevas rutas que lleven a deconstruir roles, estereotipos, constructos sociales, estigmas, así como visibilizar la discriminación y exclusión que sufren los grupos de atención prioritaria, para entonces, enfocarnos en resignificar la igualdad, la libertad, el respeto y otros valores.

La implementación de estrategias institucionales tendentes a la profesionalización y sensibilización en derechos humanos a personas servidoras públicas, personal de seguridad, docentes, alumnado, y grupos de atención prioritaria como mujeres, niñas, niños y adolescentes, migrantes, personas con discapacidad, LGBTTTIQ+ y población indígena, es una realidad en todos los entes públicos.

En estos últimos dos años, la Comisión ha afianzado su papel para servir como puente, como intérprete y promotora, entre los escenarios concretos que involucran y lesionan los derechos humanos de las personas que los viven frente a las autoridades.

Ese papel mediador y conciliador ha sido la apuesta de esta administración, tarea en la que hemos avanzado por el compromiso y disposición de quienes representan los tres Poderes del Estado, quienes han aportado acciones que impulsan el respeto a los derechos humanos.

Los Mecanismos No Jurisdiccionales de Protección de Derechos Humanos tenemos el mandato y reto de dialogar constantemente -desde la clara autonomía- con los Poderes Legislativo, Judicial, Ejecutivo y otros entes autónomos, conocemos los grandes retos sociales, políticos y económicos que enfrenta el Estado, y por ello comprendemos que, para el cumplimiento de las obligaciones constitucionales, además del compromiso de las autoridades, se requiere de la participación de la sociedad civil.

Nuestro papel como un agente conciliador, es una de las vías para restituir los derechos violados en el menor tiempo posible, prever su comisión, investigar las violaciones con mayor efectividad para la protección de las víctimas y acompañarlas, hasta la efectiva Reparación Integral del daño.

Reconocemos que aun, frente a nosotros se encuentran importantes retos, uno de ellos, asegurar la atención integral a las personas con enfoque interseccional, así como atender otras agendas persistentes, como la violencia en todos los ámbitos y todas las formas, en especial la ejercida contra mujeres y niñas, o la erradicación de graves violaciones a derechos humanos, como la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Nuestra labor es ser interlocutores con las autoridades para la restitución inmediata de derechos de las personas, y nuestro modelo de colaboración parte de los propios estándares del contenido de los derechos humanos contextualizados, aquí y ahora.

Quiero compartir que ser una defensora de derechos humanos me ha enseñado a buscar alternativas para conciliar la paz y la tranquilidad, las cuales se han construido con el esfuerzo de quienes trabajan a mi lado, a las consejeras y consejeros consultivos, así como a las 48 mujeres y 34 hombres que colaboran en la comisión y a quienes, estoy segura, que ser parte de este organismo les ha impactado positivamente, más allá de lo profesional, me refiero en lo personal, pues siempre hay un antes y un después del trabajo en este organismo.

La tarea no es simple, somos un organismo que fue creado para observar el actuar del Estado, si bien, no ha sido una tarea fácil para los titulares, lo cierto es que estamos en un momento coyuntural.

La misma historia de la Comisión, es muestra de qué tan dinámicos y progresivos son los derechos humanos, destaco el desempeño de las personas que han integrado esta Comisión, desde su creación con el licenciado Roberto Rivera Castillo, y demás titulares que, en estas tres décadas, han dejado su experiencia en el organismo, por lo que hoy reconocemos la historia de una institución, valoramos su cimentación y trayectoria, así como a las personas que la han representado en su historia, en la que se han protegido y tutelado los derechos incluidos y reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico y en la última década los de corte internacional, hemos sido testigos de cómo los derechos humanos se posicionan por arriba de otros ordenamientos jurídicos.

La CEDH ha caminado estos 31 años con las organizaciones de la sociedad civil en la defensa de los derechos humanos desde el aporte, la participación, la crítica y la colaboración; así como a las instituciones de justicia y de la administración pública y a su personal que, en congruencia con sus deberes, colabora con este organismo para transformar la realidad.

Finalmente, quiero decir que la CEDH se renueva, se adapta y siempre existirá para todas las personas que habitan y transitan en el estado, quienes depositan su confianza en esta Comisión, pues son el motivo de nuestro actuar.


Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos