Durante el periodo de mayor soledad y oscuridad en la vida del pintor español Francisco de Goya creó una de las series más tenebrosas, pero también más exitosas en su carrera, las cuales hoy le distinguen como uno de los grandes genios del arte.
La serie “Asuntos de brujas” le llevó al pintor dos años de producción alrededor del año 1797, y se compone de las obras “Vuelo de brujas”, “El conjuro”, “El aquelarre”, “La cocina de las brujas”, “El convidado de piedra” y “La lámpara del diablo”; todas estas pinturas remiten a las tradiciones del ocultismo, relacionado a la brujería y entes demoníacos.
Por este periodo de producción, Goya se encontraba en una crisis depresiva a consecuencia de la sordera provocada por el plomo que contenían algunas pinturas por aquellos años; esta condición afectó también su comportamiento, puesto que se volvió iracundo y solitario, e incluso algunos biógrafos del artista hablan de una pérdida de la cordura.
Justamente en esta etapa más oscura en la vida de Goya, los duques de Osuna le encargan esta serie; algunas versiones afirman que se trata simplemente de una especie de crítica a la superchería y la ignorancia del pueblo español, sin embargo también hay elementos sumamente macabros que reflejan un especial interés de Goya por cultos relacionados a la brujería.
De las obras más destacadas de esta serie es “El aquelarre”, en donde el protagonista es un macho cabrío, como plena representación de Satán, que parece estar rodeado de brujas, mientras que una de ellas ofrece a un pequeño niño en ofrenda.
El resto de las piezas se sitúan en paisajes oscuros, rodeados de elementos característicos de la brujería como calderos, escobas y animales relacionados a estos seres, como búhos y murciélagos.
Las obras de “Asuntos de Brujas” son consideradas como precursoras del romanticismo, pues exaltan la pasión humana, por encima de la racionalidad, por ello su gran valor y aportación a la historia del arte.
- Las piezas de la serie “Asuntos de brujas” se encuentran en museos como el Museo del Prado y la National Gallery de Londres, únicamente se desconoce el paradero de “El convidado de piedra”.
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