En la visión mesoamericana prehispánica, el nahualismo es visto como la perfección de la relación entre dios, hombre y naturaleza, según la explicación del historiador Osvaldo Castillo Juárez, que se ve reflejada en estos seres antropomorfos.
En los pueblos que se encuentran a las faldas de la Malinche, por la parte sur oriente, donde se manejan ciertas mitologías que suelen ser parecidas, pero tiene sus singularidades, aún se habla en su tradición oral de la existencia del nahual.
En San Luis Teolocholco, específicamente, este ser mítico era considerado, dentro de los usos y costumbres de los habitantes, como guardián del lugar, y, por lo tanto, tenían que tributarle para que cuidara sus parcelas y pertenencias, a diferencia de otros lugares en donde es visto como un ser maligno que roba animales de traspatio.
La persona que realiza esta práctica, se puede transformar en coyote, perro, lobo y algunos comentan que es la mutación entre un perro y un coyote.
LA LEYENDA
El historiador narra que, cuando era niño, conoció a un señor que era nahual; su abuelito le decía que cada vez que se encontrara a esta persona en la calle o pasara por su casa, lo saludara con gran respeto e inmediatamente se retirara del lugar.
Al cuestionarle el por qué le decía esas cosas, le decía que era un nahual, que todo el mundo lo sabía pero que no lo podían decir porque los cuidaba.
Cuenta que lo que más le asustaba era el saludo que se decían su abuelo y en nahual: “Mi abuelo le decía al saludarlo: Buenos días araña; a lo que él le contestaba: Araña, buenos días”.
Comentó que una de las características que tienen estos seres es que las palmas de sus manos son totalmente blancas, “Mi abuelo me dijo que para que pudiera identificar a un nahual tenía que fijarme en las palmas de sus manos, ellos las tienen blancas” refirió.
En su relato, Castillo Juárez dijo que, en las escaleras de la segunda planta de la iglesia, se encuentra una deidad prehispánica que no es más que la representación del nahual.
Este ser también estaba representado en unas pinturas de finales del siglo XVI y principios del XVII, que se encontraban al interior de la parroquia, en las que se podía apreciar la iconografía del nahual y que desafortunadamente fueron borradas.
Actualmente, esta imagen está plasmada en el mural de la presidencia municipal, gracias a unas imágenes que el padre Rubén Badillo, párroco hace varios años de Teolocholco, tomó y posteriormente, proporcionó al cronista.
Por último, Osvaldo Castillo Juárez mencionó que el nahualismo se está terminando en estos tiempos en San Luis Teolocholco.
- El nahual roba a los animales de traspatio cuando siente que ya no es respetado y valorado por los pobladores del lugar.
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