Son pocos los personajes que, a lo largo de la Historia, merecieron el honor de, al morir, ser recordados en lugares emblemáticos del estado de Tlaxcala.
Los personajes que a continuación se nombran, la mayoría con cargos religiosos, fueron pilares en la construcción de nuestra identidad y se encuentran sepultados en diferentes municipios de la entidad.
JUAN CUAMATZI LÓPEZ
Nació en 1879 en el municipio de Contla. Fue campesino, artesano, luchador social y presidente municipal de la población que lo vio nacer.
En 1910 se levantó en armas para conformar el frente en apoyo a Francisco I. Madero y un año después de la lucha es fusilado en Panza Cola el 26 de febrero de 1911.
Sus restos fueron depositados en el atrio de la parroquia de Contla de San Bernardino y, ahora de Juan Cuamatzi.
MARCIAL ÁGUILA GONZÁLEZ
Marcialito, como es llamado de cariño, nació en 1893 en la ciudad de Acatzingo, Puebla. No obstante, es enviado como párroco a la ciudad de Apizaco a partir del año 1932 para terminar la construcción de la Basílica.
Al morir en 1989, sus restos fueron sepultados al interior del templo por el que trabajó 55 años bajo el altar mayor en la parte central y a los pies de la Virgen de la Misericordia.
LUIS NAVA RODRÍGUEZ
El presbítero que escribió la Historia completa de Apizaco nació en 1926. Fue el segundo cronista de la ciudad y fundador del Circulo Histórico y Literario “Miguel N. Lira” .
Murió en 1995. Fue sepultado al siguiente día de su muerte en la Parroquia de Cristo Rey al costado de izquierdo del Altar Mayor.
ERASTO DÍAZ VERA
Originario de la población de San Andrés Ahuashuatepec, perteneciente al municipio de San Salvador Tzompantepec, fue un poeta poco conocido y uno de los párrocos más recordados del municipio.
Con gran devoción, fomentó la construcción de la Capilla de San Isidro, donde descansan sus restos luego de que muriera el 22 de noviembre del 2008.
CRISTINA CERVÓN ZAMORA
Doña Cristi, como todos la conocía, fue una de las mujeres más devotas y activas en los últimos años de la ciudad de Apizaco.
Junto con algunos vecinos y el apoyo de varios Sacerdotes construyó la Capilla de Guadalupe en la calle 5 de mayo de la ciudad rielera.
Al morir, un 10 de julio de 2011 fue sepultada en el pequeño atrio del acceso a la capilla ya mencionada siendo nombrada como rectoría por el diocesano Jorge Iván Gómez.
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