/ viernes 29 de mayo de 2020

Crisis económica pega a miles de artesanos

“No queremos apoyos, pedimos salir de este encierro y vender”, dice el artesano Gilberto Portillo

Al envejecimiento de los alfareros y la falta de apoyos del gobierno se suma la epidemia de Covid-19, que en 70 días ha dejado descapitalizados a unos cuatro mil artesanos tlaxcaltecas.

En 40 municipios de Tlaxcala, la crisis por el confinamiento se hace más aguda, pues desconocen cómo vendrá la “nueva normalidad” que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En las últimas semanas, algunos artesanos han llevado sus prendas de valor a las casas de empeño para subsistir, mientras que otros acabaron con sus reservas de aves, ganado de traspatio y semillas de frijol y maíz. Ya que el comercio está paralizado, los artesanos y alfareros que no tienen otra forma de subsistir, hacen tortillas, tacos y comida rápida y la venden entre vecinos y familiares.

A propósito del Día del Artesano, que se conmemora cada 30 de mayo, la mayoría de ellos abandonó el oficio y ahora se emplea en el corte de tomate y trabajos de la construcción, herrerría, pintura y carpintería.

Los artesanos coincidieron en que a 30 años de que el Congreso local aprobó un día para distinguir su arte, no hay nada que festejar.

Para este sector de la población no hay apoyos desde hace años por parte del Fideicomiso Casa de las Artesanías ni de la Secretaría del Bienestar del gobierno de la República. Si bien existen programas y subsidios para ellos, estos llegan a unos cuantos.

Enmedio de la pandemia la producción de artesanías está almacenada en las bodegas de los pequeños talleres. En unas cien comunidades de Tlaxcala, no paran de trabajar y sus manos crean verdaderas obras de arte que esperan venderlas el día de San Miguel del Milagro.

PIDEN UN MILAGRO

En Santa Apolonia Teacalco, alrededor de 50 familias que se dedican a la elaboración de canastas, esperan la festividad de San Miguel del Milagro (29 de septiembre), para activar su economía.

Y es que desde febrero, la contingencia epidemiológica los ha dejado sin ventas y las canastas hechas de vara y raíces de árbol están almacenadas.

Don Gilberto Portillo teje una canasta en seis horas y la vende en 100 pesos/TOMÁS BAÑOS

En la privada la Cuna del Bebé, del municipio de Santa Apolonia Teacalco, literalmente, el trabajo de estos hombres es por amor al arte.

Aquí, Gilberto Portillo, de los 44 años que tiene, 34 los ha dedicado a la elaboración de canastas y moisés.

De hecho, su esposa Natividad Pérez y sus tres hijos, no paran de tejer la fibra natural de álamos con raíces de sabino y pirul.

“Dicen que la leña de pirul no sirve para arder, nadamás para hacer llorar, (como dice la canción) pero para nosotros es materia prima básica”, expresó.

Mientras realiza el tejido final, explicó que los artesanos salen desde el invierno en busca de materiales para elaborar canastas.

El artesano alista las raíces para tejer las bases de las canastas, antes de iniciar, flexibiliza la fibra con agua para darle forma.

-Don Gilberto, tras la doble cuarentena por la epidemia -¿qué esperan los artesanos?

- “Que se acabe toda la enfermedad, ya no tenemos dinero para comer”

Manos que durante la pandemia han creado verdaderas obras de arte en Santa Apolonia Teacalco/TOMÁS BAÑOS

Dijo que para la fiesta de San Miguel del Milagro, esperan que no siga contingencia.

Aclaró que ahora redobla el trabajo para darle a sus tres hijos que van a la Universidad y reciben clases vía internet.

“El arcángel Miguel es nuestro protector y defensor de todo mal, trabajamos todo el año para ir a vender pues nos visitan miles de peregrinos”, puntualizó.

“MIS HIJOS VIERON TANTO AMOR EN ESTO QUE SIGUIERON EL OFICIO”: JOSEFINA

Son las 16:00 horas y la artesana Josefina Núñez Morales, no ha vendido una sola canasta en todo el día.

A esa hora, en el local de renta de Santa Apolonia Teacalco, el bochorno se siente y la veterana mujer con los labios resecos, no ha probado alimentos.

Doña Josefina Núñez Morales, una artesana que aprendió de su suegro don Nuñez/TOMÁS BAÑOS

“No he vendido nada, pero tengo que abrir pues a veces la gente me busca y parece plaga cuando no estoy... son los días más tristes del año”, lamentó.

Cada canasta la vende en 100, 180 y 200 pesos, un moisés para bebé, en 250 pesos; se trata de artesanías no esenciales y por eso, poco se venden durante la Fase 3 de la pandemia de la Covid-19.

En este lugar, es martes, día de tianguis, a pesar de las recomendaciones del Sector Salud para que la gente guarde su distancia, no obedece.

“Soy madre de seis hijos, nos llaman 'Cachitos', (mi esposo Carlos Portillo) le dio estudios a todos, pero no quisieron seguirle, (ellos) vieron tanto amor en lo que nos heredó mi suegro (José Portillo), que siguieron nuestros pasos”, destacó.

La experimentada mujer hizo valer el dicho “lo que se hereda, no se hurta” y por eso, “le pedimos a Dios que pronto abran las puertas del santuario del arcángel Miguel para ir a vender”.

FANTÁSTICAS OBRAS DE ARTE

En Tzompantepec e Ixtacuixtla trabajan el barro y merengue; en Huamantla, los muéganos, alfombras y tapetes de aserrrín, en San Pablo del Monte, talavera; en Tizatlán y Atempa, tallado de madera (bastón y máscaras para carnaval); en Contla y Chiautempan, sarapes con colorante natural.

Canastos, floreros, cuneros y canastas tejen en Santa Apolonia Teacalco / Tomás BAÑOS

En Altzayanca, salterios; en Ixtenco y Españita, cuadros con semillas, figuras de hojas de maíz y bordado. En Tequexquitla y Nopalucan, artículos del hogar como palma de sotol y tule; en Tetlatlahuca y Tlaxco, la quesería y platería; en Popocatla, figuras de cartonería como alebrijes y piñatas.

En Yauhquemehcan, la fundición de campanas; en Xaltocan, figuras con piedra de cantera; en Atlahapa, obras de barro y en Totolac y Huactzinco, pan de fiesta.

En San Isidro Buensuceso, bordados de blusas prehispánicas; en Zacatelco, cocoa y en Tepeyanco, Mazatecochco, capas, sombreros y reatas, para el carnaval y en Xicohtzinco, los tradicoinales molotes.

En Sanctórum de Lázaro Cárdenas, Xaloztoc y otras comunidades de Tlaxcala, el arte efímero de la pirotecnia para fiestas religiosas y patrias, ahora con arreglos musicales.

  • 500 canastas ha dejado de vender don Gilberto Portillo desde febrero pasado, por la contingencia.
  • 50 familias que se dedican a la elaboración de canastas esperan reactivar su economía en la fiesta de San Miguel del Milagro

Se cumplen tres décadas de que el Congreso local aprobó que el día 30 de mayo fuera dedicado en honor al trabajo de los artesanos, se denominó el Día del Artesano.

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Al envejecimiento de los alfareros y la falta de apoyos del gobierno se suma la epidemia de Covid-19, que en 70 días ha dejado descapitalizados a unos cuatro mil artesanos tlaxcaltecas.

En 40 municipios de Tlaxcala, la crisis por el confinamiento se hace más aguda, pues desconocen cómo vendrá la “nueva normalidad” que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En las últimas semanas, algunos artesanos han llevado sus prendas de valor a las casas de empeño para subsistir, mientras que otros acabaron con sus reservas de aves, ganado de traspatio y semillas de frijol y maíz. Ya que el comercio está paralizado, los artesanos y alfareros que no tienen otra forma de subsistir, hacen tortillas, tacos y comida rápida y la venden entre vecinos y familiares.

A propósito del Día del Artesano, que se conmemora cada 30 de mayo, la mayoría de ellos abandonó el oficio y ahora se emplea en el corte de tomate y trabajos de la construcción, herrerría, pintura y carpintería.

Los artesanos coincidieron en que a 30 años de que el Congreso local aprobó un día para distinguir su arte, no hay nada que festejar.

Para este sector de la población no hay apoyos desde hace años por parte del Fideicomiso Casa de las Artesanías ni de la Secretaría del Bienestar del gobierno de la República. Si bien existen programas y subsidios para ellos, estos llegan a unos cuantos.

Enmedio de la pandemia la producción de artesanías está almacenada en las bodegas de los pequeños talleres. En unas cien comunidades de Tlaxcala, no paran de trabajar y sus manos crean verdaderas obras de arte que esperan venderlas el día de San Miguel del Milagro.

PIDEN UN MILAGRO

En Santa Apolonia Teacalco, alrededor de 50 familias que se dedican a la elaboración de canastas, esperan la festividad de San Miguel del Milagro (29 de septiembre), para activar su economía.

Y es que desde febrero, la contingencia epidemiológica los ha dejado sin ventas y las canastas hechas de vara y raíces de árbol están almacenadas.

Don Gilberto Portillo teje una canasta en seis horas y la vende en 100 pesos/TOMÁS BAÑOS

En la privada la Cuna del Bebé, del municipio de Santa Apolonia Teacalco, literalmente, el trabajo de estos hombres es por amor al arte.

Aquí, Gilberto Portillo, de los 44 años que tiene, 34 los ha dedicado a la elaboración de canastas y moisés.

De hecho, su esposa Natividad Pérez y sus tres hijos, no paran de tejer la fibra natural de álamos con raíces de sabino y pirul.

“Dicen que la leña de pirul no sirve para arder, nadamás para hacer llorar, (como dice la canción) pero para nosotros es materia prima básica”, expresó.

Mientras realiza el tejido final, explicó que los artesanos salen desde el invierno en busca de materiales para elaborar canastas.

El artesano alista las raíces para tejer las bases de las canastas, antes de iniciar, flexibiliza la fibra con agua para darle forma.

-Don Gilberto, tras la doble cuarentena por la epidemia -¿qué esperan los artesanos?

- “Que se acabe toda la enfermedad, ya no tenemos dinero para comer”

Manos que durante la pandemia han creado verdaderas obras de arte en Santa Apolonia Teacalco/TOMÁS BAÑOS

Dijo que para la fiesta de San Miguel del Milagro, esperan que no siga contingencia.

Aclaró que ahora redobla el trabajo para darle a sus tres hijos que van a la Universidad y reciben clases vía internet.

“El arcángel Miguel es nuestro protector y defensor de todo mal, trabajamos todo el año para ir a vender pues nos visitan miles de peregrinos”, puntualizó.

“MIS HIJOS VIERON TANTO AMOR EN ESTO QUE SIGUIERON EL OFICIO”: JOSEFINA

Son las 16:00 horas y la artesana Josefina Núñez Morales, no ha vendido una sola canasta en todo el día.

A esa hora, en el local de renta de Santa Apolonia Teacalco, el bochorno se siente y la veterana mujer con los labios resecos, no ha probado alimentos.

Doña Josefina Núñez Morales, una artesana que aprendió de su suegro don Nuñez/TOMÁS BAÑOS

“No he vendido nada, pero tengo que abrir pues a veces la gente me busca y parece plaga cuando no estoy... son los días más tristes del año”, lamentó.

Cada canasta la vende en 100, 180 y 200 pesos, un moisés para bebé, en 250 pesos; se trata de artesanías no esenciales y por eso, poco se venden durante la Fase 3 de la pandemia de la Covid-19.

En este lugar, es martes, día de tianguis, a pesar de las recomendaciones del Sector Salud para que la gente guarde su distancia, no obedece.

“Soy madre de seis hijos, nos llaman 'Cachitos', (mi esposo Carlos Portillo) le dio estudios a todos, pero no quisieron seguirle, (ellos) vieron tanto amor en lo que nos heredó mi suegro (José Portillo), que siguieron nuestros pasos”, destacó.

La experimentada mujer hizo valer el dicho “lo que se hereda, no se hurta” y por eso, “le pedimos a Dios que pronto abran las puertas del santuario del arcángel Miguel para ir a vender”.

FANTÁSTICAS OBRAS DE ARTE

En Tzompantepec e Ixtacuixtla trabajan el barro y merengue; en Huamantla, los muéganos, alfombras y tapetes de aserrrín, en San Pablo del Monte, talavera; en Tizatlán y Atempa, tallado de madera (bastón y máscaras para carnaval); en Contla y Chiautempan, sarapes con colorante natural.

Canastos, floreros, cuneros y canastas tejen en Santa Apolonia Teacalco / Tomás BAÑOS

En Altzayanca, salterios; en Ixtenco y Españita, cuadros con semillas, figuras de hojas de maíz y bordado. En Tequexquitla y Nopalucan, artículos del hogar como palma de sotol y tule; en Tetlatlahuca y Tlaxco, la quesería y platería; en Popocatla, figuras de cartonería como alebrijes y piñatas.

En Yauhquemehcan, la fundición de campanas; en Xaltocan, figuras con piedra de cantera; en Atlahapa, obras de barro y en Totolac y Huactzinco, pan de fiesta.

En San Isidro Buensuceso, bordados de blusas prehispánicas; en Zacatelco, cocoa y en Tepeyanco, Mazatecochco, capas, sombreros y reatas, para el carnaval y en Xicohtzinco, los tradicoinales molotes.

En Sanctórum de Lázaro Cárdenas, Xaloztoc y otras comunidades de Tlaxcala, el arte efímero de la pirotecnia para fiestas religiosas y patrias, ahora con arreglos musicales.

  • 500 canastas ha dejado de vender don Gilberto Portillo desde febrero pasado, por la contingencia.
  • 50 familias que se dedican a la elaboración de canastas esperan reactivar su economía en la fiesta de San Miguel del Milagro

Se cumplen tres décadas de que el Congreso local aprobó que el día 30 de mayo fuera dedicado en honor al trabajo de los artesanos, se denominó el Día del Artesano.

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