Una de las manifestaciones culturales más representativas de Huamantla es la confección de alfombras, tapetes de flores y aserrín, considerados como arte efímero, tradición que compartimos con diferentes regiones en el mundo.
En los albores del Virreinato de la Nueva España y en pleno auge de la evangelización, los franciscanos empiezan la construcción de grandes complejos conventuales, recintos de propagación de fe e interacción con los naturales para conocer y entender su manera de vivir, en el Códice Huamantla, donde se aprecia un hombre con habito de franciscano junto a una construcción que se supone es el convento de San Luis Obispo y fray Pedro Meléndez.
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Sobre el templo conventual de San Luis Obispo de Toulouse, hay registros que en 1570 ya residían frailes franciscanos y contaba con cátedra de lengua otomí. Destaca el retablo principal, que es uno de los mejores en su estilo barroco policromo (XVII-XVIII) en él sobresalen las esculturas de algunos santos de la devoción franciscana, como es el caso del patrón del lugar: San Luis Obispo; está dedicado a la Virgen María.
El interior del templo ha sufrido una serie de sucesivas decoraciones como lo muestra la antigua Puerta de Porciúncula que actualmente da acceso a la capilla de Cristo, llamado “El Milagroso Señor del Convento”.
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El origen de la venerada imagen se pierde en el tiempo y son las leyendas las que le dan un toque de misticismo a la bella escultura. Se cuenta que a finales del siglo XVI llegaron al atrio del convento un par de mulas sin arriero con una voluminosa caja de madera, pasaron varios días hasta que vecinos acudieron con los frailes para que tomaran una decisión respecto al par de sospechosas acémilas y su carga; al abrir la gran caja en un interior yacía un Cristo de grande dimensión, según la creencia popular es el que se venera actualmente en el templo conventual de Huamantla.
Otros relatos cuentan que el Cristo estaba acompañado de la imagen de la Virgen de los Dolores, lo que causó que los fieles iniciaran el culto al milagroso hallazgo en el interior del convento.
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La imagen de “El Milagroso Señor del Convento”, es un Cristo articulado, usado en las representaciones de la Semana Santa, está hecho con material conocido como “pasta de caña de maíz”, lo que le permite ser muy liviano, mide 170 cms., de color moreno, está fijado en una cruz de madera y en su capilla se resguarda en un nicho en forma de cruz.
Su festividad por muchos años se realizó el 1 de julio, día de la “Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” o probablemente fue el día del hallazgo. Hasta el año de 1975, cuando la comunidad franciscana de San Luis Obispo, con la anuencia de la Provincia Mexicana del Santo Evangelio y la comisión organizadora de los festejos, trasladan la fiesta al 1 de enero, Festividad de Jesús de Nazaret o Jesucristo y solemnidad en honor de Santa María Madre de Dios; coincidiendo con el inicio del año nuevo. Y es del 21 al 31 de diciembre cuando se confeccionan tapetes de aserrín en el atrio del convento así como alfombras en el interior de la capilla de la venerada imagen. También bandas y grupos musicales audicionan mientras se comparten antojitos mexicanos entre los asistentes y los artesanos que elaboran los tapetes, lamentablemente ya son dos años consecutivos que la fiesta fue suspendida ante la emergencia Covid-19.
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En la tarde del día último del año se oficia solemne celebración eucarística y al término de la misa inicia la procesión de la venerada y milagrosa imagen del “Señor del Convento” que recorre 54 calles donde la magia y creatividad se apropia de la Heroica y Monumental Histórica Ciudad Real de San Luis Huamantla.
El talento de sus artistas decora el circuito, parece ser que en cierta competencia piadosa todos los involucrados juntan esfuerzos y consiguen el mejor diseño y adornan sus calles espléndidamente para alagar el paso de la venerada imagen, entre los adornos se distinguen ricos cortinajes, espejos, farolillos de colores, adornos luminosos que simulan estrellas, miles de flores, banderas, festones, arcos, altares y fuegos artificiales. Las campanas y las notas de las bandas de música se confunden con el detonar de los cohetes que anuncian la procesión, todo es fiesta, regocijo y esplendor y al culminar la noche de San Silvestre la venerada imagen llega triunfal a su sacro recinto y ocupa un lugar en el Altar Mayor del Convento para que al día siguiente, 1º de enero, una vez mas en solemne procesión llegue a la Plaza de Toros “La Taurina” y se haga una celebración eucarística masiva donde más de 5 mil fieles acuden desde el año de 1983.
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- Raúl Roberto Reyes Ramírez *Secretario del Consejo de Cronistas del Estado de Tlaxcala, A.C.
170 centímetros mide la imagen del Señor del Convento, que es un Cristo articulado hecho con material de pasta de caña de maíz para hacerlo liviano.
21 al 31 de diciembre se confeccionan tapetes de aserrín en el atrio del convento y en el interior de la capilla, esto como parte de su festividad.
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Festividad
Por muchos años se realizó el 1 de julio, día de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Hasta el año de 1975, la comunidad franciscana de San Luis Obispo traslada la fiesta del Señor del Convento al 1 de enero.
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