En la vasta muestra de nacimientos que alberga la comunidad de San Pedro Tlalcuapan, Chiautempan, destaca el que hace 15 años adquirió el historiador Daniel Zontlimatzi y al que considera, desde su experiencia profesional, como el más pequeño del mundo.
Esta singular pieza de autoría anónima está delimitada en la minúscula extensión de media cáscara de pistache. Sus detalles, que parecen confeccionados con uso de lupas profesionales, han causado admiración entre la población local y extranjera.
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El profesor Daniel Zontlimatzi asegura que la adquisición de esta obra fue una absoluta serendipia y, hasta la fecha, no tiene idea de quién la pudo haber confeccionado, pues no volvió a encontrar a la vendedora ambulante que se lo vendió en una calle de la ciudad de Puebla.
“Luego de comprarlo quise regresar por otra pieza que me había gustado, pero ya no estaba la señora. Nunca la volví a encontrar”, contó en entrevista con este Diario.
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El nacimiento más pequeño del mundo, conocido hasta el momento, está moldeado en barro y retrata a todos los personajes de un nacimiento tradicional: el Niño Dios, los misterios, los Reyes Magos e “incluso una paca de paja finamente dibujada en milímetros está ahí”.
COLECCIÓN DE NACIMIENTOS MINIATURA
Hoy día, la casa de la familia Zontlimatzi Mixcoatl no solo aloja la delicada artesanía dentro del pistacho; cuenta además con una colección de más de 40 nacimientos miniatura elaborados con diferentes técnicas y materiales como el vidrio soplado y el barro, los cuales provienen de otros estados de la República y también de otros países como Egipto, China e Italia.
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La idea de reproducir el nacimiento como la hacemos hoy tiene al menos 800 años, pero la creatividad al momento de diseñarlos se pierde en el tiempo. Las figuras que alberga la vivienda representan pasajes bíblicos, desde Génesis hasta la resurrección del Mesías.
“Como historiador, quise hacer un nacimiento diferente al que todos tienen y creo que lo logramos”, relató.
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