En 1939, Manuel Gómez Morín, uno de los grandes pensadores mexicanos del siglo XX, y fundador del Partido Acción Nacional, afirmaba que el momento que vivía el país demandaba de estatura política, madurez y visión.
Hoy, esas mismas condiciones por las que el país atraviesa tras severas crisis acentuadas por el odio, el llamado -una vez más- debe ser "a la acción, no a la discusión".
El proceso interno para la renovación del Partido Acción Nacional, tanto a nivel nacional como estatal ha comenzado. Como ocurre en nuestra institución, se escuchan diversas voces que están dispuestas a encabezar los trabajos para los próximos tres años.
La tarea no será fácil, al contrario. En nuestro estado el PAN enfrenta una grave crisis y uno de los resultados más adversos de las últimas décadas.
Ante este panorama, como militante del Acción Nacional, considero pertinente hacer el mismo llamado que hiciera don Manuel Gómez Morín, ese llamado a la acción y no a la discusión.
Quienes participamos dentro de este instituto político debemos anteponer la construcción de acuerdos que permitan fortalecer a la institución, alejados de los intereses personales o grupales.
La unidad, que no debe ser entendida como unanimidad, garantizaría una transición tersa y permitiría enfocar los esfuerzos para reconstruir el partido con una visión incluyente, plural y participativa.
Desde las diferentes trincheras hemos sido oposición, pero claramente en la elección de junio pasado, estuvimos muy lejos de ser opción, ya no se diga para las y los tlaxcaltecas, sino en muchos de los casos, para los propios militantes panistas.
Ofrezco a mi partido mi esfuerzo y madurez política para anteponer un proyecto mayúsculo que se llama Tlaxcala, pues ante el próximo gobierno, el estado deberá contar con una oposición firme que represente las causas de las y los ciudadanos.
Cuba al grito de libertad
La tarde del domingo nos enteramos a través de los medios de comunicación, que las y los habitantes de Cuba salieron a las calles para pedir el establecimiento de un gobierno democrático, que garantice la libertad y el progreso para las y los ciudadanos.
Celebro la determinación con la que el pueblo cubano ha salido a las calles, para defender uno de los derechos fundamentales que todo pueblo debe tener: la libertad de decidir, pensar y actuar sin miramientos ni limitaciones establecidas por el Estado.
