/ lunes 22 de marzo de 2021

Tiempos de Democracia | La evolución de la política en Tlaxcala -Parte 4-

Tanto por el rumbo incierto que en lo político ha tomado el gobierno de México como por las limitaciones de las dos principales aspirantes a mandar en Tlaxcala, es difícil hallar razones para augurar que a la entidad le esperan seis años de prosperidad

A menos que ocurra algo imprevisto que por el momento nadie avizora, será una mujer la titular del Poder Ejecutivo el sexenio 2021-2026. La disputa por el cargo se plantea entre Lorena Cuellar y Anabell Ávalos aunque, mas que entre ellas -que también-, la verdadera confrontación se dará entre las dos corrientes políticas que mantienen dividido al país: la que respalda al presidente López Obrador y la que unifica a quienes, aliándose, tienen como meta contener el avance de las políticas de la llamada Cuarta Transformación y, llegado el caso, revertirlas. El abanderamiento de esas causas radicalmente opuestas recayó, aquí en Tlaxcala, en Lorena y Anabell, si bien cualesquiera que hubieran sido las o los elegidos, la lucha por la gubernatura inevitablemente tendrá lugar en el marco de la disputa por el control de la Nación. Esa absurda bipolaridad, inducida por la beligerante retórica del propio Andrés Manuel, no es otra cosa que un estratégico adelanto de la convocatoria de abril del próximo año para revocarle o refrendarle el mandato.

Alternativa de futuro

En la actualidad, sólo Movimiento Ciudadano representa una vía diferente para los ciudadanos que se resisten a dejarse atrapar por la falsa dicotomía de estar con o contra López Obrador. Si en nuestra entidad la presencia de Eréndira Jiménez en la boleta electoral incide en que esa formación gane una cantidad significativa de votos, entonces las organizaciones de la sociedad civil ajenas a los institutos políticos y, en general, las personas víctimas de injusticia ignoradas por la trama partidista tradicional, podrán hacerse escuchar ante el Ejecutivo y el Congreso estatal, y por supuesto, en la Cámara de Diputados federal por medio de sus diputados de representación proporcional. Si como es probable la alianza antiamloísta es vencida el 6 de junio… ¿qué quedaría de los partidos que la integran? Poca cosa, acaso nada. Por eso, alzando la vista y mirando adelante, conviene que México -y por ende Tlaxcala- cuente con una opción social demócrata firmemente afianzada que sea alternativa a Morena, la fuerza política hoy dominante.

Duelo de ineptitudes

Pero vamos a lo inmediato. Antiguas rivales son Lorena y Anabell. Se profesan -a saber porqué- indisimulada y mutua antipatía. Tiempo ha las conozco, a Lorena superficialmente y, de forma más cercana, a Anabell. Una de las dos -la que gane la elección- relevará a Marco Mena como conductora política de la entidad. Aquí es donde surge la primera duda: ¿podrá, quien sea la triunfadora, dar continuidad al excepcional trabajo hecho por el gobernador en sólo cuatro años? En la era de la globalidad, las inversiones para el desarrollo se gestionan más allá de las fronteras de Tlaxcala, e incluso, trasponiendo las de México. Es ese el desafío de este tiempo. En tal escenario, las interrogantes en torno a las candidatas se multiplican: ¿tendrán capacidad, relaciones, experiencia y personalidad para llevar a buen puerto un emprendimiento de esa envergadura? La verdad es que, de entrada, ni en ellas ni en sus allegados se advierten los atributos necesarios para lograr que Tlaxcala prosiga con el ritmo de crecimiento que interrumpió la pandemia.

Hacia un gobierno diverso, fragmentado y multiforme

No fundo mi escepticismo sólo en las limitaciones de Lorena y de Anabell, por lo demás de todos bien conocidas. Mis reservas también las baso en los condicionamientos con que una u otra llegarían al poder. Las circunstancias como accedieron a sus respectivas postulaciones supondrán para ambas cumplir compromisos que acotarán sus esfuerzos y constreñirán sus programas. Empiezo con Lorena: Morena es en Tlaxcala una olla de grillos que buscan espacios en una lucha sin árbitro en la que abundan patadas y zancadillas. Será difícil así estructurar un gabinete competente, monolítico y leal. Más complicado aún lo tendría Anabell, frágil cabeza de un gobierno, si no de coalición en sentido estricto, sí tan diverso y multicolor que haría imposible su unificación bajo una misma línea política. No se precisa ser adivino para anticipar que la ex alcaldesa se hallará sujeta de continuo a las exigencias de los líderes que pactaron la alianza. Añadamos que Marco Mena -de regreso a la esfera académica- no estará a su lado para darle seguridad.

Recuento de gobernadores

Tlaxcala ha tenido buenos y malos gobernadores. Don Emilio, político visionario, se entregó al servicio de la gente y reorientó las expectativas del estado más allá de sólo el campo; Tulio, frivolidad improductiva vuelta gobierno; Beatriz, mujer talentosa que dedicó su inconcluso periodo a someter al machismo tlaxcalteca y extendió su influencia política más allá de su mandato; Quiroz de la Vega, político fino y culto, cuyo breve paso por el poder no le impidió servir con honradez a la ciudadanía; Álvarez Lima, al que en justicia debe atribuírsele que Tlaxcala se abriera a la democracia electoral; Sánchez Anaya, primer tránsfuga de la política tlaxcalteca que, sin serlo, se asumió izquierdista; Héctor Ortiz, experto en política interior que aisló a la entidad del exterior; Mariano, hacendado de corte porfirista que gobernó el estado con espíritu de señor feudal y, por último Marco Mena, político y educador, versado en administración pública, que puso en el mapa a Tlaxcala, la relanzó hacia el desarrollo y la ubicó en el umbral de la modernidad.

Futuro nebuloso

A diferencia de épocas pasadas en que se exigían otras habilidades, en esta que vivimos la preparación es requisito sine qua nom para dar buenos resultados. Hoy día, gobernar exige bastante más que sólo empeño y buena voluntad.

Tanto por el rumbo incierto que en lo político ha tomado el gobierno de México como por las limitaciones de las dos principales aspirantes a mandar en Tlaxcala, es difícil hallar razones para augurar que a la entidad le esperan seis años de prosperidad

A menos que ocurra algo imprevisto que por el momento nadie avizora, será una mujer la titular del Poder Ejecutivo el sexenio 2021-2026. La disputa por el cargo se plantea entre Lorena Cuellar y Anabell Ávalos aunque, mas que entre ellas -que también-, la verdadera confrontación se dará entre las dos corrientes políticas que mantienen dividido al país: la que respalda al presidente López Obrador y la que unifica a quienes, aliándose, tienen como meta contener el avance de las políticas de la llamada Cuarta Transformación y, llegado el caso, revertirlas. El abanderamiento de esas causas radicalmente opuestas recayó, aquí en Tlaxcala, en Lorena y Anabell, si bien cualesquiera que hubieran sido las o los elegidos, la lucha por la gubernatura inevitablemente tendrá lugar en el marco de la disputa por el control de la Nación. Esa absurda bipolaridad, inducida por la beligerante retórica del propio Andrés Manuel, no es otra cosa que un estratégico adelanto de la convocatoria de abril del próximo año para revocarle o refrendarle el mandato.

Alternativa de futuro

En la actualidad, sólo Movimiento Ciudadano representa una vía diferente para los ciudadanos que se resisten a dejarse atrapar por la falsa dicotomía de estar con o contra López Obrador. Si en nuestra entidad la presencia de Eréndira Jiménez en la boleta electoral incide en que esa formación gane una cantidad significativa de votos, entonces las organizaciones de la sociedad civil ajenas a los institutos políticos y, en general, las personas víctimas de injusticia ignoradas por la trama partidista tradicional, podrán hacerse escuchar ante el Ejecutivo y el Congreso estatal, y por supuesto, en la Cámara de Diputados federal por medio de sus diputados de representación proporcional. Si como es probable la alianza antiamloísta es vencida el 6 de junio… ¿qué quedaría de los partidos que la integran? Poca cosa, acaso nada. Por eso, alzando la vista y mirando adelante, conviene que México -y por ende Tlaxcala- cuente con una opción social demócrata firmemente afianzada que sea alternativa a Morena, la fuerza política hoy dominante.

Duelo de ineptitudes

Pero vamos a lo inmediato. Antiguas rivales son Lorena y Anabell. Se profesan -a saber porqué- indisimulada y mutua antipatía. Tiempo ha las conozco, a Lorena superficialmente y, de forma más cercana, a Anabell. Una de las dos -la que gane la elección- relevará a Marco Mena como conductora política de la entidad. Aquí es donde surge la primera duda: ¿podrá, quien sea la triunfadora, dar continuidad al excepcional trabajo hecho por el gobernador en sólo cuatro años? En la era de la globalidad, las inversiones para el desarrollo se gestionan más allá de las fronteras de Tlaxcala, e incluso, trasponiendo las de México. Es ese el desafío de este tiempo. En tal escenario, las interrogantes en torno a las candidatas se multiplican: ¿tendrán capacidad, relaciones, experiencia y personalidad para llevar a buen puerto un emprendimiento de esa envergadura? La verdad es que, de entrada, ni en ellas ni en sus allegados se advierten los atributos necesarios para lograr que Tlaxcala prosiga con el ritmo de crecimiento que interrumpió la pandemia.

Hacia un gobierno diverso, fragmentado y multiforme

No fundo mi escepticismo sólo en las limitaciones de Lorena y de Anabell, por lo demás de todos bien conocidas. Mis reservas también las baso en los condicionamientos con que una u otra llegarían al poder. Las circunstancias como accedieron a sus respectivas postulaciones supondrán para ambas cumplir compromisos que acotarán sus esfuerzos y constreñirán sus programas. Empiezo con Lorena: Morena es en Tlaxcala una olla de grillos que buscan espacios en una lucha sin árbitro en la que abundan patadas y zancadillas. Será difícil así estructurar un gabinete competente, monolítico y leal. Más complicado aún lo tendría Anabell, frágil cabeza de un gobierno, si no de coalición en sentido estricto, sí tan diverso y multicolor que haría imposible su unificación bajo una misma línea política. No se precisa ser adivino para anticipar que la ex alcaldesa se hallará sujeta de continuo a las exigencias de los líderes que pactaron la alianza. Añadamos que Marco Mena -de regreso a la esfera académica- no estará a su lado para darle seguridad.

Recuento de gobernadores

Tlaxcala ha tenido buenos y malos gobernadores. Don Emilio, político visionario, se entregó al servicio de la gente y reorientó las expectativas del estado más allá de sólo el campo; Tulio, frivolidad improductiva vuelta gobierno; Beatriz, mujer talentosa que dedicó su inconcluso periodo a someter al machismo tlaxcalteca y extendió su influencia política más allá de su mandato; Quiroz de la Vega, político fino y culto, cuyo breve paso por el poder no le impidió servir con honradez a la ciudadanía; Álvarez Lima, al que en justicia debe atribuírsele que Tlaxcala se abriera a la democracia electoral; Sánchez Anaya, primer tránsfuga de la política tlaxcalteca que, sin serlo, se asumió izquierdista; Héctor Ortiz, experto en política interior que aisló a la entidad del exterior; Mariano, hacendado de corte porfirista que gobernó el estado con espíritu de señor feudal y, por último Marco Mena, político y educador, versado en administración pública, que puso en el mapa a Tlaxcala, la relanzó hacia el desarrollo y la ubicó en el umbral de la modernidad.

Futuro nebuloso

A diferencia de épocas pasadas en que se exigían otras habilidades, en esta que vivimos la preparación es requisito sine qua nom para dar buenos resultados. Hoy día, gobernar exige bastante más que sólo empeño y buena voluntad.