/ lunes 16 de mayo de 2022

Tiempos de Democracia | ¿Verdad, justicia y reparación?

La travesía por el pantano de la Línea 12 del Metro capitalino manchó el plumaje de dos de los más connotados precandidatos de Morena a la presidencia de la República. No obstante, tanto Claudia Sheimbaun como Marcelo Ebrad -responsables en parecida medida de la tragedia- siguen tan orondos sus respectivas campañas políticas

Permanecen en la penumbra los cómos y los porqués del accidente acaecido en la Línea 12 del Metro de la capital en que perdieron la vida 26 personas y un centenar más resultó con lesiones de gravedad. A un año del evento que llevó luto y llanto a muchos hogares, Claudia Sheinbaun, Jefa de Gobierno de la CDMX, no ha sabido, no ha podido o no ha querido esclarecer las causas reales de la tragedia, la identidad de los culpables técnicos, administrativos y políticos y, por último, los criterios con que el ente oficial concernido ha reparado los daños infligidos, tanto a la ciudadanía afectada como a la estructura urbana y de servicios de la ciudad. A nadie escapa la gran complejidad de la cuestión, acentuada si cabe por la circunstancia de que dos de los personajes comprometidos en los hechos están involucrados en la sucesión presidencial. Como se sabe, la señora Sheinbaun participa en la carrera por obtener la candidatura de Morena; López Obrador la colocó en el arrancadero muy tempranamente, ubicándola en el carril más propicio para que ganara sin apremios. Partía pues con ventaja y sin estorbos; lo tenía todo: mujer, izquierdista desde la cuna, brillante académica, universitaria de corazón, progresista probada en la lucha social y seguidora fiel de la causa lopezobradorista. Iba bien…hasta que los nervios y la ambición la traicionaron; no supo manejar la presión que deriva de la condición de favorita. Sin experiencia en el tapadismo al estilo priísta que practica su inspirador y líder, comenzó a cometer traspiés que revelaron, de un lado, su carencia de temple, y de otro, la fragilidad de sus principios.

Candidatos salpicados

Paradójicamente, el colapso de la Línea 12 pudo darle el empujón definitivo hacia la candidatura, eliminando de la competencia a un Marcelo Ebrard responsable del proyecto y la construcción de la llamada Línea Dorada del Sistema Metro. Como es del dominio público, se trató de una obra llena de cambios, improvisaciones y sobrecostos que apenas inaugurada ya tuvo problemas en su funcionamiento, tantos que la administración de Miguel Ángel Mancera hubo de suspender su servicio casi un año mientras reparaban las anomalías y corregían los errores de diseño. Sheinbaun, es cierto, reaccionó con presteza ante la tragedia, presentándose en el lugar de los hechos para brindar apoyo a las familias de los fallecidos y auxilio médico a los heridos. A la comunidad, iracunda y confundida, le prometió verdad, justicia y reparación. Empezó bien: contrató a la más prestigiada empresa especialista en análisis de fallas estructurales de obras de ingeniería -la noruega DNV- y ofreció acatar sus dictámenes periciales. Divulgó los dos primeros informes emitidos por la firma europea… pero ocultó el más reciente, tercero y último de la serie que englobaba los anteriores e incluía -¡horror!- datos sobre un mantenimiento deficiente cuando no inexistente. A partir de ahí, los desfiguros de Sheinbaun se sucedieron: se exhibió como una contumaz mentirosa, desmintiendo el peritaje, descalificándolo sin bases y -¡de risa!- acusando a DNV de actuar en contubernio con enemigos de López Obrador.

Arreglos al estilo priísta… de ayer y de siempre

El asunto, de enorme complejidad si examinamos por separado cada una de las piezas de ese gran rompecabezas, se reduce a contestar esta simple pregunta: ¿Pudo evitarse el desplome de una estructura que se sabía mal calculada y peor construida? La respuesta es afirmativa. ¿Quién pudo haberlo evitado? No hay duda: el Sistema Metro. ¿Cómo? Con una supervisión metódica de su personal de mantenimiento que descubriera, vigilara y midiera la evolución de los desplazamientos, desviaciones y fisuras que, particularmente en el entorno de los apoyos, registraban las trabes a simple vista. ¿Es culpable indirecta de la omisión la austeridad lopezobradorista, aplicada a su manera por la que fuera directora del Metro Florencia Serranía y, en última instancia, por la propia Jefa de Gobierno Claudia Sheimbaun? Nada remoto sería que lo fuera pero ese punto -esté usted seguro- va a quedar cubierto con un tupido velo de misterio. En lo que toca a la ofrecida justicia esta apunta a personajes menores -rinden cuentas ya una docena de ellos- que pagarán por las torpezas políticas de sus superiores. En lo que hace a la reparación de daños, la empresa constructora pactó que, a cambio de cubrir los costos de la restitución íntegra del tramo colapsado, su nombre y el de su dueño no aparecerían en las investigaciones. Al mismo tiempo, un noventa por ciento de los damnificados, gente en general de condición humilde, atendió a sus ingentes necesidades y optó por aceptar indemnizaciones de una cuantía que nada tiene que ver con la magnitud del irreparable perjuicio sufrido. Pero esto, amigo lector…, ¡esto es México!

ANTENA ESTATAL

¡…y se dicen demócratas!

Aquí en Tlaxcala, afines al partido oficialista Morena iniciaron una campaña de recolección de firmas ciudadanas en apoyo a las denuncias penales que -dicen- promoverán para que se juzgue como “traidores a la Patria” a los diputados federales que votaron contra la Reforma Eléctrica del presidente López Obrador. Para estos desencaminados señores ese es motivo suficiente para llevar a juicio a todo el que tenga la insolencia de pensar de forma diferente a ellos. El concepto que tienen de libertad y justicia se ajusta milimétricamente a las líneas que se dictan desde Palacio Nacional.

La travesía por el pantano de la Línea 12 del Metro capitalino manchó el plumaje de dos de los más connotados precandidatos de Morena a la presidencia de la República. No obstante, tanto Claudia Sheimbaun como Marcelo Ebrad -responsables en parecida medida de la tragedia- siguen tan orondos sus respectivas campañas políticas

Permanecen en la penumbra los cómos y los porqués del accidente acaecido en la Línea 12 del Metro de la capital en que perdieron la vida 26 personas y un centenar más resultó con lesiones de gravedad. A un año del evento que llevó luto y llanto a muchos hogares, Claudia Sheinbaun, Jefa de Gobierno de la CDMX, no ha sabido, no ha podido o no ha querido esclarecer las causas reales de la tragedia, la identidad de los culpables técnicos, administrativos y políticos y, por último, los criterios con que el ente oficial concernido ha reparado los daños infligidos, tanto a la ciudadanía afectada como a la estructura urbana y de servicios de la ciudad. A nadie escapa la gran complejidad de la cuestión, acentuada si cabe por la circunstancia de que dos de los personajes comprometidos en los hechos están involucrados en la sucesión presidencial. Como se sabe, la señora Sheinbaun participa en la carrera por obtener la candidatura de Morena; López Obrador la colocó en el arrancadero muy tempranamente, ubicándola en el carril más propicio para que ganara sin apremios. Partía pues con ventaja y sin estorbos; lo tenía todo: mujer, izquierdista desde la cuna, brillante académica, universitaria de corazón, progresista probada en la lucha social y seguidora fiel de la causa lopezobradorista. Iba bien…hasta que los nervios y la ambición la traicionaron; no supo manejar la presión que deriva de la condición de favorita. Sin experiencia en el tapadismo al estilo priísta que practica su inspirador y líder, comenzó a cometer traspiés que revelaron, de un lado, su carencia de temple, y de otro, la fragilidad de sus principios.

Candidatos salpicados

Paradójicamente, el colapso de la Línea 12 pudo darle el empujón definitivo hacia la candidatura, eliminando de la competencia a un Marcelo Ebrard responsable del proyecto y la construcción de la llamada Línea Dorada del Sistema Metro. Como es del dominio público, se trató de una obra llena de cambios, improvisaciones y sobrecostos que apenas inaugurada ya tuvo problemas en su funcionamiento, tantos que la administración de Miguel Ángel Mancera hubo de suspender su servicio casi un año mientras reparaban las anomalías y corregían los errores de diseño. Sheinbaun, es cierto, reaccionó con presteza ante la tragedia, presentándose en el lugar de los hechos para brindar apoyo a las familias de los fallecidos y auxilio médico a los heridos. A la comunidad, iracunda y confundida, le prometió verdad, justicia y reparación. Empezó bien: contrató a la más prestigiada empresa especialista en análisis de fallas estructurales de obras de ingeniería -la noruega DNV- y ofreció acatar sus dictámenes periciales. Divulgó los dos primeros informes emitidos por la firma europea… pero ocultó el más reciente, tercero y último de la serie que englobaba los anteriores e incluía -¡horror!- datos sobre un mantenimiento deficiente cuando no inexistente. A partir de ahí, los desfiguros de Sheinbaun se sucedieron: se exhibió como una contumaz mentirosa, desmintiendo el peritaje, descalificándolo sin bases y -¡de risa!- acusando a DNV de actuar en contubernio con enemigos de López Obrador.

Arreglos al estilo priísta… de ayer y de siempre

El asunto, de enorme complejidad si examinamos por separado cada una de las piezas de ese gran rompecabezas, se reduce a contestar esta simple pregunta: ¿Pudo evitarse el desplome de una estructura que se sabía mal calculada y peor construida? La respuesta es afirmativa. ¿Quién pudo haberlo evitado? No hay duda: el Sistema Metro. ¿Cómo? Con una supervisión metódica de su personal de mantenimiento que descubriera, vigilara y midiera la evolución de los desplazamientos, desviaciones y fisuras que, particularmente en el entorno de los apoyos, registraban las trabes a simple vista. ¿Es culpable indirecta de la omisión la austeridad lopezobradorista, aplicada a su manera por la que fuera directora del Metro Florencia Serranía y, en última instancia, por la propia Jefa de Gobierno Claudia Sheimbaun? Nada remoto sería que lo fuera pero ese punto -esté usted seguro- va a quedar cubierto con un tupido velo de misterio. En lo que toca a la ofrecida justicia esta apunta a personajes menores -rinden cuentas ya una docena de ellos- que pagarán por las torpezas políticas de sus superiores. En lo que hace a la reparación de daños, la empresa constructora pactó que, a cambio de cubrir los costos de la restitución íntegra del tramo colapsado, su nombre y el de su dueño no aparecerían en las investigaciones. Al mismo tiempo, un noventa por ciento de los damnificados, gente en general de condición humilde, atendió a sus ingentes necesidades y optó por aceptar indemnizaciones de una cuantía que nada tiene que ver con la magnitud del irreparable perjuicio sufrido. Pero esto, amigo lector…, ¡esto es México!

ANTENA ESTATAL

¡…y se dicen demócratas!

Aquí en Tlaxcala, afines al partido oficialista Morena iniciaron una campaña de recolección de firmas ciudadanas en apoyo a las denuncias penales que -dicen- promoverán para que se juzgue como “traidores a la Patria” a los diputados federales que votaron contra la Reforma Eléctrica del presidente López Obrador. Para estos desencaminados señores ese es motivo suficiente para llevar a juicio a todo el que tenga la insolencia de pensar de forma diferente a ellos. El concepto que tienen de libertad y justicia se ajusta milimétricamente a las líneas que se dictan desde Palacio Nacional.