/ miércoles 13 de mayo de 2020

Visión Empresarial | Nadie está obligado a lo imposible

Generar bienes y servicios es posible gracias al esfuerzo conjunto que hacen los dueños de los negocios, proveedores, clientes y por supuesto, en primer orden, los trabajadores de cada empresa. Sin la colaboración y compromiso que cada uno asume, no sería posible generar la riqueza ni el bienestar que favorece a millones de personas y sus familias.

En una economía de mercado, el diálogo y la visión compartida de trabajadores y patrones han sido y serán imprescindibles para alcanzar y converger en los propósitos que ambos tienen en lo grupal y en lo individual. Por ello, cada vez más empresas muestran y comparten información a sus trabajadores sobre los resultados que se alcanzan para que conjuntamente busquen áreas de oportunidad y crecimiento.

Estos diálogos y acercamientos han dado paso en los últimos años a nuevas formas en la relación laboral como la Nueva Cultura Laboral y la recién Nueva Cultura Salarial, la primera fortaleció el valor del trabajo humano y la dignificación de sus derechos; mientras que la segunda, permitió incrementar el salario mínimo general de los trabajadores para que por primera vez superará la Línea de Bienestar Individual, propuesta que nació y fue impulsada por el propio sector patronal.

Ahora, las empresas y sus trabajadores, se enfrentan a un cambio brusco en la dinámica económica y por consecuencia, en la laboral. La perspectiva de crecimiento para el cierre de año ha obligado a todos a cambiar las prioridades y las urgencias. El impacto a la salud y a la economía por la enfermedad del covid-19 está presente y seguirá causando estragos en nuestra sociedad.

Ante lo anterior, las empresas han hecho -hasta ahora- el esfuerzo necesario, dentro de sus posibilidades, para mantener empleos y la integridad de los salarios. Sin embargo, de continuar así el panorama, retrasando la reactivación de la economía, pone en juego el empleo y el ingreso de sus familias, lo que repercutirá en la rueda de la oferta y demanda de bienes y servicios, afectando por igual -y algunos en mayor escala- a los sectores formales e informales de nuestra economía y por ende, a los bolsillos de millones de mexicanos.

El universo empresarial es vasto, en su conformación y giro, las necesidades y realidades son distintas y diversas. Sin embargo, el común denominador de la mayoría es que son micro, pequeñas y medianas empresas conformadas con capital nacional y familiar. Son estas empresas las que generan empleo formal a 20.6 millones de trabajadores inscritos en el IMSS pero otras más, dan empleo informal a millones de mexicanos. Ambos tipos de empleo están en riesgo.

Todos quisiéramos que los emprendedores y dueños de estos negocios, sin recibir ingresos, pudieran mantener y solventar los puestos de trabajo y sus remuneraciones en un 100 por ciento por varios meses y sin afectación alguna para el trabajador; esto se vuelve una tarea compleja, pues además están los pagos a realizar por contribuciones a la hacienda pública.

La propuesta de los organismos empresariales para el Gobierno de -sólo- diferir los impuestos, pago de cuotas obrero-patronal y entrarle al pago del salario solidario de los trabajadores, marcaba un llamado transcendental para trabajar en equipo, el gobierno, los trabajadores y las empresas por el bienestar de nuestro país y sus ciudadanos.

Por muchos años en cada rincón del país, los mexicanos hemos vivido en la simulación y omisión de políticas públicas que realmente ayuden a todos los sectores de nuestra sociedad. En este sentido, los apoyos económicos que están a disposición del sector empresarial, sólo muestran el desconocimiento sobre las necesidades reales de una empresa, pues los montos de apoyo son insuficientes para cubrir la emergencia que se tiene.

Ante las variaciones en el ciclo económico de las empresas, la afectación en la demanda de bienes y servicios, las deudas adquiridas y a pesar del gran esfuerzo que en equipo hacen trabajadores y dueños por mantener fuentes de empleo, sin duda habrá pérdida de estos, pues nadie está obligado a lo imposible.

Nuestro llamado es a los tres niveles y órdenes de Gobierno para que de manera colaborativa, con el sector empresarial se establezcan acciones que coadyuven realmente a mitigar la crisis económica que hoy se atraviesa y que al menos, estará presente hasta el próximo año.

* Presidente de la COPARMEX Tlaxcala.

Generar bienes y servicios es posible gracias al esfuerzo conjunto que hacen los dueños de los negocios, proveedores, clientes y por supuesto, en primer orden, los trabajadores de cada empresa. Sin la colaboración y compromiso que cada uno asume, no sería posible generar la riqueza ni el bienestar que favorece a millones de personas y sus familias.

En una economía de mercado, el diálogo y la visión compartida de trabajadores y patrones han sido y serán imprescindibles para alcanzar y converger en los propósitos que ambos tienen en lo grupal y en lo individual. Por ello, cada vez más empresas muestran y comparten información a sus trabajadores sobre los resultados que se alcanzan para que conjuntamente busquen áreas de oportunidad y crecimiento.

Estos diálogos y acercamientos han dado paso en los últimos años a nuevas formas en la relación laboral como la Nueva Cultura Laboral y la recién Nueva Cultura Salarial, la primera fortaleció el valor del trabajo humano y la dignificación de sus derechos; mientras que la segunda, permitió incrementar el salario mínimo general de los trabajadores para que por primera vez superará la Línea de Bienestar Individual, propuesta que nació y fue impulsada por el propio sector patronal.

Ahora, las empresas y sus trabajadores, se enfrentan a un cambio brusco en la dinámica económica y por consecuencia, en la laboral. La perspectiva de crecimiento para el cierre de año ha obligado a todos a cambiar las prioridades y las urgencias. El impacto a la salud y a la economía por la enfermedad del covid-19 está presente y seguirá causando estragos en nuestra sociedad.

Ante lo anterior, las empresas han hecho -hasta ahora- el esfuerzo necesario, dentro de sus posibilidades, para mantener empleos y la integridad de los salarios. Sin embargo, de continuar así el panorama, retrasando la reactivación de la economía, pone en juego el empleo y el ingreso de sus familias, lo que repercutirá en la rueda de la oferta y demanda de bienes y servicios, afectando por igual -y algunos en mayor escala- a los sectores formales e informales de nuestra economía y por ende, a los bolsillos de millones de mexicanos.

El universo empresarial es vasto, en su conformación y giro, las necesidades y realidades son distintas y diversas. Sin embargo, el común denominador de la mayoría es que son micro, pequeñas y medianas empresas conformadas con capital nacional y familiar. Son estas empresas las que generan empleo formal a 20.6 millones de trabajadores inscritos en el IMSS pero otras más, dan empleo informal a millones de mexicanos. Ambos tipos de empleo están en riesgo.

Todos quisiéramos que los emprendedores y dueños de estos negocios, sin recibir ingresos, pudieran mantener y solventar los puestos de trabajo y sus remuneraciones en un 100 por ciento por varios meses y sin afectación alguna para el trabajador; esto se vuelve una tarea compleja, pues además están los pagos a realizar por contribuciones a la hacienda pública.

La propuesta de los organismos empresariales para el Gobierno de -sólo- diferir los impuestos, pago de cuotas obrero-patronal y entrarle al pago del salario solidario de los trabajadores, marcaba un llamado transcendental para trabajar en equipo, el gobierno, los trabajadores y las empresas por el bienestar de nuestro país y sus ciudadanos.

Por muchos años en cada rincón del país, los mexicanos hemos vivido en la simulación y omisión de políticas públicas que realmente ayuden a todos los sectores de nuestra sociedad. En este sentido, los apoyos económicos que están a disposición del sector empresarial, sólo muestran el desconocimiento sobre las necesidades reales de una empresa, pues los montos de apoyo son insuficientes para cubrir la emergencia que se tiene.

Ante las variaciones en el ciclo económico de las empresas, la afectación en la demanda de bienes y servicios, las deudas adquiridas y a pesar del gran esfuerzo que en equipo hacen trabajadores y dueños por mantener fuentes de empleo, sin duda habrá pérdida de estos, pues nadie está obligado a lo imposible.

Nuestro llamado es a los tres niveles y órdenes de Gobierno para que de manera colaborativa, con el sector empresarial se establezcan acciones que coadyuven realmente a mitigar la crisis económica que hoy se atraviesa y que al menos, estará presente hasta el próximo año.

* Presidente de la COPARMEX Tlaxcala.