En medio de la inquietud generalizada por el coronavirus, los científicos observan con perplejidad el gran agujero que se ha formado en la capa de ozono del Polo Norte.
En los últimos días, los satélites de la NASA detectaron un fenómeno atmosférico extraordinario, el cual no amenaza la salud humana, pero por su magnitud, ha sorprendido a los expertos.
¿A QUÉ SE DEBE?
Este fenómeno es más habitual en el Polo Sur, debido a que las bajas temperaturas provocan que se acumulen muchas nubes a gran altitud por encima del Polo.
Los productos químicos como el cloro y el bromo, que provienen de diversas fuentes industriales, desencadenan una serie de reacciones en la superficie de estas nubes que tienen como consecuencia la destrucción de parte de ese ozono. Pero, cuando las temperaturas ascienden, el ozono se va recuperando.
Sin embargo, en el Polo Norte los episodios, que ocurren a finales del invierno y principios de la primavera del hemisferio norte, son más cortos y menos extensos. En general no implican la destrucción del ozono sino una "reorganización" de sus concentraciones.
En esta ocasión la extensión y la pérdida de ozono es mayor que en 2011, ¿la razón? De acuerdo con el portal Muy Interesante, esto se debe a que el poderoso vórtice polar está circulando en la zona con aire mucho más frío de lo habitual y de forma muy estable ocasionando que la capa de ozono se destruya.
Al respecto, Markus Rex, científico atmosférico del Instituto Alfred Wegener (Potsdam, Alemania) explicó en una entrevista a Nature que “en las próximas semanas existe una pequeña posibilidad de que el agujero se desplace hacia zonas más pobladas, en cuyo caso sería necesario tomar medidas de protección extra frente a la radiación solar”.
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