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La producción de durazno “Oro de Tlaxcala” es otra de las alternativas para cientos de familias que cambiaron la siembra tradicional de maíz nativo por el sector frutícola en las faldas de la Malinche.
Hace 40 años, los fruticultores de Atltzayanca fueron ejemplo a nivel estatal con producción récord, pero en los últimos años -con apoyos institucionales de la Secretaría de Impulso Agropecuario- los beneficios llegan a más familias en el territorio estatal.
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Por ejemplo, en San José Teacalco, de mayo a junio 20 mujeres se convierten en el sostén de sus hogares porque comercian unas 100 toneladas de durazno.
El proyecto inició hace 25 años, cuando el antropólogo Tim Tim Tucker, originario de Estados Unidos de América, llevó los injertos al municipio -al pie del Cuatlapanga-, pero también a Huamantla; Mazatecochco, San Pablo del Monte y Tetlahohcan.
Fue difícil cambiar su actividad, sembraban maíz y lo industrializaban en tortillas, muy pocas se interesaron en el proyecto de huertas, que tiene como finalidad contrarrestar el cambio climático, incendios forestales y plagas como el gusano descortezador, explicó Miguel Ángel Salgado Villada, técnico forestal de la Fundación de Investigaciones Mesoamericanas.
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Dijo que inicialmente a cada familia interesada le entregaron 20 árboles injertados que facilitó el investigador mexicano Salvador Pérez -se obtiene fruta de calidad y dulce-, y les enseñó la técnica de cultivar, fertilizar y reproducir en invernaderos cercanos a las faldas de la Malinche.
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Desde hace un lustro -los árboles están en desarrollo- aumentaron a mil plantas en cada solar adjunto a sus viviendas, pero se tienen más de 50 mil plantas en todas las comunidades, ahora cada planta produce entre 15 y 20 kilogramos.
Ya que en San José Teacalco es común la afectación al campo por granizadas, les recomendaron instalar mallas de protección, pero además aprendieron a utilizar el riego por microgotas que el investigador nayarita Jesús Martínez introdujo durante el sexenio de Alfonso Sánchez Anaya.
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EN HUERTO “EL ROCÍO”, A 60 PESOS EL KILOGRAMO
Trabajo, dedicación y esfuerzo fue lo que Verónica Cervantes y su familia imprimieron para ver los primeros resultados en las dos huertas que tienen en San José Teacalco. “No llovió en 2022 y no pudimos almacenar el agua pluvial, pues compramos agua en pipas para lograr la producción”, expuso.
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Afirmó que desde el 15 de mayo comenzó a vender la fruta en el huerto familia “El Rocío”, situado en calle 16 de Mayo de ese municipio. La ingeniería industrial empresarial del Instituto Tecnológico de Apizaco reconoció el apoyo de Tim Tucker, quien a través de la fundación llevó el programa a mujeres que viven cercanas a la Malinche.
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Enfatizó que ahora disponen de una máquina que selecciona en cuatro tamaños el melocotón, pero también deja la fruta limpia, y comentó que al menudeo los duraznos más grandes son comerciados en 60 pesos, mientras que los de menor tamaño en 30 pesos.
Nos dieron apoyo en el gobierno del estado durante los sexenios de Mariano González Zarur y Marco Antonio Mena Rodríguez, para malla antigranizo, líneas de conducción de agua por microteo y rehabilitación de una olla recaudadora de agua pluvial, ahora lo vendemos envasado a mejor precio, puntualizó.
CENIZA DEL VOLCÁN FAVORECE A LOS HUERTOS
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La cantidad de carbono y minerales que contiene la ceniza volcánica -que cayó la semana pasada en Tlaxcala- fertiliza las tierras y esto conllevará a mejorar las condiciones del suelo en las huertas, indicó el productor de durazno Rubén Díaz Macías.
Resaltó que en la comunidad de Cuauhtémoc, municipio de Huamantla, disponen de una huerta de validación de frutas como chabacano, manzana, higo, capulín y durazno para mejorar la genética de las plantas.
En el caso de las distintas variedades de durazno, resaltó que disponen de técnicas europeas para controlar las plagas, proteger las huertas contra heladas y evitar que la fruta sea consumida por mamíferos y roedores silvestres.
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El joven empresario, quien se dedica a la producción de block y adoquín, mencionó que su padre le enseñó los secretos en las huertas, pues “la fábrica de block nos da para comer, pero del campo obtenemos los alimentos”.
Expuso que en la huerta de cuatro hectáreas disponen de plantas que van de los dos a los ocho años, con cuatro mil árboles en producción y mil en desarrollo. “Aquí tenemos duraznos de buen sabor y de buen tamaño porque se fertilizan con abono natural, lo mismo para el control de plagas”, sostuvo.
Rubén Díaz afirmó que tienen protegida la cosecha, que inicia en mayo y concluye a finales de agosto, pero “siempre habrá cosecha para todos, es decir, para el patrón, para el ratón y para el ladrón”.
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TECNOLOGÍA
Los productores disponen de una máquina que selecciona en cuatro tamaños el melocotón, pero también deja la fruta limpia.
- 20 mujeres de San José Teacalco se convierten en el sostén de sus hogares porque comercian unas 100 toneladas de durazno.
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