/ martes 15 de marzo de 2022

Acciones matan discurso

Mientras en un video difundido a través de redes sociales, se escuchaba a la gobernadora de Tlaxcala decir que sería una aliada de la lucha feminista, en los hechos, ocurrió lo contrario.

La jefa del ejecutivo ni escuchó ni apoyó a quienes en libertad se manifestaron el pasado martes en la capital del estado, y lo que sí terminó ocurriendo, fue el despliegue de una “estrategia de contención” que pretendía blindar el Palacio de Gobierno, de los ataques de las manifestantes, dejando de lado el diálogo y la búsqueda de soluciones.

La violencia no se acabará con violencia, la construcción no puede partir de la destrucción; sin embargo, nos encontramos como mujeres atrapadas en la ola de violencia más grande de la que se tenga registro.

Las voces desgarradoras de quienes han sido víctimas de violencia, son reflejo del hartazgo y la impotencia de ver a un Estado que ha sido incapaz de brindar protección para nosotras.

Es claro, la constante de los gobiernos de Morena es dar la espalda a las causas legítimas de la Nación, y encerrarse en un rotundo: lo que usted diga señor, frente a la agenda política del presidente, cuya única preocupación es el lugar que ocupa en las encuestas que miden la aceptación gubernamental, que dicho sea de paso, han reducido su popularidad hasta en 13 puntos, desde el penoso hecho de la casa gris.

  • Lo que quedó en claro el pasado 8 de marzo en Tlaxcala, es que el Estado ni siquiera tiene la posibilidad de proteger un edificio de gobierno, que fue encerrado entre mamparas improvisadas y envuelto en plásticos que lo cubrían de piso a techo, con la finalidad de que no fuera tocado por los grupos más radicales de la manifestación.

Ante la inminente superación de la autoridad frente a la manifestación, la llegada de la fuerza pública es indignante, pues su ingreso derivó en agresiones con piedras, objetos y violencia verbal a quienes se manifestaban justamente por esos tratos déspotas y misóginos.

No escatimaron en utilizar la fuerza que se pudo haber evitado, si el gobierno hubiera actuado con verdadera eficiencia, incluso utilizando el costoso equipo de inteligencia recién adquirido.

La gobernanza demanda que los hechos y la comunicación del gobierno sean uno solo, pues no se puede tender la mano derecha para ofrecer respaldo, mientras que con la izquierda se atenta en contra de quienes en libertad se expresaban.

“Diplomasia megicana”

Así de burda fue la respuesta que el hígado presidencial emitió en un comunicado, tras la preocupación externada por el Parlamento Europeo, por los constantes ataques en contra de periodistas en México.

Voces como las de la diputada Patricia Armendáriz, pidieron a la Secretaría de Relaciones Exteriores: “salir a desmentir este burdo escrito” pues le parecía inverosímil que el comunicado que circulaba, proviniera del Gobierno de México; minutos después, se retractó y respaldó la postura.

Mismo caso ocurrió con Fernández Noroña, quien expuso la falta de oficio político y diplomacia, de quien había escrito tal comunicado: “Lamentable redacción, uso innecesario de términos, preocupante reflejo de enojo”, apuntó.

Por último, Porfirio Muñoz Ledo, quien fuera presidente del Congreso durante la toma de protesta de López Obrador, se refirió a la respuesta a los legisladores europeos, como una “comedia de equivocaciones”.

Así pues, la diplomacia de cuarta. Agradezco el favor de su lectura.

Mientras en un video difundido a través de redes sociales, se escuchaba a la gobernadora de Tlaxcala decir que sería una aliada de la lucha feminista, en los hechos, ocurrió lo contrario.

La jefa del ejecutivo ni escuchó ni apoyó a quienes en libertad se manifestaron el pasado martes en la capital del estado, y lo que sí terminó ocurriendo, fue el despliegue de una “estrategia de contención” que pretendía blindar el Palacio de Gobierno, de los ataques de las manifestantes, dejando de lado el diálogo y la búsqueda de soluciones.

La violencia no se acabará con violencia, la construcción no puede partir de la destrucción; sin embargo, nos encontramos como mujeres atrapadas en la ola de violencia más grande de la que se tenga registro.

Las voces desgarradoras de quienes han sido víctimas de violencia, son reflejo del hartazgo y la impotencia de ver a un Estado que ha sido incapaz de brindar protección para nosotras.

Es claro, la constante de los gobiernos de Morena es dar la espalda a las causas legítimas de la Nación, y encerrarse en un rotundo: lo que usted diga señor, frente a la agenda política del presidente, cuya única preocupación es el lugar que ocupa en las encuestas que miden la aceptación gubernamental, que dicho sea de paso, han reducido su popularidad hasta en 13 puntos, desde el penoso hecho de la casa gris.

  • Lo que quedó en claro el pasado 8 de marzo en Tlaxcala, es que el Estado ni siquiera tiene la posibilidad de proteger un edificio de gobierno, que fue encerrado entre mamparas improvisadas y envuelto en plásticos que lo cubrían de piso a techo, con la finalidad de que no fuera tocado por los grupos más radicales de la manifestación.

Ante la inminente superación de la autoridad frente a la manifestación, la llegada de la fuerza pública es indignante, pues su ingreso derivó en agresiones con piedras, objetos y violencia verbal a quienes se manifestaban justamente por esos tratos déspotas y misóginos.

No escatimaron en utilizar la fuerza que se pudo haber evitado, si el gobierno hubiera actuado con verdadera eficiencia, incluso utilizando el costoso equipo de inteligencia recién adquirido.

La gobernanza demanda que los hechos y la comunicación del gobierno sean uno solo, pues no se puede tender la mano derecha para ofrecer respaldo, mientras que con la izquierda se atenta en contra de quienes en libertad se expresaban.

“Diplomasia megicana”

Así de burda fue la respuesta que el hígado presidencial emitió en un comunicado, tras la preocupación externada por el Parlamento Europeo, por los constantes ataques en contra de periodistas en México.

Voces como las de la diputada Patricia Armendáriz, pidieron a la Secretaría de Relaciones Exteriores: “salir a desmentir este burdo escrito” pues le parecía inverosímil que el comunicado que circulaba, proviniera del Gobierno de México; minutos después, se retractó y respaldó la postura.

Mismo caso ocurrió con Fernández Noroña, quien expuso la falta de oficio político y diplomacia, de quien había escrito tal comunicado: “Lamentable redacción, uso innecesario de términos, preocupante reflejo de enojo”, apuntó.

Por último, Porfirio Muñoz Ledo, quien fuera presidente del Congreso durante la toma de protesta de López Obrador, se refirió a la respuesta a los legisladores europeos, como una “comedia de equivocaciones”.

Así pues, la diplomacia de cuarta. Agradezco el favor de su lectura.