/ viernes 16 de noviembre de 2018

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

No basta hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla

Eleanor Roosevelt

Ley de paz y seguridad

Entre todos los ofrecimientos a los mexicanos, realizados por el presidente electo, se han destacado, entre otros, la seguridad y paz social, así como la erradicación de la corrupción; atenderlas, desde luego, no es una tarea fácil, se requiere, además de la intervención de las autoridades correspondientes, la participación decidida de todos y cada uno de los actores involucrados, o considerados, para resolver esta problemática que tanto ha lastimado a la sociedad en lo general; por eso, cuando se presentan posibles alternativas de solución, siempre estarán sometidas a un análisis en relación a su operatividad y funcionamiento.

Este es el caso de la Ley de paz y seguridad presentada hace un par de días por el próximo secretario de seguridad pública; donde, justamente, en su discurso, presentó algunas de las estrategias en el enfrentamiento tanto a los grupos delincuenciales como a la corrupción; además del anuncio para la conformación de un concejo cuya instancia sea de vinculación y articulación entre todos aquellos que trabajen para la paz; de igual, manera el anuncio de conformación de la Guardia Nacional; proponiéndose, en este sentido, las modificaciones constitucionales necesarias para ello.

En una pretensión comparativa, se aludió a la falta de atención respecto a los problemas de inseguridad desde tiempos revolucionarios; responsabilizando también, al actual gobierno, de no saber responder a las expectativas sociales; ocasionándose, por ello, cualquier tipo de problemas, en especial de la economía; así como la emigración de la gente con el propósito de buscar protección y resguardo de la inseguridad; bajo estas consideraciones, se establecieron otros criterios sobre la afectación en el deterioro del tejido social; la descomposición de las instituciones, y en lo particular, la crisis de valores éticos en los individuos.

En este mismo sentido, se le atribuyó al actual gobierno, sobre las prácticas equivocadas de represión, además de buscar soluciones únicas y unidimensionales, es decir, la inseguridad fue producto de las malas decisiones de las autoridades para enfrentar a los grupos delincuenciales, lo sustantivo, en esta parte, fue al referirse a las redes de complicidad entre los delitos violentos y los delitos de cuello blanco; obvio, se refirió a ese vínculo perverso gestado entre delincuentes y funcionarios; evidentemente, el conocimiento de la causa, así se entendió, permitirá acabar con estas patologías muy arraigadas en los esquemas del gobierno, dicho de otra manera, la delincuencia organizada no existiría sin un grado de involucramiento de funcionarios públicos que son quienes ofrecen protección e impunidad; esa protección también se ocupa en la procuración de justicia, otorgándoles las dispensas, según las leyes, para mantenerlos en libertad.

Aprovechando las circunstancias, se hizo referencia sobre el fracaso manifiesto de las políticas públicas que propiciaron la falta de empleos, la insuficiencia del sistema educativo, y el fenómeno de las adicciones; como si hubieran sido elementos constitutivos de todo lo que pudiera asociarse con la inseguridad y la corrupción; de cualquier forma, se usaron estos argumentos para darle forma, así se dijo, al nuevo paradigma sobre seguridad y paz interior, por consecuencia se hará la formulación de estrategias para la recuperación de la paz y prevención del delito.

Después de contextualizar los problemas principales relacionados a la seguridad y la corrupción, se hicieron algunos señalamientos sobre las formas en que habrán de conducirse las políticas y las leyes respectivas, para el siguiente sexenio, debiendo ser multidimensionales, transversales, incluyentes y necesariamente radicales, dirigidas a la raíz de la aguda crisis que se enfrenta; estas serían las partes observables, o cuestionables en su momento, cumplir con las propuestas, no solo deben quedar en las palabras, sino también en las acciones; por eso, es importante destacar algunas de esos paradigmas construidos con el propósito de enfrentar los problemas que de alguna manera dejará heredado el gobierno próximo a concluir.

Al ser la corrupción el fenómeno más recurrente, su atención, así lo parece, deberá ser en el mismo sentido; para eso, según las propuestas en la Ley de paz y seguridad, quedarán establecidos los criterios fundamentales para enfrentarla, y para eso se rehabilitará la procuración de justicia y se suprimirán las prácticas corruptas; se le dará tratamiento constitucional reformando la norma y tipificando a la corrupción como un delito grave. Desde una perspectiva particular, se dimensionaron algunos aspectos que recibirán la atención y tratamiento legal adecuado.

Para ilustrar lo dicho, se hace referencia a algunos casos específicos de observancia permanente, se buscarán las empresas fantasmas, las declaraciones patrimoniales tendrán el trato y fiscalización exigible; se eliminará el fuero de los altos funcionarios, con el respaldo de una contraloría centralizada, suponiendo un mejor funcionamiento y capacidad para sancionar a quien así lo merezca.

Una vez concluido con esta parte de los cambios venideros, también se aprovechó para exaltar el interés del nuevo gobierno para señalar que se garantizará, mediante algunos programas de desarrollo sectoriales, regionales y coyunturales, la reducción de la pobreza, marginación y desintegración familiar y social, se ayudará a disminuir la comisión de delitos, a los jóvenes que aspiren a incorporarse a otros niveles educativos también recibirán el apoyo necesario; subrayando, en este apartado, la dignificación a los derechos humanos, otorgándoles a las comisiones estatales y nacional, la capacidad y autoridad para que sus recomendaciones sean respaldadas ante las instancias correspondientes.

En una forma sutil de concluir la propuesta, no podía omitirse que la ley de paz y seguridad deberá tener un respaldo en su operatividad, y la propuesta para eso es la creación de la Guardia Nacional; otorgándole al ejército, justamente, la operación de las acciones cuando se les requiera la intervención; el anuncio determina la presencia continua de las fuerzas castrenses en las calles; así será entonces, los cambios anunciados en los cuerpos de seguridad serán una realidad, solo se espera que su comportamiento se apegue estrictamente a las leyes y al cuidado de la seguridad ciudadana.

Esta será, así lo dijo el futuro funcionario, la marca de un gobierno austero, transparente, incluyente, respetuoso de las libertades, apegado a derecho, sensible a las necesidades de los más débiles y vulnerables. Ahora solo resta esperar para poder ver los resultados de la propuesta.

No basta hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla

Eleanor Roosevelt

Ley de paz y seguridad

Entre todos los ofrecimientos a los mexicanos, realizados por el presidente electo, se han destacado, entre otros, la seguridad y paz social, así como la erradicación de la corrupción; atenderlas, desde luego, no es una tarea fácil, se requiere, además de la intervención de las autoridades correspondientes, la participación decidida de todos y cada uno de los actores involucrados, o considerados, para resolver esta problemática que tanto ha lastimado a la sociedad en lo general; por eso, cuando se presentan posibles alternativas de solución, siempre estarán sometidas a un análisis en relación a su operatividad y funcionamiento.

Este es el caso de la Ley de paz y seguridad presentada hace un par de días por el próximo secretario de seguridad pública; donde, justamente, en su discurso, presentó algunas de las estrategias en el enfrentamiento tanto a los grupos delincuenciales como a la corrupción; además del anuncio para la conformación de un concejo cuya instancia sea de vinculación y articulación entre todos aquellos que trabajen para la paz; de igual, manera el anuncio de conformación de la Guardia Nacional; proponiéndose, en este sentido, las modificaciones constitucionales necesarias para ello.

En una pretensión comparativa, se aludió a la falta de atención respecto a los problemas de inseguridad desde tiempos revolucionarios; responsabilizando también, al actual gobierno, de no saber responder a las expectativas sociales; ocasionándose, por ello, cualquier tipo de problemas, en especial de la economía; así como la emigración de la gente con el propósito de buscar protección y resguardo de la inseguridad; bajo estas consideraciones, se establecieron otros criterios sobre la afectación en el deterioro del tejido social; la descomposición de las instituciones, y en lo particular, la crisis de valores éticos en los individuos.

En este mismo sentido, se le atribuyó al actual gobierno, sobre las prácticas equivocadas de represión, además de buscar soluciones únicas y unidimensionales, es decir, la inseguridad fue producto de las malas decisiones de las autoridades para enfrentar a los grupos delincuenciales, lo sustantivo, en esta parte, fue al referirse a las redes de complicidad entre los delitos violentos y los delitos de cuello blanco; obvio, se refirió a ese vínculo perverso gestado entre delincuentes y funcionarios; evidentemente, el conocimiento de la causa, así se entendió, permitirá acabar con estas patologías muy arraigadas en los esquemas del gobierno, dicho de otra manera, la delincuencia organizada no existiría sin un grado de involucramiento de funcionarios públicos que son quienes ofrecen protección e impunidad; esa protección también se ocupa en la procuración de justicia, otorgándoles las dispensas, según las leyes, para mantenerlos en libertad.

Aprovechando las circunstancias, se hizo referencia sobre el fracaso manifiesto de las políticas públicas que propiciaron la falta de empleos, la insuficiencia del sistema educativo, y el fenómeno de las adicciones; como si hubieran sido elementos constitutivos de todo lo que pudiera asociarse con la inseguridad y la corrupción; de cualquier forma, se usaron estos argumentos para darle forma, así se dijo, al nuevo paradigma sobre seguridad y paz interior, por consecuencia se hará la formulación de estrategias para la recuperación de la paz y prevención del delito.

Después de contextualizar los problemas principales relacionados a la seguridad y la corrupción, se hicieron algunos señalamientos sobre las formas en que habrán de conducirse las políticas y las leyes respectivas, para el siguiente sexenio, debiendo ser multidimensionales, transversales, incluyentes y necesariamente radicales, dirigidas a la raíz de la aguda crisis que se enfrenta; estas serían las partes observables, o cuestionables en su momento, cumplir con las propuestas, no solo deben quedar en las palabras, sino también en las acciones; por eso, es importante destacar algunas de esos paradigmas construidos con el propósito de enfrentar los problemas que de alguna manera dejará heredado el gobierno próximo a concluir.

Al ser la corrupción el fenómeno más recurrente, su atención, así lo parece, deberá ser en el mismo sentido; para eso, según las propuestas en la Ley de paz y seguridad, quedarán establecidos los criterios fundamentales para enfrentarla, y para eso se rehabilitará la procuración de justicia y se suprimirán las prácticas corruptas; se le dará tratamiento constitucional reformando la norma y tipificando a la corrupción como un delito grave. Desde una perspectiva particular, se dimensionaron algunos aspectos que recibirán la atención y tratamiento legal adecuado.

Para ilustrar lo dicho, se hace referencia a algunos casos específicos de observancia permanente, se buscarán las empresas fantasmas, las declaraciones patrimoniales tendrán el trato y fiscalización exigible; se eliminará el fuero de los altos funcionarios, con el respaldo de una contraloría centralizada, suponiendo un mejor funcionamiento y capacidad para sancionar a quien así lo merezca.

Una vez concluido con esta parte de los cambios venideros, también se aprovechó para exaltar el interés del nuevo gobierno para señalar que se garantizará, mediante algunos programas de desarrollo sectoriales, regionales y coyunturales, la reducción de la pobreza, marginación y desintegración familiar y social, se ayudará a disminuir la comisión de delitos, a los jóvenes que aspiren a incorporarse a otros niveles educativos también recibirán el apoyo necesario; subrayando, en este apartado, la dignificación a los derechos humanos, otorgándoles a las comisiones estatales y nacional, la capacidad y autoridad para que sus recomendaciones sean respaldadas ante las instancias correspondientes.

En una forma sutil de concluir la propuesta, no podía omitirse que la ley de paz y seguridad deberá tener un respaldo en su operatividad, y la propuesta para eso es la creación de la Guardia Nacional; otorgándole al ejército, justamente, la operación de las acciones cuando se les requiera la intervención; el anuncio determina la presencia continua de las fuerzas castrenses en las calles; así será entonces, los cambios anunciados en los cuerpos de seguridad serán una realidad, solo se espera que su comportamiento se apegue estrictamente a las leyes y al cuidado de la seguridad ciudadana.

Esta será, así lo dijo el futuro funcionario, la marca de un gobierno austero, transparente, incluyente, respetuoso de las libertades, apegado a derecho, sensible a las necesidades de los más débiles y vulnerables. Ahora solo resta esperar para poder ver los resultados de la propuesta.