/ viernes 14 de junio de 2019

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

Amenazas

Arturo Duen Torres

La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas. Albert Camus

Sin descuidar la originalidad del discurso, la cancillería mexicana defiende su postura sobre la pretendida imposición del gobierno norteamericano ante el inacabable problema migratorio, argumentándose que existe una tersa relación entre ambos países para llegar a un acuerdo de beneficio compartido; sin embargo, la realidad parece contradecir al funcionario, pues se ha dado un plazo perentorio para asumir el nombramiento de tercer país seguro o, en caso contrario, se impondrán los aumentos arancelarios, previamente anunciados, a los productos mexicanos.

Esta amenaza ramplona puede traer, si se llega a consolidar, graves problemas para México, pues ni siquiera está preparado para asumir una obligación de magnitudes insospechadas; solo basta mirar cuáles son las características de tal categoría para entender lo grave del asunto; en primera instancia, no se tiene las posibilidades ni los presupuestos para esos fines, permitir la estancia de quienes transitan por el territorio nacional en su viaje a los Estados Unidos resultaría muy costoso, afectándose no solo las finanzas sino, además, los problemas de carácter social que ello supone.

Si consideramos la definición del concepto, es posible darse cuenta de la exageración del presunto nombramiento; tomando en cuenta a las normas internacionales, se obliga al país seguro a respetar, como se establece en términos de la Convención sobre los refugiados de 1951 a respetar, en una primera instancia, el principio de la no devolución, dicho de otra manera, a no deportar -regresar- a las personas a su país de origen, pero también se les debe asegurar el acceso a la residencia, al mercado laboral, a servicios médicos y educativos, así como el derecho a la reunificación familiar, en consecuencia a garantizar su integridad física.

Desde esta lógica, según el tratado, los nombrados países seguros, le ayudan a aquellos que reciben más solicitudes de asilo; en cuyas facultades se les permite repartir, de forma equitativa, a los solicitantes.

Teóricamente, se supone, que la ayuda se hace evidente, en cuanto se pasan los asuntos demográficos, económicos y sociales al país designado; bajo estas consideraciones, se pueden percibir, los intereses particulares, ni siquiera de los Estados Unidos, sino del presidente norteamericano; pues hay quienes dicen que éste es el buen pretexto, para moverse, en términos electorales, entre sus seguidores.

Como una forma de sostener lo dicho, todavía el magnate convertido en presidente, señaló que cuando él lo disponga podrá hacer que entre en vigor un acuerdo, supuestamente, pactado en lo “oscurito” para demostrar su autoridad al respecto; así lo declaró ante la prensa de su país, mostrando un papel, sin verse el contenido, donde aseguró que ahí se encontraban algunos de los puntos no comentados a la comunidad interesada; desde esta perspectiva, se presume un escenario, nada halagador, porque con esta declaración, refutó, lo dicho por el canciller mexicano.

De cualquier forma y a pesar de la defensa a ultranza de los legisladores nacionales, sobre la supuesta incompatibilidad legal de obligar a un estado a ser salvaguarda de otras personas, lo cierto es que habrá de replantearse sobre cuáles serían los argumentos legales para inconformarse realmente ante este tipo de necedades.

Por lo pronto sería prudente analizar sobre los riesgos, si llegará el caso, al convertirse en realidad la amenaza, lejos de que si aumentan o no los impuestos; lo complicado del panorama es en cuanto a los asuntos demográficos, sociales y económicos; pues es evidente, la incapacidad de enfrentar problemas, no generados por el pueblo.

Sin saber hasta dónde puede llevarnos este penoso asunto, donde los migrantes quedan en el lugar más vulnerable por sus condiciones y aspiraciones; los gobiernos, pretenden, o insinúan, resolver un problema tan antiguo como la humanidad misma, en una afanosa búsqueda de cambiar las condiciones de vida de los grupos sociales a los que se pertenecen, es decir, esto no es un asunto local, es mundial, la migración seguirá en cuanto los gobiernos no le aporten a las personas, en relación a sus derechos, tanto constitucionales como humanos.

Amenazas

Arturo Duen Torres

La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas. Albert Camus

Sin descuidar la originalidad del discurso, la cancillería mexicana defiende su postura sobre la pretendida imposición del gobierno norteamericano ante el inacabable problema migratorio, argumentándose que existe una tersa relación entre ambos países para llegar a un acuerdo de beneficio compartido; sin embargo, la realidad parece contradecir al funcionario, pues se ha dado un plazo perentorio para asumir el nombramiento de tercer país seguro o, en caso contrario, se impondrán los aumentos arancelarios, previamente anunciados, a los productos mexicanos.

Esta amenaza ramplona puede traer, si se llega a consolidar, graves problemas para México, pues ni siquiera está preparado para asumir una obligación de magnitudes insospechadas; solo basta mirar cuáles son las características de tal categoría para entender lo grave del asunto; en primera instancia, no se tiene las posibilidades ni los presupuestos para esos fines, permitir la estancia de quienes transitan por el territorio nacional en su viaje a los Estados Unidos resultaría muy costoso, afectándose no solo las finanzas sino, además, los problemas de carácter social que ello supone.

Si consideramos la definición del concepto, es posible darse cuenta de la exageración del presunto nombramiento; tomando en cuenta a las normas internacionales, se obliga al país seguro a respetar, como se establece en términos de la Convención sobre los refugiados de 1951 a respetar, en una primera instancia, el principio de la no devolución, dicho de otra manera, a no deportar -regresar- a las personas a su país de origen, pero también se les debe asegurar el acceso a la residencia, al mercado laboral, a servicios médicos y educativos, así como el derecho a la reunificación familiar, en consecuencia a garantizar su integridad física.

Desde esta lógica, según el tratado, los nombrados países seguros, le ayudan a aquellos que reciben más solicitudes de asilo; en cuyas facultades se les permite repartir, de forma equitativa, a los solicitantes.

Teóricamente, se supone, que la ayuda se hace evidente, en cuanto se pasan los asuntos demográficos, económicos y sociales al país designado; bajo estas consideraciones, se pueden percibir, los intereses particulares, ni siquiera de los Estados Unidos, sino del presidente norteamericano; pues hay quienes dicen que éste es el buen pretexto, para moverse, en términos electorales, entre sus seguidores.

Como una forma de sostener lo dicho, todavía el magnate convertido en presidente, señaló que cuando él lo disponga podrá hacer que entre en vigor un acuerdo, supuestamente, pactado en lo “oscurito” para demostrar su autoridad al respecto; así lo declaró ante la prensa de su país, mostrando un papel, sin verse el contenido, donde aseguró que ahí se encontraban algunos de los puntos no comentados a la comunidad interesada; desde esta perspectiva, se presume un escenario, nada halagador, porque con esta declaración, refutó, lo dicho por el canciller mexicano.

De cualquier forma y a pesar de la defensa a ultranza de los legisladores nacionales, sobre la supuesta incompatibilidad legal de obligar a un estado a ser salvaguarda de otras personas, lo cierto es que habrá de replantearse sobre cuáles serían los argumentos legales para inconformarse realmente ante este tipo de necedades.

Por lo pronto sería prudente analizar sobre los riesgos, si llegará el caso, al convertirse en realidad la amenaza, lejos de que si aumentan o no los impuestos; lo complicado del panorama es en cuanto a los asuntos demográficos, sociales y económicos; pues es evidente, la incapacidad de enfrentar problemas, no generados por el pueblo.

Sin saber hasta dónde puede llevarnos este penoso asunto, donde los migrantes quedan en el lugar más vulnerable por sus condiciones y aspiraciones; los gobiernos, pretenden, o insinúan, resolver un problema tan antiguo como la humanidad misma, en una afanosa búsqueda de cambiar las condiciones de vida de los grupos sociales a los que se pertenecen, es decir, esto no es un asunto local, es mundial, la migración seguirá en cuanto los gobiernos no le aporten a las personas, en relación a sus derechos, tanto constitucionales como humanos.