/ viernes 10 de junio de 2022

Anatomía de lo social | Cumbre

Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz

Benito Juárez

Bajo un pronóstico basado en diferentes argumentos, la novena Cumbre de las Américas ha sido cuestionada por la comunidad no solo del continente, sino de otras partes del mundo, al haber segregado de la organización y participación a Cuba, Venezuela y Nicaragua, tres países que forman parte del continente; cuestionándose, en una primera instancia, el supuesto contexto democrático que en un sentido estricto debería permear toda la estructura de la organización donde se han realizado foros, plenarias y reuniones, que darían como resultado el acuerdo conjunto para mejorar las relaciones entre los países participantes, así como su economía, particularmente de aquellos cuya situación actual es muy precaria.


Desde luego, como siempre ocurre, la interpretación de las circunstancias e intereses, tal este el caso, permiten la posibilidad de ser cuestionados y criticados, según el criterio de cada quien, algunas opiniones basadas en un aparente pragmatismo, otras llenas de escepticismo y otras basadas en un sentido común que definen la postura radicalizada de los principales actores de la cumbre, especialmente del país anfitrión.


Bajo esta premisa, la interpretación, en apariencia generalizada, define a los Estados Unidos como un país que contradice la postura democrática al negarse a invitar a quienes debieron estar incluidos, dejándolos, además, sin la oportunidad de expresar sus posturas respecto de los temas a tratarse en la Cumbre; sin embargo, en un sentido opuesto, se criticaron las formas de gobierno de aquellos cuya ausencia se justifica, de ser autoritarios y que, en esencia, atentan con los derechos humanos de los ciudadanos, obligándolos a ser parte de un régimen arbitrario e inconsciente de las auténticas necesidades de sus pueblos.


Más allá de esas formas y de la justificación hecha en el discurso inaugural del presidente norteamericano, al asegurar, insistentemente, que justamente basado en los principios democráticos se ha constituido en impulsor y defensor de la misma, asegurando su apoyo solidario para propiciar que la inexistencia de la democracia, refiriéndose a Cuba, Venezuela y Nicaragua, deben tener la obligación de admitirla y practicarla con el apoyo de los EE. UU.


Quizá esta fue una de las causas por las que el Ejecutivo mexicano dimitió presentarse en las actividades a realizarse por todos los jefes de Estado de América Latina, manifestando su solidaridad a los no invitados, junto con otros países de la misma zona del mundo; de alguna manera, razonable o no, se cuidaron algunas de las formas diplomáticas al enviar al canciller mexicano en representación del presidente.


En esta concatenación de ideas, se dice que la presencia de Marcelo Ebrad en la cumbre tiene mucho que ver para posicionarlo en el camino de las futuras elecciones del 2024. Desde esta perspectiva se entiende, además, la presencia del representante presidencial como un requisito indispensable de asistencia, al no contar con la autoridad suficiente para tomar decisiones, en caso de ser necesario, obvio sin restarle el mérito, por su capacidad de negociación, al titular de la Relaciones Exteriores de México.


También han existido menciones respecto del trato hacia los países en cuestión, sin tratarse de manera exclusiva en esta cumbre, pues las diferencias entre gobiernos están basadas en tiempos remotos, por ejemplo, el bloqueo económico hacia Cuba, así como la resistencia de Venezuela a someterse al ejercicio de autoridad y poder pretendido por el vecino país del norte.


Por otro lado, el desconocimiento de los intereses particulares, las opiniones se van acomodando en razón de las consecuencias que pudieran surgir por la postura asumida a la negación e inasistencia a un evento donde se tomarían acuerdos cuyo propósito supone el establecimiento de compromisos de mejorar las condiciones de vida de todos los países americanos, incluido México, pues a pesar de ser un buen socio en las relaciones económicas, pueden ser motivo de acciones que atenten, justamente, en la vinculación comercial, agregándole, por ejemplo, algunos aranceles adicionales a los productos mexicanos.


Un escenario más complicado, se presume, lo tienen otros países cuya inconformidad la han hecho manifiesta, sin consideración a las ventajas migratorias que les han permitido los estadounidenses, pudiendo ser limitados en el tránsito de miles de centroamericanos en su afanosa búsqueda de mejorar su nivel de vida, teniendo como única alternativa llegar a los Estados Unidos.


De nada sirvió el mensaje previo de la vicepresidenta, Kamala Harris, donde expresó la obtención de 1.9 mil millones de dólares del sector privado para generar oportunidades económicas en el norte de Centroamérica, como una estrategia del presidente Biden para abordar las causas fundamentales de la migración, específicamente de Guatemala, El Salvador y Honduras; agregando que el total de los compromisos adquiridos, traducidos en dinero, ascienden a más de 3.2 mil millones de dólares.


Finalmente, los desaires de participación y asistencia, la desatención a las temáticas que son importantes para el desarrollo de los pueblos, en especial del cambio climático, los Derechos Humanos, lo relativo a la migración, entre otros tantos temas, por consecuencia, con seguridad, no se alcanzarán los objetivos esperados; quedando la preocupación por lo que pueda ocurrir en el futuro, con base a todo lo realizado y cuestionado en la ya magnificada Cumbre


Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz

Benito Juárez

Bajo un pronóstico basado en diferentes argumentos, la novena Cumbre de las Américas ha sido cuestionada por la comunidad no solo del continente, sino de otras partes del mundo, al haber segregado de la organización y participación a Cuba, Venezuela y Nicaragua, tres países que forman parte del continente; cuestionándose, en una primera instancia, el supuesto contexto democrático que en un sentido estricto debería permear toda la estructura de la organización donde se han realizado foros, plenarias y reuniones, que darían como resultado el acuerdo conjunto para mejorar las relaciones entre los países participantes, así como su economía, particularmente de aquellos cuya situación actual es muy precaria.


Desde luego, como siempre ocurre, la interpretación de las circunstancias e intereses, tal este el caso, permiten la posibilidad de ser cuestionados y criticados, según el criterio de cada quien, algunas opiniones basadas en un aparente pragmatismo, otras llenas de escepticismo y otras basadas en un sentido común que definen la postura radicalizada de los principales actores de la cumbre, especialmente del país anfitrión.


Bajo esta premisa, la interpretación, en apariencia generalizada, define a los Estados Unidos como un país que contradice la postura democrática al negarse a invitar a quienes debieron estar incluidos, dejándolos, además, sin la oportunidad de expresar sus posturas respecto de los temas a tratarse en la Cumbre; sin embargo, en un sentido opuesto, se criticaron las formas de gobierno de aquellos cuya ausencia se justifica, de ser autoritarios y que, en esencia, atentan con los derechos humanos de los ciudadanos, obligándolos a ser parte de un régimen arbitrario e inconsciente de las auténticas necesidades de sus pueblos.


Más allá de esas formas y de la justificación hecha en el discurso inaugural del presidente norteamericano, al asegurar, insistentemente, que justamente basado en los principios democráticos se ha constituido en impulsor y defensor de la misma, asegurando su apoyo solidario para propiciar que la inexistencia de la democracia, refiriéndose a Cuba, Venezuela y Nicaragua, deben tener la obligación de admitirla y practicarla con el apoyo de los EE. UU.


Quizá esta fue una de las causas por las que el Ejecutivo mexicano dimitió presentarse en las actividades a realizarse por todos los jefes de Estado de América Latina, manifestando su solidaridad a los no invitados, junto con otros países de la misma zona del mundo; de alguna manera, razonable o no, se cuidaron algunas de las formas diplomáticas al enviar al canciller mexicano en representación del presidente.


En esta concatenación de ideas, se dice que la presencia de Marcelo Ebrad en la cumbre tiene mucho que ver para posicionarlo en el camino de las futuras elecciones del 2024. Desde esta perspectiva se entiende, además, la presencia del representante presidencial como un requisito indispensable de asistencia, al no contar con la autoridad suficiente para tomar decisiones, en caso de ser necesario, obvio sin restarle el mérito, por su capacidad de negociación, al titular de la Relaciones Exteriores de México.


También han existido menciones respecto del trato hacia los países en cuestión, sin tratarse de manera exclusiva en esta cumbre, pues las diferencias entre gobiernos están basadas en tiempos remotos, por ejemplo, el bloqueo económico hacia Cuba, así como la resistencia de Venezuela a someterse al ejercicio de autoridad y poder pretendido por el vecino país del norte.


Por otro lado, el desconocimiento de los intereses particulares, las opiniones se van acomodando en razón de las consecuencias que pudieran surgir por la postura asumida a la negación e inasistencia a un evento donde se tomarían acuerdos cuyo propósito supone el establecimiento de compromisos de mejorar las condiciones de vida de todos los países americanos, incluido México, pues a pesar de ser un buen socio en las relaciones económicas, pueden ser motivo de acciones que atenten, justamente, en la vinculación comercial, agregándole, por ejemplo, algunos aranceles adicionales a los productos mexicanos.


Un escenario más complicado, se presume, lo tienen otros países cuya inconformidad la han hecho manifiesta, sin consideración a las ventajas migratorias que les han permitido los estadounidenses, pudiendo ser limitados en el tránsito de miles de centroamericanos en su afanosa búsqueda de mejorar su nivel de vida, teniendo como única alternativa llegar a los Estados Unidos.


De nada sirvió el mensaje previo de la vicepresidenta, Kamala Harris, donde expresó la obtención de 1.9 mil millones de dólares del sector privado para generar oportunidades económicas en el norte de Centroamérica, como una estrategia del presidente Biden para abordar las causas fundamentales de la migración, específicamente de Guatemala, El Salvador y Honduras; agregando que el total de los compromisos adquiridos, traducidos en dinero, ascienden a más de 3.2 mil millones de dólares.


Finalmente, los desaires de participación y asistencia, la desatención a las temáticas que son importantes para el desarrollo de los pueblos, en especial del cambio climático, los Derechos Humanos, lo relativo a la migración, entre otros tantos temas, por consecuencia, con seguridad, no se alcanzarán los objetivos esperados; quedando la preocupación por lo que pueda ocurrir en el futuro, con base a todo lo realizado y cuestionado en la ya magnificada Cumbre