/ viernes 6 de diciembre de 2019

Anatomía de lo Social | Mis tres amigos y la Apizaco-Tlaxcala

La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar.

Conde de Rivarol

Sentados alrededor de la mesa, disfrutando ya de una taza de aromático café, nos encontrábamos tres integrantes del grupo, en espera de la llegada de quien faltaba, previo aviso vía “wasap” del ausente, bajo el argumento del exceso en el flujo vehicular por la carretera en la que transitaba, mientras tanto, hacíamos comentarios triviales sobre las declaraciones hechas, en masiva reunión, del presidente, digo triviales, porque poca importancia, según nosotros, merecieron los elogios y justificaciones de un año de Gobierno Federal, inclusive, eran más sobresalientes las “discusiones” sobre qué equipo lograría el campeonato de esta temporada en el futbol mexicano, así como del regalo de fin de año otorgado al club azul-crema, como se le llamó antes al América, por parte del club nuevoleonés, dejándose ganar sin competir realmente.

Ya lo estaremos platicando en otra ocasión -dijo el amigo de la mesura- pues por el momento habremos de interrumpir esta conversación pues ahí viene llegando el amigo que nos faltaba -decía mientras señalaba el acceso del local en donde nos encontrábamos-.

Disculpen la tardanza -comento el recién llegado- pero la verdad el tráfico vehicular es extremo, particularmente de la “Y” hasta el tramo conocido como “El Molinito” cerca de 30 minutos para cruzar ese tramo carretero.

Supongo vienes de Apizaco -le interrumpió el camarada de la holgada posición económica- así es que puedes darnos tu opinión respecto a la magna obra que se construye, justo en el tramo donde tu señalas, y que traerá grandes beneficios para Tlaxcala, no solo por la facilidad de trasladar cualquier tipo de productos a diferentes partes del centro del país, así como la rapidez en la circulación, creo que nadie, cuando menos de los que estamos aquí, nos lo hubiéramos imaginado, pues nos tocó conocer ese ruta cuando solo era de dos carriles, obvio, este es un logro más de nuestro gobierno.

Espera un momento -lo atajó el amigo cuestionado- deja tus adulaciones y mejor has una evaluación de la obra que tu magnificas, en primer lugar -prosiguió- esa carretera fue etiquetada presupuestalmente por el gobierno federal en el sexenio pasado, es decir, nada de lo que tu señalas pertenece al presente: por otro lado, el tiempo en el que supuestamente se iban a concluir esas ampliaciones carreteras, se habían agendado para este año, y si llegas a pasar por ahí te podrás dar cuenta que falta mucho para eso, así es que guarda tus elogios para otra ocasión.

Bueno, tal vez tengas razón -le quitaron la palabra- pero no puedes negar de las grandes ventajas que se tendrán cuando se concluya esa obra, insisto, tiempo y dinero se ahorrarán por el uso de esa moderna vía de comunicación, tiene tantos carriles que se evitaran conflictos vehiculares, inclusive si ocurriera alguna descompostura, se tendrá el espacio suficiente para cualquier reparación sin necesidad de interrumpir la circulación.

¡Ah! que mi amigo tan “singular” -le refutaron- con mucha ligereza percibes las cosas, y te aclaro, estoy convencido de las necesidades de trasformación y adecuación que la modernidad nos exige, sin embargo, también es importante hacer notar las deficiencias, o errores, que se encuentran en las cosas, más cuando son y serán de uso colectivo.

Permítanme interrumpirlos -dijo el amigo de la conciliación- Además de la nostalgia por el recuerdo de esa carretera de dos carriles, y el mínimo flujo vehicular, quiero comentar, respecto de la “nueva carretera” que no solo habrá beneficios, porque seguro así será, sin embargo, me parece también habrán de ocurrir, algunos hechos graves como el trágico accidente ocurrido hace unos días y donde perecieron algunas personas, ojalá se pueda concientizar a la gente sobre la importancia de extremar precauciones y evitar otros percances, que, pareciera, colateralmente aparecen junto a la modernidad.

Permitiéndome hacer uso de la voz -les dije-, tiempo y espacio nos faltarán para ver la obra concluida, mejor cambiemos de tema y pidamos otra taza de café, con la aprobación de todos así lo hicimos y, en consecuencia, seguimos disfrutando la mutua compañía…

La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar.

Conde de Rivarol

Sentados alrededor de la mesa, disfrutando ya de una taza de aromático café, nos encontrábamos tres integrantes del grupo, en espera de la llegada de quien faltaba, previo aviso vía “wasap” del ausente, bajo el argumento del exceso en el flujo vehicular por la carretera en la que transitaba, mientras tanto, hacíamos comentarios triviales sobre las declaraciones hechas, en masiva reunión, del presidente, digo triviales, porque poca importancia, según nosotros, merecieron los elogios y justificaciones de un año de Gobierno Federal, inclusive, eran más sobresalientes las “discusiones” sobre qué equipo lograría el campeonato de esta temporada en el futbol mexicano, así como del regalo de fin de año otorgado al club azul-crema, como se le llamó antes al América, por parte del club nuevoleonés, dejándose ganar sin competir realmente.

Ya lo estaremos platicando en otra ocasión -dijo el amigo de la mesura- pues por el momento habremos de interrumpir esta conversación pues ahí viene llegando el amigo que nos faltaba -decía mientras señalaba el acceso del local en donde nos encontrábamos-.

Disculpen la tardanza -comento el recién llegado- pero la verdad el tráfico vehicular es extremo, particularmente de la “Y” hasta el tramo conocido como “El Molinito” cerca de 30 minutos para cruzar ese tramo carretero.

Supongo vienes de Apizaco -le interrumpió el camarada de la holgada posición económica- así es que puedes darnos tu opinión respecto a la magna obra que se construye, justo en el tramo donde tu señalas, y que traerá grandes beneficios para Tlaxcala, no solo por la facilidad de trasladar cualquier tipo de productos a diferentes partes del centro del país, así como la rapidez en la circulación, creo que nadie, cuando menos de los que estamos aquí, nos lo hubiéramos imaginado, pues nos tocó conocer ese ruta cuando solo era de dos carriles, obvio, este es un logro más de nuestro gobierno.

Espera un momento -lo atajó el amigo cuestionado- deja tus adulaciones y mejor has una evaluación de la obra que tu magnificas, en primer lugar -prosiguió- esa carretera fue etiquetada presupuestalmente por el gobierno federal en el sexenio pasado, es decir, nada de lo que tu señalas pertenece al presente: por otro lado, el tiempo en el que supuestamente se iban a concluir esas ampliaciones carreteras, se habían agendado para este año, y si llegas a pasar por ahí te podrás dar cuenta que falta mucho para eso, así es que guarda tus elogios para otra ocasión.

Bueno, tal vez tengas razón -le quitaron la palabra- pero no puedes negar de las grandes ventajas que se tendrán cuando se concluya esa obra, insisto, tiempo y dinero se ahorrarán por el uso de esa moderna vía de comunicación, tiene tantos carriles que se evitaran conflictos vehiculares, inclusive si ocurriera alguna descompostura, se tendrá el espacio suficiente para cualquier reparación sin necesidad de interrumpir la circulación.

¡Ah! que mi amigo tan “singular” -le refutaron- con mucha ligereza percibes las cosas, y te aclaro, estoy convencido de las necesidades de trasformación y adecuación que la modernidad nos exige, sin embargo, también es importante hacer notar las deficiencias, o errores, que se encuentran en las cosas, más cuando son y serán de uso colectivo.

Permítanme interrumpirlos -dijo el amigo de la conciliación- Además de la nostalgia por el recuerdo de esa carretera de dos carriles, y el mínimo flujo vehicular, quiero comentar, respecto de la “nueva carretera” que no solo habrá beneficios, porque seguro así será, sin embargo, me parece también habrán de ocurrir, algunos hechos graves como el trágico accidente ocurrido hace unos días y donde perecieron algunas personas, ojalá se pueda concientizar a la gente sobre la importancia de extremar precauciones y evitar otros percances, que, pareciera, colateralmente aparecen junto a la modernidad.

Permitiéndome hacer uso de la voz -les dije-, tiempo y espacio nos faltarán para ver la obra concluida, mejor cambiemos de tema y pidamos otra taza de café, con la aprobación de todos así lo hicimos y, en consecuencia, seguimos disfrutando la mutua compañía…