/ viernes 27 de mayo de 2022

Anatomía de lo social | Mis tres amigos y la imagen urbana de Tlaxcala

No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.

Juan Luís Vives

Después de un breve espacio temporal por motivos de trabajo de alguno de nosotros, esta vez reiniciamos las acostumbradas reuniones de fin de mes para conversar, como siempre lo hacemos, sobre acontecimientos importantes que ocurren no solo en el estado, sino más allá de su territorio. Desde luego, la inagotable fuente e inspiración surge, principalmente, de lo político, de la economía, la salud etc., etc… Lo importante entonces, para nosotros, es hacer evidencia de lo que ocurre en lo cotidiano de la vida, sin menospreciar las experiencias personales de cada uno de nosotros.

Después de este pequeño exordio, ante la llegada de los amigos al lugar de costumbre, nos saludamos con mucha efusividad, el abrazo y el apretón de manos volvieron al ritual de las reuniones, olvidándose por momentos los riesgos de salud impuestos por la pandemia, aunque, en algunos casos, el cuidado todavía sigue vigente; en ese sentido, dijo uno de ellos, ya ni habíamos de usar el cubre bocas, como ya se hace en otros lugares, el peligro se ha minimizado a una muy baja expresión…

Pues será el sereno -le refutaron- pero, creo, debemos mantener un cuidado permanente en cuanto se manifieste una verdadera liberación al comportamiento de las personas, basada en argumentos reales y de aprobación de las autoridades competentes…

Sin terminar el comentario del sí o el no, nos instalamos en los lugares correspondientes y, por supuesto, solicitamos se nos sirviera nuestra deliciosa, aromática y caliente taza de café, como lo ordenan los cánones de los asiduos bebedores de este preciado líquido…

Mientras eso ocurría, el amigo de la inmejorable posición económica inició su comentario diciendo: un éxito ha sido el programa surgido desde el ayuntamiento para mejorar las características de los edificios que forman el centro histórico de nuestra capital, apegándose a las disposiciones establecidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por considerarse zonas protegidas; y bueno -prosiguió-, este programa de imagen urbana permite la participación de los habitantes y comerciantes de esos espacios, y además tendrán un beneficio por el mejoramiento que se les hace a las viviendas…

Espera un momento -lo interrumpió el amigo de las controversias-, tu comentario no es más que para presumir lo que se supone debe hacerse de manera permanente, pero, además, es el buen pretexto para decir que es el dinero que proviene del pago de impuestos que aportan los ciudadanos tlaxcaltecas; te voy a decir, si se hiciera una valoración del costo por metro cuadrado de pintura, entre mano de obra y material, lo “invertido” es una cantidad muy “pobre” en relación a lo recaudado, es más, con lo que se obtiene cada día por concepto de estacionamiento en lugares donde hay parquímetros, se podría pagar no solo lo del centro, sino de toda la ciudad…

Es muy complicado dar una opinión razonable -intervino el amigo de la mesura-, primero, porque, se supone, los cambios a la imagen urbana de la capital, necesaria por tantos daños causados por la realización de manifestaciones que han lesionado esa imagen, es una obligación de las autoridades, en seguida, si se habla de presupuestos, habremos de esperar el informe del presidente para saber cuánto se le asignó a esas tareas de transformación en los edificios del centro de la capital, ahora, sin restarle mérito, y aunque parezca contradictorio, pues ya le hacia falta una “manita de gato” a la ciudad que tanto queremos y que carga con muchos problemas, digo, respecto de su aspecto; criticada por el turismo, diciendo que Tlaxcala ya no es la misma de hace algunos años…

De alguna manera -retomó la palabra quien había puesto el tema- debemos reconocer que es una buena iniciativa, para mí es muy agradable caminar por las calles donde se han hecho las remodelaciones, hasta parece que te sitúas en el pasado, consecuentemente en tus recuerdos…

Te voy a conceder un poco de razón -dijo el amigo de las controversias- por esto de los recuerdos, porque eso, ciertamente e inevitable; sin embargo, hay muchas cosas que hemos platicado y que tienen que ver con esa imagen urbana que se presume, lamentablemente no atendidas por las autoridades correspondientes; por ejemplo, el caos vial, arraigado y mal organizado, primero, alguien con visión ya hubiera hecho una distribución equitativa de los paraderos de las combis, es decir, que no se amontonaran todas las líneas en un solo espacio, como ocurre en la 20 de Nov., que asignaran personal de vialidad para agilizar el tráfico, y no solo un elemento, como se nota cuando por ahí se camina; sobre lo mismo de la vialidad, que arreglen y sincronicen los semáforos, para darle fluidez al paso de los vehículos; en fin, como otras tantas cosas que afectan la imagen urbana que pretenden mejorar…

Tomando la palabra, el amigo de la ecuanimidad dijo: Hay mucho de razón en tus comentarios, se necesitan autoridades que conozcan de los problemas para poderlos corregir; para eso hace falta que un tlaxcalteca, por la pura emoción de serlo, intervenga para lograrlo, y que además devenguen sus altos salarios con productividad y objetivos logrados, de lo contrario, todo seguirá igual que siempre…

Con poco tiempo y espacio para concluir la conversación, decidimos disfrutar una nueva taza de café…

No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.

Juan Luís Vives

Después de un breve espacio temporal por motivos de trabajo de alguno de nosotros, esta vez reiniciamos las acostumbradas reuniones de fin de mes para conversar, como siempre lo hacemos, sobre acontecimientos importantes que ocurren no solo en el estado, sino más allá de su territorio. Desde luego, la inagotable fuente e inspiración surge, principalmente, de lo político, de la economía, la salud etc., etc… Lo importante entonces, para nosotros, es hacer evidencia de lo que ocurre en lo cotidiano de la vida, sin menospreciar las experiencias personales de cada uno de nosotros.

Después de este pequeño exordio, ante la llegada de los amigos al lugar de costumbre, nos saludamos con mucha efusividad, el abrazo y el apretón de manos volvieron al ritual de las reuniones, olvidándose por momentos los riesgos de salud impuestos por la pandemia, aunque, en algunos casos, el cuidado todavía sigue vigente; en ese sentido, dijo uno de ellos, ya ni habíamos de usar el cubre bocas, como ya se hace en otros lugares, el peligro se ha minimizado a una muy baja expresión…

Pues será el sereno -le refutaron- pero, creo, debemos mantener un cuidado permanente en cuanto se manifieste una verdadera liberación al comportamiento de las personas, basada en argumentos reales y de aprobación de las autoridades competentes…

Sin terminar el comentario del sí o el no, nos instalamos en los lugares correspondientes y, por supuesto, solicitamos se nos sirviera nuestra deliciosa, aromática y caliente taza de café, como lo ordenan los cánones de los asiduos bebedores de este preciado líquido…

Mientras eso ocurría, el amigo de la inmejorable posición económica inició su comentario diciendo: un éxito ha sido el programa surgido desde el ayuntamiento para mejorar las características de los edificios que forman el centro histórico de nuestra capital, apegándose a las disposiciones establecidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por considerarse zonas protegidas; y bueno -prosiguió-, este programa de imagen urbana permite la participación de los habitantes y comerciantes de esos espacios, y además tendrán un beneficio por el mejoramiento que se les hace a las viviendas…

Espera un momento -lo interrumpió el amigo de las controversias-, tu comentario no es más que para presumir lo que se supone debe hacerse de manera permanente, pero, además, es el buen pretexto para decir que es el dinero que proviene del pago de impuestos que aportan los ciudadanos tlaxcaltecas; te voy a decir, si se hiciera una valoración del costo por metro cuadrado de pintura, entre mano de obra y material, lo “invertido” es una cantidad muy “pobre” en relación a lo recaudado, es más, con lo que se obtiene cada día por concepto de estacionamiento en lugares donde hay parquímetros, se podría pagar no solo lo del centro, sino de toda la ciudad…

Es muy complicado dar una opinión razonable -intervino el amigo de la mesura-, primero, porque, se supone, los cambios a la imagen urbana de la capital, necesaria por tantos daños causados por la realización de manifestaciones que han lesionado esa imagen, es una obligación de las autoridades, en seguida, si se habla de presupuestos, habremos de esperar el informe del presidente para saber cuánto se le asignó a esas tareas de transformación en los edificios del centro de la capital, ahora, sin restarle mérito, y aunque parezca contradictorio, pues ya le hacia falta una “manita de gato” a la ciudad que tanto queremos y que carga con muchos problemas, digo, respecto de su aspecto; criticada por el turismo, diciendo que Tlaxcala ya no es la misma de hace algunos años…

De alguna manera -retomó la palabra quien había puesto el tema- debemos reconocer que es una buena iniciativa, para mí es muy agradable caminar por las calles donde se han hecho las remodelaciones, hasta parece que te sitúas en el pasado, consecuentemente en tus recuerdos…

Te voy a conceder un poco de razón -dijo el amigo de las controversias- por esto de los recuerdos, porque eso, ciertamente e inevitable; sin embargo, hay muchas cosas que hemos platicado y que tienen que ver con esa imagen urbana que se presume, lamentablemente no atendidas por las autoridades correspondientes; por ejemplo, el caos vial, arraigado y mal organizado, primero, alguien con visión ya hubiera hecho una distribución equitativa de los paraderos de las combis, es decir, que no se amontonaran todas las líneas en un solo espacio, como ocurre en la 20 de Nov., que asignaran personal de vialidad para agilizar el tráfico, y no solo un elemento, como se nota cuando por ahí se camina; sobre lo mismo de la vialidad, que arreglen y sincronicen los semáforos, para darle fluidez al paso de los vehículos; en fin, como otras tantas cosas que afectan la imagen urbana que pretenden mejorar…

Tomando la palabra, el amigo de la ecuanimidad dijo: Hay mucho de razón en tus comentarios, se necesitan autoridades que conozcan de los problemas para poderlos corregir; para eso hace falta que un tlaxcalteca, por la pura emoción de serlo, intervenga para lograrlo, y que además devenguen sus altos salarios con productividad y objetivos logrados, de lo contrario, todo seguirá igual que siempre…

Con poco tiempo y espacio para concluir la conversación, decidimos disfrutar una nueva taza de café…