/ lunes 18 de diciembre de 2023

Fiestas... ¿felices? ¡Sí!

Llegó diciembre y con ello las prisas, los reencuentros, los deseos de bienestar, de felicidad y amor. La mayoría de las personas disfrutan mucho estas fechas, pero hay otras a quienes los recuerdos, añoranzas o inclusive sin razón aparente, entran en modo tristeza y depresión. Sin embargo, aún con la mejor actitud, a veces ese deseo que tanto recibimos de pasarla bien y con alegría y plenitud no se conquista.

Así pues, ¿cómo hacer para contribuir a nuestra propia felicidad? las siguientes recomendaciones funcionan siempre, ojalá sean significantes, de apoyo e interés. ¡Van!

Establece límites personales. Los límites no son para regular la conducta de otros, eso es simplemente la utopía del poder de controlar a los demás, cosa que no sucede jamás, es frustrante y genera resentimiento. Los límites son para dejar claras las fronteras que no quieres que los demás crucen, expresando nuestras necesidades y deseos de forma honesta y respetuosa, pero siempre firme. Los límites te ayudan a mantenerte cómodo, a salvo y seguro (a).

Acepta tu imperfección. No existen seres humanos perfectos. Somos imperfectos, pero eso no significa que estemos defectuosos. La imperfección nos lleva a cometer errores, a recomenzar, a afrontar consecuencias de malas decisiones. Acepta que como ser humano tendrás fallos y no te sobre exijas. Acéptate tal cual. Eres una creación a imagen y semejanza del ser superior y así como una gota de mar no es el mar, pero lo contiene, así no somos Dios, pero lo contenemos. De los 7,600 millones de habitantes vivos en el planeta, los que ya vivieron y los que vendrán, nadie, nadie será igual a ti. ¡Eso es milagroso! solo imagina que de verdad fueses perfecto (a). Sería aburridísimo no poder aprender nada nuevo, evolucionar, ser mejor. Así que a aceptarse con amor y bondad por uno mismo.

Trátate bien. Somos expertos en dar lecciones sobre cómo se debe tratar a los demás. La cortesía, bondad, generosidad, puntualidad…todo eso lindo que procuramos para la familia, amigos y compañeros de trabajo, también aplica a una misma (o). ¿Has observado cómo te diriges a ti misma (o) por ejemplo cuando te equivocas? ¿Qué te dices? Esa palabrota en la que pensaste, seguro. Pues no, se vale hablarte con cariño y decir: ya nos equivocamos, pero ahí vamos otra vez, ¡ánimo! a la otra lo logramos. Así, háblate en voz alta con toda la educación que esperarías de otra persona. El inconsciente no sabe de bromas. Si te auto humillas, así se comportará frente a los demás. El amor propio comienza por tratarte bien.

Busca el perdón. Perdonar no es aceptar o justificar la conducta que te hizo daño, perdonar es una decisión voluntaria y consciente, que nos libera de sentimientos negativos, como el rencor, resentimiento, enojo, dolor. Lo que pasó sí pasó y claro que te dañó, pero la forma en que lo sigues procesando, está hoy en tu alma y no en la del victimario. Hazlo por tu paz y armonía interior. Busca herramientas para perdonar. Por cierto, perdónate a ti misma (o) y si causaste daño a alguien y una disculpa no ocasiona más dolor a quien lastimaste, con humidad pide perdón. El perdón es liberador.

Espiritualidad. Ninguna cultura a lo largo de los siglos ha vivido sin espiritualidad. Los romanos, griegos, incas, mayas, aztecas, chinos, etc., tuvieron divinidades. La espiritualidad es una dimensión del ser humano que opone lo material con el alma y que se relaciona con la trascendencia del ser. El concepto se refiere al vínculo entre el ser humano y un poder superior. Cuando más necesitamos amor, apoyo, cuando la vida se complica, saber que un ser superior te acompaña, da humildad y con ello, se abren opciones de solución. Los soberbios nunca serán felices.

Algunas técnicas para evitar conflictos: cuando sientas que estás por perder el control, pon distancia diciendo: ahora estoy enojado (a) y no quiero decirte algo grosero. Me voy a ir y regreso al rato; respira profundo en 4 segundos, sostén la respiración 4 segundos y exhala por la nariz en otros 4 segundos. Hazlo al menos tres veces. Piensa que lo que de la boca sale, del corazón proviene. Esa persona tiene problemas que tú seguramente desconoces. Sé empático (a) sin juzgar.

Ahora algunas técnicas para generar neurotransmisores de amor y felicidad: medita al menos 10 minutos al día, haz ejercicio; y, sonríe mucho. Cuando sonríes enseñando dientes y con la arruguita en el ojo, el cerebro entiende que debe estar feliz. Abraza y déjate abrazar y da gracias al levantarte y acostarte. Elige 3 cosas por la mañana y 3 por la noche para agradecer por tu vida y las bendiciones que a diario recibes. Agradecer eleva el espíritu.


Nos leemos en enero, si Dios permite. ¡Feliz Navidad y mejor 2024!


Llegó diciembre y con ello las prisas, los reencuentros, los deseos de bienestar, de felicidad y amor. La mayoría de las personas disfrutan mucho estas fechas, pero hay otras a quienes los recuerdos, añoranzas o inclusive sin razón aparente, entran en modo tristeza y depresión. Sin embargo, aún con la mejor actitud, a veces ese deseo que tanto recibimos de pasarla bien y con alegría y plenitud no se conquista.

Así pues, ¿cómo hacer para contribuir a nuestra propia felicidad? las siguientes recomendaciones funcionan siempre, ojalá sean significantes, de apoyo e interés. ¡Van!

Establece límites personales. Los límites no son para regular la conducta de otros, eso es simplemente la utopía del poder de controlar a los demás, cosa que no sucede jamás, es frustrante y genera resentimiento. Los límites son para dejar claras las fronteras que no quieres que los demás crucen, expresando nuestras necesidades y deseos de forma honesta y respetuosa, pero siempre firme. Los límites te ayudan a mantenerte cómodo, a salvo y seguro (a).

Acepta tu imperfección. No existen seres humanos perfectos. Somos imperfectos, pero eso no significa que estemos defectuosos. La imperfección nos lleva a cometer errores, a recomenzar, a afrontar consecuencias de malas decisiones. Acepta que como ser humano tendrás fallos y no te sobre exijas. Acéptate tal cual. Eres una creación a imagen y semejanza del ser superior y así como una gota de mar no es el mar, pero lo contiene, así no somos Dios, pero lo contenemos. De los 7,600 millones de habitantes vivos en el planeta, los que ya vivieron y los que vendrán, nadie, nadie será igual a ti. ¡Eso es milagroso! solo imagina que de verdad fueses perfecto (a). Sería aburridísimo no poder aprender nada nuevo, evolucionar, ser mejor. Así que a aceptarse con amor y bondad por uno mismo.

Trátate bien. Somos expertos en dar lecciones sobre cómo se debe tratar a los demás. La cortesía, bondad, generosidad, puntualidad…todo eso lindo que procuramos para la familia, amigos y compañeros de trabajo, también aplica a una misma (o). ¿Has observado cómo te diriges a ti misma (o) por ejemplo cuando te equivocas? ¿Qué te dices? Esa palabrota en la que pensaste, seguro. Pues no, se vale hablarte con cariño y decir: ya nos equivocamos, pero ahí vamos otra vez, ¡ánimo! a la otra lo logramos. Así, háblate en voz alta con toda la educación que esperarías de otra persona. El inconsciente no sabe de bromas. Si te auto humillas, así se comportará frente a los demás. El amor propio comienza por tratarte bien.

Busca el perdón. Perdonar no es aceptar o justificar la conducta que te hizo daño, perdonar es una decisión voluntaria y consciente, que nos libera de sentimientos negativos, como el rencor, resentimiento, enojo, dolor. Lo que pasó sí pasó y claro que te dañó, pero la forma en que lo sigues procesando, está hoy en tu alma y no en la del victimario. Hazlo por tu paz y armonía interior. Busca herramientas para perdonar. Por cierto, perdónate a ti misma (o) y si causaste daño a alguien y una disculpa no ocasiona más dolor a quien lastimaste, con humidad pide perdón. El perdón es liberador.

Espiritualidad. Ninguna cultura a lo largo de los siglos ha vivido sin espiritualidad. Los romanos, griegos, incas, mayas, aztecas, chinos, etc., tuvieron divinidades. La espiritualidad es una dimensión del ser humano que opone lo material con el alma y que se relaciona con la trascendencia del ser. El concepto se refiere al vínculo entre el ser humano y un poder superior. Cuando más necesitamos amor, apoyo, cuando la vida se complica, saber que un ser superior te acompaña, da humildad y con ello, se abren opciones de solución. Los soberbios nunca serán felices.

Algunas técnicas para evitar conflictos: cuando sientas que estás por perder el control, pon distancia diciendo: ahora estoy enojado (a) y no quiero decirte algo grosero. Me voy a ir y regreso al rato; respira profundo en 4 segundos, sostén la respiración 4 segundos y exhala por la nariz en otros 4 segundos. Hazlo al menos tres veces. Piensa que lo que de la boca sale, del corazón proviene. Esa persona tiene problemas que tú seguramente desconoces. Sé empático (a) sin juzgar.

Ahora algunas técnicas para generar neurotransmisores de amor y felicidad: medita al menos 10 minutos al día, haz ejercicio; y, sonríe mucho. Cuando sonríes enseñando dientes y con la arruguita en el ojo, el cerebro entiende que debe estar feliz. Abraza y déjate abrazar y da gracias al levantarte y acostarte. Elige 3 cosas por la mañana y 3 por la noche para agradecer por tu vida y las bendiciones que a diario recibes. Agradecer eleva el espíritu.


Nos leemos en enero, si Dios permite. ¡Feliz Navidad y mejor 2024!